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Patios de Córdoba 2020

Ruta de San Lorenzo, cuando las plantas escoltan a la vida diaria en Córdoba

Desde Pastora hasta el Pozanco pasando por San Juan de Palomares, los recintos son los testigos del día a día

Patio junto a la iglesia del Juramento de San Rafael Álvaro Carmona
Luis Miranda

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Las macetas están en la ventana o en la azote que se asoma al patio. Tienen abono y están limpias, y la cal de la fachada reluce cuando le da el sol del otoño. Aunque haya naturaleza, no está así de hermosa por el simple crecimiento, sino por las manos humanas que la cuidan. Alrededor de los Patios de Córdoba hay siempre una familia que habita y que cuida, que mima y que abre la puerta.

Eso es lo que se ve al hacer la ruta del barrio de San Lorenzo , que el Ayuntamiento de Córdoba plantea desde hace unos años como algo parecido a un círculo, que empieza y termina no lejos de San Agustín y que propone un camino de espadañas y torres que vigilan. Allí está el patio de la calle Pastora , con la capillita doméstica de la Virgen de la Salud y los colores todavía rebosantes incluso en otoño.

Es una ruta recóndita de calles por las que no es frecuente pasar, y sigue por la calle Guzmanas , que casi hay que buscar en el mapa, pero que da acceso a un patio con pavimento antiguo y las huellas de quien lo habita en la pequeña azotea llena de flores de colores. De ahí a San Juan de Palomares, que tiene el de Vimcorsa y también otro habitado y popular, que es el número 8.

Patio de Alvar Rodríguez, 8 Álvaro Carmona

En su brevedad, que se aprovecha en vertical , hay restos arqueológicos, sabor antiguo y elementos reconstruidos que recuperan el sabor de siempre. Desde ahí hacia San Lorenzo, al patio Vesubio de la calle Frailes y a los de la calle Alvar Rodríguez , donde atienden y cuentan las historias en este año en que las bullas permiten atender.

Por seguir con la ruta de iglesias, el doble patio que está en la iglesia del Juramento , y que parece congelar el tiempo con la imagen de San Rafael que vino de San Jerónimo y con los árboles que crecen desde hace tiempo. Termina al lado de San Agustín, en los chinos antiguos de Mariano Amaya y en e l Pozanco , donde la dueña se ha dado maña para llenar su patio de colores hasta en este otoño.

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