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ENTREVISTA

«Lo que más me duele es la envidia, con ella se promueve la soledad y el olvido»

Miguel Castillejo ofreció a ABC en julio de 2009 su última entrevista a cuatro años de su marcha de Cajasur

Castillejo en un momento de su entrevista con el director de ABC Córdoba VALERIO MERINO

F. J. POYATO

La impronta de Miguel Castillejo Gorráiz no ha cedido al tiempo. Él es consciente de ello, y persevera en defenderla. Desde su fundación, intenta aquilatar su legado (60.000 libros) y sus discursos, escritos y correspondencia para abrirlo al público. Puede que sus recuerdos de 30 años en Cajasur no estén ahí al completo. Sabedor del eco de sus palabras ruega no hablar de una entidad en una encrucijada que, en cierta manera, ya vivió hace una década.

-¿Quién es hoy Miguel Castillejo ?

-Con una respuesta patrísta, le diría que, primero soy humano, después cristiano y también sacerdote. Ser sacerdote es una gracia del Señor, y por consiguiente he procurado que mi sacerdocio ilumine toda mi existencia, y los años que me queden de vida los dedicaré gustosos al servicio del ministerio que recibí hace 56 años en su doble vertiente de amor a Dios y entrega a mis semejantes, «in eternum».

-¿Cuáles son las sensaciones que tiene a día de hoy, tras cuatro años fuera de la entidad que dirigió durante tres décadas?

-Feliz y contento tras haber culminado mi obra en Cajasur , después de tantos años de trabajo incansable, de días de sufrimiento intentando resolver problemas, muchas veces de difícil solución, cuando no insolubles, con inagotables jornadas de mañana, tarde y noche, sin conocer en ocasiones ni los descansos de fin de semana y siempre con el peso de la responsabilidad. El resumen es de gozo y satisfacción después de una labor que considero bien hecha.

-¿Cuántas personas, tras su salida de la presidencia de Cajasur , han seguido manteniendo el contacto con usted?

-Cuando se trata de personas que integran una sociedad, en general, hemos de reconocer que al limitar una actividad, decrece también la posibilidad de mantener el mismo contacto social que, en unos casos llega a ser más amplio que en otros. En ciertos sectores sociales sigo manteniendo similares relaciones de amistad y colaboración. Hay otro numeroso sector de la sociedad en el que soy muy popular y conocido y creo que, en general, bastante estimado, salvo las lógicas excepciones. Una encuesta de 2002 realizada por Demoscopia reflejaba que en Córdoba me conocía el 92% de los cordobeses y mostraba que tenían hacia mí un sentimiento elevado de admiración y estima.

-¿Las iglesias se llenaban con usted porque era un sacerdote con puesto importante?

-Le voy a dar un testimonio que puede ser fiel reflejo de lo que pretende con esta pregunta. Hace dos domingos fueron a la iglesia de la Merced a imponerme un distintivo la Adoración Nocturna Diocesana tras más de 300 vigilias nocturnas. Cuando estaba de presidente tomé la decisión de desvincularme de muchas actividades sacerdotales porque empecé a notar que buscaban más al presidente de la Caja que al cura.

-¿Entiende que la opinión pública discrepe de que los sacerdotes lideren una caja?

- Entiendo que por prejuicios, a veces interesados, hay personas que se formen esta opinión, si bien la considero totalmente injusta. Si se tratara de dirigir un banco, la figura de un ministro de la iglesia ciertamente sería impropia, además de estar expresamente prohibida por el Derecho Canónico. Pero no podemos olvidar que las Cajas son entidades benéficas, muchas de ellas nacidas de la Iglesia para ayudar a las clases mas desfavorecidas. Por lo tanto, participar o dirigir una fundación benéfica, como esuna Caja -y nadie ha podido demostrar lo contrario-, donde todo es social y de interés público, está ligado al mandato nuevo de Jesucristo del Amor Fraterno. Es más, pienso que la especial condición consagrada del sacerdote, que le obliga a una especial entrega a la Iglesia y a la sociedad, es una nueva garantía. El Concilio Vaticano deja muy claro que el cristiano puede y debe participar en los asuntos terrenales para gloria de Dios y sus semejantes.

-¿Su mayor logro?

-Haber sido el forjador de la moderna Cajasur . Como consecuencia de ello, ha sido posible realizar posteriormente todo un cúmulo de obras sociales, que hubieran sido imposiblessin un sistema financiero autóctono cordobés. Después de mis 28 años de presidente, la Caja pasó de tener un montante de balance de 174 millones de euros en1977 a conseguir en el año 2004 un total de 11.973 millones, y ello sin contar el volumen, también millonario, que aportaba el holding del grupo. Todo este incremento de negocio y beneficios posibilitaron realidades como el Parque Joyero , su pabellón socio-cultural, la conservación del Palacio de Viana ; la puesta en valor del Palacio Episcopal, la restauración de las iglesias fernandinas de Córdoba y una larguísima relación de actividades conseguidas gracias a la Obra Social y Cultural. Ello ha sido posible por mi dilatado mandato y porque se pudo aprovechar la liberalización del sector financiero que se produjo durante los años setenta con Fuentes-Quintana, y que nos dio a todas las cajas la posibilidad de poder crecer. Y de tener que crecer, puesto que aquellas que no lo hicieron, sucumbieron. De 82 cajas de ahorro, sólo quedaron 47.Esta expansión permitió de forma directa que muchas familias tuvieran su sustento a través de Cajasur, al haber aumentado de forma tan espectacular el volumen de negocio y consecuentemente la plantilla. Y de forma indirecta, fueron muchas las familias de empresarios libres, autónomos o empresas auxiliares que alcanzaron una gran prosperidad gracias a Cajasur.

-¿Se arrepiente de alguna gestión a su paso por la Caja?

-Con conciencia clara, no tengo recuerdo de en ningún momento haber realizado ninguna mala gestión. No obstante, como ser humano y limitado en mis posibilidades, soy consciente de que es posible que en estos 28 años de tantas decisiones tomadas, y por muy bien asesorado que haya estado, pudiera haber cometido algunas puntuales incorrecciones, que de ninguna manera habrían sido fruto de mi libre voluntad. Si por alguno de estos posibles errores hubiera podido molestar o dañar a alguna persona, ya he pedido públicamente perdón y vuelvo a hacerlo de todo corazón desde estas páginas.

-Su misión humanística y social, ¿cree que ha pasado desapercibida por todo el foco que le ha acompañado en Cajasur?

-La palabra «foco», tal como la utiliza, ha de referirse forzosamente a toda la entidad. Yo creo que para los más de un millón de usuarios que conforman Cajasur, desde el cuerpo directivo hasta el último cliente, no ha podido pasar desapercibida mi labor humanitaria y social, y al reflexionar sobre ello con coherencia y rectitud, deben valorarla en su justa medida. Y yo creo sinceramente que el pueblo llano lo ha sabido percibir con total claridad.

-¿Duele más el olvido, la soledad o la envidia?

-Lo que más duele es la envidia, porque ella es la actitud viciada con la que se pretende promover la soledad y el olvido. Contra la soledad y el olvido, ese olvido injusto y culpable, existen armas para defenderse. Contra la envidia no hay ninguna.

- ¿Cómo ve el futuro de Cajasur?

-Por favor, prefiero no contestar.

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