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LA CUARESMA EN ABC

El patero del domingo: PC Cofradías, por Luis Miranda

Nadie sabe lo que un buen juego limpiaría a las hermandades de futuros genios sin conocimiento

Juego inspirado en la Semana Santa de Sevilla ABC

Luis Miranda

Ese juego de ordenador en el que uno es un capataz que tiene que doblar esquinas como de la Judería de Córdoba , esquivar a los obstáculos sin arrollar a la masa, digo a la bulla, y cumplir los horarios me parece todo un invento. Chicotaz se llama y es todavía una cosa sencilla en dos dimensiones , lejos de esas megaproducciones con aires de cine y música propia que ahora se venden como productos culturales. Los cofrades de verdad deberían buscarles mecenas capaces de financiar un desarrollo más moderno, incluidas marchas con solos que parezcan dianas militares a los psicodélico. Nadie sabe lo que ese juego limpiaría a las hermandades de futuros genios que quieren revolucionar sin conocimiento.

Sí, el Chicotaz tendría que ser un éxito tan grande que obligase a ampliarlo a toda la realidad de la Semana Santa . El jugador se sentaría delante de la pantalla y sería un hermano mayor de esos que saben hacer de todo: ordenan y chistan sacando pecho, saben qué banda es la más apropiada y los demás están equivocados, son los mejores capataces y cuando se ponen a diseñar altares de cultos no tienen comparación. Como pasa con los buenos juegos, tendría que ser adictivo y a la vez estimulante . El que empiece con el PC Cofradías , que así podría llamarse, será capaz de coger a una hermandad sin atractivo, sin gente y sin patrimonio y convertirla en un río de nazarenos, una cofradía con basílica propia y palio de Esperanza Elena Caro , resucitada sólo para eso. No sé a qué esperan los obispados para destinar una parte del diezmo de las cofradías.

Si aquel PC Fútbol de los noventa lo resistía todo y se podía ganar la Copa de Europa con tres centrales y un mediocentro blandito, el PC Cofradías tendrá que conseguir que los enganchados no salgan de sus casa en muchos años y todos les aplaudan por su éxito: quienes conozcan sus logros virtuales se alegrarán de que los altares cubistas, los pasos igualados como un futbolín roto , las notas que son incapaces de formar nada parecido a la música y los cortejos nazarenos que aguanten a pie quieto las mecidas y los saludos los hagan en una pantalla, y no en su hermandad.

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