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Historia

Juan de Ochoa, una huella perenne en la arquitectura de la Córdoba del Renacimiento

Una reciente investigación sitúa a este arquitecto, bajo la sombra de la saga de los Hernán Ruiz, como uno de los más importantes del s. XVI

Fachada del Trascoro de la Catedral, obra de Juan de Ochoa Valerio Merino

Félix Ruiz Cardador

La Córdoba arquitectónica del siglo XVI la atraviesa una gran familia de arquitectos y maestros canteros: los Hernán Ruiz . Ellos han sido, especialmente Hernán Ruiz II , los que han recibido más atención por parte de los historiadores, pero la realidad es que junto a ellos convivieron otros especialistas en un contexto de especial dinamismo constructivo. Entre esos nombres complementarios destaca sin duda el de Juan de Ochoa , un cordobés nacido en 1554 en el barrio de la Catedral , en la collación de Santa María, y que con los años se convertiría en el arquitecto que finalizó el cimborrio y con ello las obras catedralicias que había comenzado en 1523 Hernán Ruiz El Viejo .

Coetáneo de Hernán Ruiz III , De Ochoa recibió durante siglos una atención discreta, aunque por él se interesasen historiadores de la Córdoba contemporánea como Rafael Ramírez de Arellano , en el siglo XIX, o José Valverde Madrid , en el XX. Ha sido sin embargo en el XXI, y más de cuatrocientos años después de su muerte, cuando una clarificadora tesis doctoral del historiador Juan Luque Carrillo ha puesto orden en el legado de este maestro alarife cuya huella se puede ver hoy en espacios fundamentales de la ciudad como la Mezquita-Catedral, la Plaza de la Corredera o el Palacio de Viana .

La investigación de Luque Carrillo no sólo aborda la vida y las numerosas obras de Juan de Ochoa, sino que la contextualiza en un siglo que estuvo marcado por la llegada desde Italia del Renacimiento , que en Córdoba dejaría una honda impronta, y en lo económico y social por los constantes vaivenes. Alude con detalle a un clima intelectual previo en el que destacaron nombres dorados de la cultura cordobesa del periodo, como los eruditos Juan Ginés de Sepúlveda , Fernán Pérez de Oliva o Ambrosio de Morales y artistas como Pablo de Céspedes o Alejo Fernández .

De Ochoa no nació en una familia ajena a estos movimientos creativos, pues era hijo de un cantero de labor estimable, llamado Martín de Ochoa . De él aprendió los rudimentos del oficio, aunque pronto se independizó y comenzó a trabajar por libre.

Crucero de la Mezquita-Catedral de Córdoba Valerio Merino

Recibió en ese periodo la influencia de Hernán Ruiz III, que había heredado los tratados de su padre, el gran Hernán Ruiz II, por lo que era el depositario de lo más brillante del renacimiento andaluz del periodo. Luque Carrillo apunta incluso a la posibilidad de que la primera mujer de Ochoa, que se llegó a casar tres veces, fuese una hermana del segundo de los Hernán Ruiz, lo que demostraría la unión de estos maestros de cantería , algo nada extraño ya que los matrimonios entre personas de familias vinculadas por su oficio eran frecuentes. No hay duda en cualquier caso de que trabajaron juntos en ocasiones, aunque se les suele mostrar a ambos en competencia. Se debe eso a que De Ochoa se quedó en las postrimerías del siglo con las últimas obras del Cabildo Catedralicio en sustitución de Hernán Ruiz III, suceso en el que influyó el carácter complicado que se le atribuye a este último y que enrareció las buenas relaciones los Hernán Ruiz con el Cabildo, que los nombró maestros mayores de la Catedral de forma consecutiva durante décadas.

Obras con su sello

Más allá de estas circunstancias biográficas, lo que queda hoy de Juan de Ochoa es su variado legado arquitectónico. Recibió a lo largo de su vida encargos tantos del Cabildo municipal como del Catedralicio. También de la Diócesis , por lo que su labor se extiende a municipios tanto de Los Pedroches como de la Campiña . En lo que se refiere a la obra civil, uno de sus trabajos más característicos procede de su juventud, cuando diseñó para Luis Gómez de Figueroa la fachada de lo que hoy conocemos como el Palacio de Viana . De Ochoa se encargó también de la Casa del Corregidor de la Corredera , que es hoy Mercado Municipal y Biblioteca, o la Casa de Comedias , sede del Colegio Oficial de Enfermería en la calle Velázquez Bosco . Contribuyó también, en lo que se refiere a la obra hidráulica, a la mejora de históricos molinos como el de la Albolafia o el de Martos .

Su obra principal, como ocurre con todos los arquitectos del periodo, estuvo ligada al ámbito religioso. Especialmente a la Catedral, donde, como ya se dijo, fue el maestro encargado de concluir las obras en el crucero a finales del siglo. También realizó allí obras de gran relevancia como el coro, la portada del trascoro, la capilla de San Marcos, Santa Ana y San Juan Bautista o el lucernario de la Capilla del Sagrario. A todas esas intervenciones se suman otras como las realizadas en el Convento de San Pablo y el de Santa Isabel de los Ángeles de Córdoba capital, en las torres de las iglesias de San Andrés en Córdoba, de San Juan Bautista de Hinojosa del Duque y del Salvador en Pedroche o la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Santaella.

Este amplio abanico de creaciones, tan diversas las unas de las otras, certifican el talento constructivo de Juan de Ochoa y la confianza que mantuvieron hacia él los poderes de su tiempo, tanto civiles como religiosos. Como explica el historiador Juan Luque Carrillo sorprende que «este cantero nunca gozó de un reconocimiento justo a su labor artística, al competir cronológica y estilísticamente con el maestro Hernán Ruiz III, además de otras causas y circunstancias que alentaron su relativo olvido». «Una de ellas fue la destrucción de muchas de sus obras en los últimos siglos», añade.

Por otro lado, la desaparición de la mayoría de sus alzados, diseños y dibujos arquitectónicos «alentó el paulatino empobrecimiento de su personalidad artística , lo que hizo que se ignorara durante mucho tiempo su faceta de dibujante», según explica el historiador. Esta situación la enmienda un trabajo doctoral que ha consistido «en la narración monográfica de este personaje que vivió en la Córdoba de la segunda mitad del siglo XVI, un trabajo necesario para esclarecer la verdadera personalidad artística del maestro y su aportación a la arquitectura renacentista cordobesa ».

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