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CULTURA

Limpieza del alma y conspiraciones palaciegas en los baños de la Córdoba omeya

La Real Academia explica en unas jornadas la importancia de estos recintos, más de 4.000 en la Córdoba musulmana

Visita a una vivienda con restos de baños árabes en la jornada de la Real Academia de Córdoba RAFAEL CARMONA

Félix Ruiz Cardador

Cuentan los viejos historiadores que la Qurtuba musulmana que en el momento de máximo esplendor del califato andalusí llegó a tener casi 4.000 baños entre privados y públicos . Un número que los historiadores actuales ponen en duda por su enorme magnitud, pero que demuestra, sea más o menos exacto, la importancia que estas instalaciones tuvieron en la vida cotidiana de la urbe. Su finalidad principal fue la higiene, que en la cultura andalusí iba ligada a un precepto socioreligioso que unía la limpieza del alma con la del cuerpo . Pero también fueron lugar de interacción social y escenario de oscuras conjuras , algunas tan sangrientas y destacadas como el asesinato de dos califas . Se puede decir así que la intrahistoria de la vieja Qurtuba no se podría conocer sin sus baños árabes , de los que han quedado vestigios como los Baños Califales del Campo Santo de los Mártires . Todos ellos tienen además su continuidad en la Córdoba de hoy gracias a negocios como los baños Hamman, situados en Corregidor Luis de la Cerda, o los de la calle Almanzor , 18.

La historia de estos centros recreativos, de enorme interés, ha llevado hace escasas fechas a la Real Academia de Córdoba a realizar unas jornadas monográficas . Allí se ha puesto al día la información que se tiene de los baños históricos cuyos restos se conservan. Tanto de los ya mencionados Baños Califales del viejo Alcázar musulmán, que fueron excavados en los años 60 del pasado siglo y ahora son visitables bajo gestión de la Junta, como de los que había en la siempre refulgente Medina Azahara . Completan la nómina cordobesa los baños de la Pescadería, los de San Pedro o los de Santa María , cuya historia y situación actual se abordó. Y también hubo referencias a otros que aparecen en las crónicas pero cuyos vestigios nunca han aparecido, como los que se supone que hubo en el Fontanar o en la Arruzafa , quizá en la zona hoy conocida como El Bañuelo.

Baños árabes Hamman en la capital cordobesa ABC

El historiador Rafael Fronchoso, secretario del Instituto de Estudios Califales de la Real Academia, fue el encargado de ofrecer una visión general de la historia de estas instalaciones, desde su origen hasta su declive y sin olvidar los usos que se les dieron tras la entrada de las tropas de Fernando III en la ciudad. Cuenta Fronchoso al respecto que el agua siempre fue importante para los musulmanes cordobeses, que desde los primeros tiempos en la península comenzaron a tomar baños, incluso en lugares tan curiosos como los sarcófagos que encontraban del legado romano . También del viejo imperio heredaron las canalizaciones que llegaban de la Sierra , y que ellos utilizaron tanto para surtir a las numerosas fuentes que tenía la ciudad destinadas a las preceptivas abluciones como a los aljibes que se construyeron, entre los que destacan el que impulsó Almanzor en el Patio de los Naranjos. Los musulmanes no se quedaron sin embargo ahí, sino que también perforaron pozos y se fueron refinando hasta construir esa extensa red de baños. « Llego a haber uno de ellos en los 21 arrabales con los que contaba la ciudad », explica Fronchoso.

Las instalaciones se construían en las proximidades de las mezquitas, cerca de las conducciones de agua, y tenían uso segregado para hombres y mujeres . El horario masculino era el de las mañanas, mientras que las mujeres acudían por las tardes. Los baños, tal si fuesen un gimnasio actual puntero, contaban con servicio de masajes, tienda con productos de aseo personal y perfumes y también barbería para salir de allí bien acicalado y con los mejores afeites. Los aristócratas, como suele ocurrir en toda cultura, tenían sus propios baños privados y restringidos, al igual que personajes míticos como el músico Zyryab.

Baños árabes califales del Alcázar de los Reyes Cristianos RAFAEL CARMONA

Pero la gente del común coincidía en los baños públicos sin que se hiciesen grandes distinciones. « Los hombres en el Hamman se parecen todos y se codean con gente que no son sus amigos », se explica en un texto de la época. Su éxito fue tal que incluso se llegaron a escribir tratados como «El libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año», de Muhhamad b. Abd Alláh Ibn al-Jatib. Allí ya se alertaba por ejemplo de que no era aconsejable conducir el agua por tuberías de plomo o de que las personas delgadas no debían abusar del agua caliente y las exudaciones mientras que las gruesas debían cuidarse de las frías. Anticipándose a las protectoras madres del siglo XX y XXI, también se avisaba del riesgo del baño tras las comidas y se recomendaba salir gradualmente del agua caliente para que el cuerpo se aclimatase. De los baños se dice en esta obra que son buenos pues disuelven los humores e incluso se apunta que produce tal alegría la acción de bañarse que allí la gente canta mejor . Tales instalaciones, como al inicio se apuntaba, también tuvieron su historia neblinosa, pues en en ellas, por ser punto de encuentro cotidiano, se urdían tramas políticas y conjuras palaciegas . Ahí está de hecho para los novelistas que quieran desarrollarla la historia sangrienta de estos lugares, pues dos califas cordobeses fueron asesinados en sus baños.

El primero de ellos, Ali Ben Hamud, VI califa y al que acuchillaron tres de sus guardias mientras se tomaba un relajado baño allá por el año 1018 . El segundo, pocos años más tarde, fue el brevísimo Abderramán V, que en los fríos de enero del año 1024 fue asesinado en los hornos de sus baños dicen que por orden de su mayor enemigo, que no era otro que su «amantísimo» primo Mohammad III , proclamado nuevo califa. Tales intrigas palaciegas dan cuenta del colapso que sufrió el califato durante la guerra civil o «fitna» sucedida entre 1009 y 1031 . Dicho conflicto bélico afectó como no podía ser de otro modo al negocio de los baños, que según las fuentes de la época pasaron de ser casi 4.000 a ser sólo 711 .

La entrada de los cristianos a la ciudad en el siglo XIII supuso el final de la historia árabe de estas instalaciones, que aún así fueron reutilizadas por los nuevos moradores .

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