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ELECCIONES MUNICIPALES CÓRDOBA 2019

El horizonte municipal en Córdoba tras el 28-A

Los resultados de las generales dejan una batalla por la Alcaldía muy reñida, con sello propio, abocada a los pactos y con el PP tocado y el PSOE con ventaja

Bellido muestra un gráfico ante Isabel Ambrosio y Pedro García en el Pleno del Debate del Estado de la Ciudad VALERIO MERINO

F. J. Poyato

El horizonte que han dejado las pasadas elecciones generales no parece nada halagüeño para las aspiraciones del PP para recuperar la Alcaldía de Córdoba en los próximos comicios locales, a 26 días vista. La victoria socialista en la capital el domingo (con los peores datos de su formación en el conjunto de la provincia) por seis puntos de diferencia (once mil votos), la aproximación de Ciudadanos a los confines del Partido Popular (apenas tres mil votos de diferencia) y el factor corrector de Vox ponen en solfa el papel de favorito de José María Bellido (alcaldable popular) a lograr el bastón de mando.

Si se acude a una extrapolación de los datos del 28-A, empleando un simulador de escaños de la Ley D’Hont , la fotografía sería la siguiente de cara al futuro Pleno: el PSOE obtendría 8 concejales y ganaría las elecciones, le seguirían PP y Ciudadanos en un pañuelo y con 6 ediles cada uno; Unidas Podemos (Izquierda Unida y Podemos), con 5 y cerraría la formación de Santiago Abascal con 4 concejales.

Varias salvedades sobre este resultado. La extrapolación se hace con una participación récord del 75 por ciento en los pasados comicios generales -cuando históricamente las municipales acumulan más abstención- y con la concurrencia de IU y Podemos en una confluencia que el próximo 26 de mayo no existirá y, por ende, tendrá sus efectos. Amén de que el enfoque de los electores sobre sus ciudades, lo más cercano y concreto, suele incluir alguna variación a la hora de acudir a las urnas. La única lectura que valdría de este ejercicio es que no va a haber un partido que gane con holgura y los porcentajes estarán muy apretados.

Hay preocupación en el PP , aunque intentan disimularla agarrándose a indicios interpretables. Hay optimismo contenido en el PSOE, con la incógnita de si la ola de Pedro Sánchez y sus buenos resultados llegará hasta el primer fin de semana de la Feria en honor a Nuestra Señora de la Salud. ¿Qué hubiera pasado si el líder de los socialistas hubiera propiciado un «súperdomingo» electoral uniendo las generales y locales...? Y hay incertidumbre entre frentes distintos: ¿seguirá Ciudadanos su progresión casi aritmética en cuatro años hasta el punto de sobrepasar al PP en Córdoba? ¿mantendrá Vox el apoyo de las dos últimas citas con las urnas con dispar efecto? ¿perjudicará o beneficiará al PSOE la fragmentación de la izquierda, que concurrirá con tres listas diferentes de IU, Ganemos en Común Córdoba y Podemos...?

Claves de lo que está por venir

La anterior extrapolación no permite que el bloque de izquierdas sume los 15 concejales que dan la mayoría absoluta; y, por contra, PP, Ciudadanos y Vox llegarían a 17. «Hay que intentar mantener la tensión en los 106.000 votantes que las tres fuerzas del bloque de derechas han sumado en las generales», comenta una voz autorizada en el PP de Córdoba. «El miedo ha cambiado de acera», recalca.

¿Qué claves, pues, hay que tener en cuenta para lo que está por venir? La participación es la primera de ellas. El análisis de las diferentes elecciones en el municipio cordobés demuestra que las generales son las que concitan mayor número de papeletas. En el caso, además, del pasado domingo, con unos datos muy elevados (75,2%), dieciocho puntos por encima de las últimas municipales de 2015 (57,1%). Quiere esto decir que el próximo 26 de mayo es probable que esos niveles tan altos de participación bajen en al menos diez o quince puntos .

Pleno del Ayuntamiento de Córdoba

¿A quién puede ayudar? Hay opiniones para todos los gustos. Desde el voto fiel de la derecha y más necesitado tras el varapalo del 28-A, hasta el voto útil de la izquierda hacia Isabel Ambrosio ante una fragmentación de las otras fuerzas de este espectro, en un caso que sería análogo a lo sucedido con Vox, Cs y PP en España. La capacidad de movilización, o mejor dicho, la retención de votantes y la lucha contra la desmovilización por la proximidad de citas con las urnas supondrán un acicate importante.

Otro factor apunta directamente al PP . Desde las municipales de 2011, en las que obtuvo por única vez mayoría absoluta en democracia, y hasta el domingo, ha perdido la mitad de sus votos: de 80.000 a 40.000. De ganar entonces en los diez distritos electorales de la ciudad, a hacerlo sólo en cuatro ahora , y frente a un PSOE que ha pasado en ese tiempo de no hacerlo en ninguno a llevarse el gato al agua en cinco. Además, en las dos últimas contiendas se ha quedado estancado en el 20%-23% de los sufragios cuando ha llegado a tener casi el 50%.

Los populares siempre han jugado hasta ahora con un suelo de voto fiel. Le ha ocurrido desde que Rafael Merino ganó en 1995 y gobernó sin el acuerdo entre PSOE e Izquierda Unida. Incluso en la década dorada del «rosismo». La llegada de Cs primero, la de Vox después y el desgaste por los casos de corrupción a nivel general o el formato de partido más centrado o más volcado a la derecha lo ha roto.

Bellido cuenta con el Centro comercial, el distrito Norte, parte de Poniente y algunas zonas de la Axerquía. Pero el partido ha perdido Poniente Sur (Ciudad Jardín) y el arco Levante-Sureste desde Fátima hasta la Fuensanta, donde los socialistas han recuperado el terreno perdido. De igual forma, se ven acosados por Vox en sus nichos intocables (Centro y zona Norte) y Ciudadanos les adelanta en aquellos distritos donde vence el PSOE (muy populosos o con edad media joven) y también se aproxima en sus feudos de siempre. Aún así resiste, vence en cuatro distritos y es la cuarta capital andaluza donde mejor dato ha obtenido el PP.

Ambrosio: moderación y voto útil

Las miradas están puestas ahora en Isabel Ambrosio , que sale reforzada del contexto electoral. Sus colaboradores dicen manejar sondeos internos que le dan la victoria, mientras que sus preferencias «inconfesables» pasarían por soltar la alianza con Izquierda Unida y el bloque de Ganemos-Podemos y acercarse a Ciudadanos si las matemáticas lo permite. Un pacto de rabiosa actualidad, además, en el plano nacional, que cala más abajo. La frase del diputado electo de la formación naranja por Córdoba, Marcial Gómez, ayer es clara al respecto: «En lo local priman las personas y proyectos de ciudad, por lo que Cs no se cierra a pactar con el PSOE en los municipios de la provincia».

La actual alcaldesa llega a las elecciones con los mejores datos electorales del PSOE en Córdoba capital y la aspiración de convertirse en la referencia de una izquierda dividida, de ahí sus llamadas ayer mismo al voto útil: «Pido una gran mayoría para parar a las derechas y que Córdoba no vuelva hacia atrás» .

Su discurso enfoca ya una vertiente izquierdista, apelando a que en estos cuatro años «Córdoba ha sido capaz de superar el desencanto y el retraso generado por las políticas de recortes y pérdidas de derechos que impuso el PP en el Ayuntamiento durante el anterior mandato», a la par que reivindica el «gobierno de progreso» que ha liderado este tiempo en el que «Córdoba está mejor».

Pedro García conversa con Alba Doblas en un Pleno VALERIO MERINO

La fragmentación de sus actuales socios le da alas a Ambrosio para presentarse como la única alternativa de la izquierda de cara al 26 de mayo, habida cuenta además lo sucedido a escala general con Unidas Podemos y el trasvase a Sánchez. Elude el contacto con los medios para no errar y ha suavizado su discurso tomando distancia de su acompañante de gobierno, Pedro García (IU), en polémicas medidas como el callejero de la memoria histórica -aprobado por ambos-, la moratoria de permisos a pisos turísticos o la ordenanza de licencias, prometida sin éxito.

Entre tanto, los partidos de ese bloque dividido también han empezado a jugar sus cartas. Tres bocas para un mismo nido. Frustrada una segunda coalición (la primera vez fue en los comicios de 2015), Pedro García y su aparato han emprendido su carrera de «logros» dando una sensación de gestión en pocas semanas para solapar lo que ha sido un anquilosamiento de cuatro años.

Desde Ganemos en Común Córdoba ayer mismo también se desmarcaban de esa política de «postureo». Con respecto a la «satuación turística del Casco» aducían que «lo que ha hecho Pedro García una vez más es un proceso negligente que persigue dar la sensación de que se está haciendo algo y que tiene una posición favorable a frenar este proceso de turistificación», señaló Rafael Blázquez. Podemos se suma a este trío para intentar sacar cabeza. La múltiple concurrencia puede ser penalizada por la normativa electoral, un factor que puede acabar siendo definitorio.

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