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Pasar el rato

Luz, más luz

Caminamos hacia una sociedad con velas de sebo y candiles

Una mujer pasea por Cruz Conde el pasado 6 de marzo Valerio Merino
José Javier Amorós

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En la hora de su muerte, el gran Goethe pidió a un criado que abriera la ventana. Quería «luz, más luz» para poder trazar todavía unas letras en el aire. «Luz, más luz» pide también Córdoba , una ciudad sufrida y culta, porque se le están emborronando las calles. La oscuridad de Cruz Conde está justificada. Es una calle de derechas. Y para castigarla por su pecado de origen, los dioses del implacable gobierno cordobés, partido por gala en tres, la han condenado a las tinieblas exteriores. Para que los transeúntes fascistas tropiecen varias veces en la misma piedra. Córdoba está volviendo a las sombras, sus habitantes avanzan a tientas por las calles turbias. Caminamos hacia una sociedad de velas de sebo y candiles de aceite. En tu mirada, amor, no hay por el momento más luz que la del teléfono móvil. No te lo lleves, porque «cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras». La Gerencia de Urbanismo , que no da puntada sin hilo ni licencias para construir, podría ordenar la demolición de los edificios, y sustituirlos por árboles y lianas. Para adaptarse al progreso. Nos convertiríamos en nuestros propios antepasados de los grandes bosques. Poco a poco, la oscuridad irá invadiendo las casas . La única ventaja es que desaparecerán la televisión y las redes sociales, y las familias volverán a los juegos recreativos al amor de la lumbre. Una firma al brasero de picón, y la esposa le ahorcará el seis doble al marido, que siempre es preferible a que ahorque al marido. Aunque lo merezca por ser varón. Estas, Fabio, ay dolor , que ves ahora / calles de oscuridad, / mustio comercio, / fueron un tiempo Córdoba famosa.

«Luz, más luz» pide la alcaldesa de Córdoba , y candidata, para alumbrar su propia lista electoral. Alguien trata de suplantar su voluntad de cabeza de ratón. Debe de ser cosa de Pedro Sánchez , que es el dueño del partido e inspirador de los peores comportamientos. Ella es partidaria de Susana Díaz , y quien pierde, debe pagar. Para oscurecerse dignamente no le queda más recurso que desbaratar con brillantez las artimañas de Catilina Sánchez . Podría pasar a la historia de la Retórica con un género discursivo inspirado en las Catilinarias: las Ambrosianas , disertaciones contra el plagiario. He aquí una parte del texto que se propone para la Primera Ambrosiana. El párrafo siguiente es de Cicerón :

¿Hasta cuándo, Pedro Sánchez, vas a abusar de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo aún seremos juguetes de tu desdén? ¿Hasta qué límite llegará tu audacia electoral desenfrenada ? ¿No ves que tu conjuración está descubierta? ¿Crees que alguno de nosotros ignora lo que hiciste en Barcelona, dónde estuviste, con quiénes te reuniste, qué decisión has tomado ? ¡Oh tiempos, oh costumbres! Ahora, padres capitulares, tened en cuenta que Córdoba podría acusarme de ineptitud y de indolencia si no me rebelo. Podría hablar así conmigo: Isabel Ambrosio, ¿qué haces? ¿Permitirás que se salga con la suya al que has demostrado que no respeta a los ciudadanos cordobeses y no conoce el carácter de nuestra ciudad, al que sabes que han votado como general las tropas enemigas: Torra, Rufián, Urkullu, Otegui, Iglesias ? ¿Por qué no te resistes a su arbitrariedad? Estos son los hechos, Sánchez; sal de una vez de Córdoba, deja limpia la política de la ciudad. Ya no puedes permanecer por más tiempo entre nosotros: no lo toleraré , no lo soportaré, no lo permitiré.

Leo que la dulce Isabel ha conseguido su propósito. Como Cicerón. ¡ Oh afortunada Córdoba , que has vivido siendo ella alcaldesa!

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