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Contramiradas

Nadia Cabello, tonelera: «Lo bonito es que no se pierda la tradición»

La tonelería es un oficio centenario. En Montilla, va asociada al vino. Si hay vino, hay barril. Y ahora abre nuevas y sorprendentes vías de negocio

La tonelera Nadia Cabello ÁLVARO CARMONA
Aristóteles Moreno

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No hay bodega sin vino. Ni vino sin barril. La larga tradición vinícola de Montilla-Moriles se asienta sobre esos dos pilares básicos. De hecho, la tonelería es un viejo oficio que tiene ya tres siglos de vida en esta comarca. Durante décadas la gran demanda de barricas necesitó un batallón de artesanos toneleros. Hoy el oficio ya no exhibe el fulgor de antaño. Y el negocio ha virado radicalmente. Ahora son las destilerías internacionales de whisky o ron quienes reclaman los antiguos barriles de vino para mejorar sus destilados ya que les proporcionan aroma y color. Ahí tienen el dato: el 90 por ciento de la producción de Tonelería del Sur se destina a la exportación , principalmente EE.UU., Asia y Centroeuropa.

Nadia Cabello es hija del fundador y responsable de la cartera exterior de clientes. Nos atiende en un expositor de la empresa en Montilla. Detrás del escaparate, hay barriles pequeños y medianos, pero también otro tipo de objetos manufacturados de madera. En la nave interior, los operarios trabajan a destajo montando barricas. Son las diez de la mañana de un primaveral día de otoño.

—¿La tonelería es cultura?

—Claro. Forma parte de nuestra tradición. Montilla es un pueblo que se ha dedicado siempre a la vid. El vino pasa a las bodegas y se necesita una barrica como recipiente para criarlo.

—Vino y barrica son dos caras de la misma moneda.

—Exacto.

Nadia Cabello (Montilla, 1978) es la segunda generación de una familia de toneleros. Su padre se inició en el oficio con solo 12 años. Y en 1974 montó su propia empresa junto con su hermano. De niña, solo recuerda los continuos viajes de su progenitor para abrir nuevas líneas comerciales . Su futuro profesional, sin embargo, pintaba otro horizonte bien distinto.

Estudió Magisterio y se presentó, sin demasiado éxito, a las oposiciones. Fue justo en ese momento cuando su padre disolvió la firma familiar y puso en marcha Tonelería del Sur . Nadia Cabello se incorporó al proyecto y tomó las riendas del departamento de exportación . La empresa no ha hecho sino crecer desde entonces y hoy dispone ya de cuatro naves y más de una veintena de empleados . «Las destilerías nos piden barriles envinados . Y cuantos más viejos mejor». Ahí está la clave del nuevo y pujante negocio. Envinar los barriles. Ante la escasez de barricas antiguas, fabrican toneles nuevos y los llenan de vino oloroso o amontillado durante uno o dos años para que la madera se vaya macerando . Las barricas envinadas son almacenadas en naves y se les entrega al cliente una vez que las maderas hayan absorbido el oloroso o el amontillado.

—El diccionario recoge un puñado de sinónimos: barriles, barricas, cubas, tinas, botas, mantequeras, toneles, fudres. ¿Se reconoce en estos vocablos?

—Se usan según la zona de España. Una cuba es un barril, igual que una barrica. Para nosotros, la tina es como una bañera donde se echa la uva para pisarla. En La Mancha, le dicen cuba. En Andalucía, barril. En Montilla, la bota es un barril de 500 litros. La media bota, por lo tanto, tiene capacidad de 250 litros. La bordelesa, por ejemplo, se utiliza más en la comarca de La Rioja y tiene capacidad para 225 litros.

«Aquí en Montilla todavía hay bastantes tabernas que venden el vino en barricas»

—Nada menos que el 90 por ciento de vuestra producción se destina para la exportación. ¿Ya no hay demanda interior?

—Muy poca. Suelen pedir para tiendas. Pero para consumo particular, muy poco.

—¿Y las bodegas?

—No compran. No necesitarán, supongo. Lo que sí estamos haciendo es mucha reparación de barriles viejos dañados. Nosotros vivimos ya de la exportación.

—¿Y sueña usted con el 'bag in box'?

—Para nada. El 'bag in box' está destinado a otro tipo de cliente distinto. A nosotros no nos afecta para la venta de los barriles. Tenga en cuenta que aquí también vendemos «tetrabrik».

—Se están haciendo la competencia ustedes mismos.

—Pues sí.

—Antiguamente se veían muchos barriles en bares y tabernas.

—Aquí en Montilla todavía hay bastantes tabernas que venden el vino en las barricas.

—¿Ya no existe la vieja costumbre de tener barriles en las casas?

—Aquí en Montilla sí. Hay mucha gente con barriles pequeños muy viejos. Ymuchos los traen aquí para que se los arreglemos. El barril lo que no quiere es estar vacío. Tiene que estar lleno en sus tres cuartas partes. La madera necesita estar nutrida. Si el barril se queda vacío, la madera se deteriora y se abre. Las duelas no van pegadas. Van a presión con los aros. Si la barrica está nutrida, se mantiene. Si no, se va deteriorando y se acaba abriendo.

–¿El 'bag in box' acabará con la tonelería?

–En absoluto. La demanda es bien distinta.

–¿Qué proporciona el barril que no dé el 'bag in box'?

–El aroma de la madera y el sabor. Nosotros, por ejemplo, trabajamos el roble americano.

–¿Y por qué la madera de roble?

–Es la mejor madera para conservar el vino o los destilados. Es la más manejable y su porosidad es muy buena. Cuando le aplicas la carbonización, depende del grado que le des te va a dar unos sabores u otros.

–¿La tonelería es cosa de hombres?

–Nunca he visto a una tonelera fabricar un barril. Sí he visto a algunas preparar la madera o las duelas, pero no haciendo un barril. Yo me considero tonelera por los conocimientos que tengo.

–La empresa fue fundada en el año 1974. ¿Cuál es el secreto de la supervivencia?

–Sobre todo, la renovación. Nosotros no nos hemos quedado estancados nunca. ¿Qué hace una tonelería normal? Barriles. ¿Y qué puedo hacer yo distinto que no haga otra tonelería? Cambiar la forma de fabricar. Hacerle ver al cliente la diferencia que existe entre un barril viejo y otro nuevo envinado. Nosotros, por ejemplo, diferenciamos los barriles por colores. Si es un barril nuevo, lo distinguimos con el amarillo; si es envinado, con el naranja; y, si es viejo, con el color rojo. También trabajamos la economía circular. Por ejemplo, la viruta de las barricas viejas la reutilizamos para la gastronomía.

«El barril lo que no quiere es estar vacío. Tiene que estar lleno en tres cuartas partes»

–¿Qué queda de la tradición tonelera?

–Ahora hay mucha maquinaria. Antes se usaba el cincel y el martillo para colocar los aros. Ahora utilizamos los pulpos, que es una máquina con brazos que se utiliza para ajustar los aros a la barrica.

—¿La denominación de origen Montilla-Moriles goza de buena salud?

—Creo que sí. El vino es salud [se ríe socarronamente]. Este pueblo vive del vino. No se ha cerrado ninguna bodega en los últimos años. Las principales siguen funcionando. Y la producción se está diversificando. Le daré un dato:nosotros envinamos los barriles en vinos ecológicos.

La historia dice que la tonelería es una práctica artesana inventada por los celtas y perfeccionada siglos después por los romanos. Durante dos milenios fue un sistema de conservación y transporte eficaz. Yaún hoy, tanto tiempo después, lo sigue siendo.

—¿Casknolia es la marca del futuro?

—Sí. Es lo mismo que Tonelería del Sur pero enfocada en los barriles envinados. Nuestro objetivo es promover unas nuevas instalaciones, porque las que tenemos se han quedado pequeñas. Queremos unificar todas las naves que tenemos en la misma instalación. También montaremos un centro de interpretación para que el cliente conozca todo el proceso. Ya tenemos el terreno en la sierra de Montilla.

—¿El etnoturismo es mucho ruido y pocas nueces?

—Aquí en Montilla está cuajando. Hay empresas que ya promocionan este tipo de visitas e intentan que el visitante vaya al lagar y al viñedo, luego a las tinajas, vea la tonelería y, finalmente, vaya a la bodega donde se le dará una tapa y un vino. Ese es el circuito.

—Quiso usted ser maestra de escuela y ha terminado como maestra tonelera. No está mal.

—Siempre me ha gustado este negocio.

—¿La tercera generación viene en marcha?

—No lo sé. Mi hermano Rafa tiene dos hijas, de trece y ocho años. Y yo tengo un hijo y una hija. No los veo muy interesados, por ahora. Y, por mi parte, la empresa perdería el apellido Cabello. Pero lo bonito realmente es que no se pierda la tradición.

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