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TRIBUNALES

Interior libera a tres etarras que estaban en la cárcel de Córdoba y acerca uno a Logroño en solo tres meses

Cuatro presos de la banda armada continúan en Córdoba como «FIES» a la espera de ser trasladados

El etarra Iñaki Alonso Rubio recibido por familiares y amigos a la salida del centro penitenciario de Alcolea ETXERAT

P. García-Baquero

La puesta en libertad del preso de ETA Ibon Muñoa Arizmendiarrieta, exedil de HB condenado por su complicidad en el asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco , el pasado domingo tras abandonar el centro penitenciario de Córdoba , es la tercera del ultimo trimestre. A estas medidas de libertad por orden del Ministerio de Interior se le suma el acercamiento a las cárceles del País Vasco de otro etarra este verano.

En el caso de Muñoa Arizmendiarrieta, según informaba de su liberación la asociación de familiares de presos de ETA, Etxerat, condenado en 2003 por la Audiencia Nacional a 33 años de prisión como cómplice del secuestro y asesinato de Blanco , la sentencia consideró probado que Muñoa alojó en su casa y ofreció su vehículo a los autores materiales del crimen, Irantzu Gallastegui, Francisco Javier García Gaztelu y José Luis Geresta.

El segundo caso. Apenas tres meses antes, a finales del pasado mes de junio, el turno le llegaba a su «colega» Xabin Usandizaga , que abandonaba la prisión de Córdoba 23 años después de ser encarcelado, entre otros crímenes, por su participación en el secuestro de Ortega Lara . Una serie de «redenciones», como el estudio de Filología Hispánica dentro de la cárcel, le permitieron recuperar la libertad con antelación .

Igualmente, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, ponía los últimos días del mes de agosto también en libertad a Iñaki Alonso Rubio -de padres granadinos que emigraron al País Vasco- y que reunía varias condenas, una de ellas por amenazar de muerte al ex juez Baltasar Garzón durante un juicio en 1997 en el que se juzgaba un delito de intento de atentado con explosivos. Alonso Rubio que fue condenado a 89 años por un asesinato, salió en libertad de la prisión de Córdoba tras pasar en el sistema penitenciario 25 años . Estaba considerado como uno de los duros de ETA, al que en Interior consideran amigo íntimo de Iñaki de Juana Chaos . Este caso sería el tercero desde el mes de junio de presos de Córdoba que son puestos en libertad.

A la salida de prisión, Alonso Rubio era recibido por un grupo de familiares y amigos con pancartas de «S.O.S Aislamiento» y varias banderas con lemas en apoyo a los presos de ETA, publicada en la página web Etxerat, de familiares de presos etarras.

A este reguero de cambios extraordinarios en la situación penitenciaria de los etarras en Córdoba auspicida por el Gobierno de Pedro Sánchez, se suma la decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que autorizó a finales del pasado mes de julio el traslado del etarra Gorka Vidal Álvaro desde la cárcel de Córdoba a la de Logroño , en la política del Gobierno de acercamiento de etarras al País Vasco.

En el caso de Vidal Álvaro, hay que recordar que fue detenido en 2004 junto con Izkur Badillo cuando transportaban en una furgoneta 536 kilos de explosivos ( 506 de cloratita y 30 de dinamita ) con la que planeaban cometer un atentado en Madrid de forma inminente, en lo que se llegó a denominar « Caravana de la muerte ».

Vidal Álvaro ingresó en prisión el 4 de marzo de 2004 y tiene una condena de 20 años por colaboración con banda armada , tenencia de armas y estragos. Instituciones Penitencias recordaba en esa nota del pasado mes de julio que este etarra cumplió tres cuartas partes de la pena en febrero de 2019, «ha aceptado la legalidad penitenciaria y participa en actividades programadas , por lo que la Secretaría General ha resuelto progresarlo a segundo grado».

El centro penitenciario de Alcolea en Córdoba aún mantiene entre sus muros, en el módulo de delincuentes peligrosos e integran el Fichero de Interior de Especial Seguimiento (FIES) a cuatro etarras más, -la mitad de los que había el pasado mes de junio- sin que hasta el momento, hayan aprobado su traslado o paso al segundo grado.

En este listado de etarras que Interior mantiene en el centro penitenciario de Alcolea están:

1- Francisco Gagalla Ruiz : condenado a 346 años de prisión por el brutal atentado que le costó la vida al sargento del Ejército Miguel Ángel Ayllón el 20 de mayo de 1996 en la avenida Carlos III de Córdoba al paso del autobús militar, donde además resultaron heridos otros dos militares y un matrimonio que pasaba en el momento del atentado. El terrorista formó parte del Comando Andalucía a mediados de los 90 y fue el responsable de trasladar el material necesario para ejecutar el atentado.

2- Igor Portu Juanena : condenado por la Audiencia Nacional junto a los etarras Mattín Sarasola y Mikel San Sebastián a 20 años de prisión por un delito de estragos, a 60 años por dos delitos de asesinato y a 20 años por cada uno de los 48 asesinatos terroristas en grado de tentativa, por el atentado contra la Terminal 4 del aeropuerto madrileño de Barajas, en el que murieron dos personas y que saltó por los aires la tregua declarada por ETA unos meses antes con el Gobierno de Zapatero. Los tres etarras cumplirán una condena efectiva de 40 años de condena.

3- Jon Kepa Preciado : condenado a 377 años de cárcel por atentar con una bomba contra la concejal socialista de Portugalete Esther Cabezudo el 22 de febrero de 2002. Por los hechos que cometió un año después, la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le condenó a 54 años de prisión por la colocación el 1 de julio de 2003 de un coche-bomba frente a la sede de la compañía Iberdrola en Bilbao. El artefacto, dotado de un sistema trampa preparado para estallar en el momento en que los artificieros lo manipularan, llevaba la inscripción «Comeros esta, cabrones».

4- Xabier Pérez Aldunate : este etarra no recibió a tiempo el rifle para disparar contra Don Juan Carlos en la Semana Santa de 2004, pero su intención estaba clara: acabar con la vida del Rey. Fue condenado a 35 años de prisión por terrorismo. Su actuación como etarra se remonta a abril de 2004 cuando recibió la orden de trasladarse a Palma de Mallorca para realizar vigilancia sobre los lugares frecuentados por el Rey durante su estancia en la Semana Santa. Finalmente, el etarra no pudo llevar a cabo el plan de la organización terrorista, al no recibir el arma con que perpetrar el asesinato del Rey.

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