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Crisis humanitaria

Así es el perfil de los refugiados afganos en Córdoba: familias enteras, sin hablar español y libres de Covid

Una veintena de exiliados comienzan su adaptación en un centro de acogida de Cruz Roja en Puente Genil donde residen inmigrantes de otros países

Centro de acogida de Cruz Roja en Puente Genil durante el día de ayer Valerio Merino
Rafa Verdú

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De Kabul a Madrid hay más de 6.000 kilómetros en línea recta, que no siempre es la que siguen los aviones. Y de la capital del Reino a Córdoba son otros 400 por carretera , más otro pico hasta Puente Genil. Esa distancia es la que han dejado atrás los 49 refugiados afganos que llegaron a la provincia el pasado miércoles , y que se irán incrementando en los próximos días. Son varias familias al completo que se han dejado en el camino muchas más cosas: casas, trabajos, amigos, costumbres... en resumen, 49 vidas completas que ahora tienen que empezar de nuevo.

Las autoridades estatales y las asociaciones que trabajan con estos exiliados los protegen con celo . La Subdelegación del Gobierno y la Cruz Roja, que se encarga de la acogida, los mantienen aislados del ruido mediático. Un grupo de tres familias completas con varios miembros, en torno a una veintena en total, se aloja en la sede de la ONG de Puente Genil , donde también hay inmigrantes subsaharianos y, sobre todo, argelinos y marroquíes. Ayer era día de mercadillo en Puente Genil -los «retales», como se le conoce- y varios de ellos paseaban por la zona. Son víctimas de otros conflictos, pero no hay ni rastro de los exiliados afganos . Ni siquiera los inquilinos de la casa de acogida de la Cruz Roja Puente Genil los conocen.

Toda esa protección tiene lógica . Como indica la subdelegada del Gobierno, Rafi Valenzuela, «hay que dejarlos descansar, porque vienen del horror . Les habrá costado lo suyo llegar al aeropuerto (de Kabul), coger el vuelo y luego llegar hasta Córdoba. Estamos siendo muy estrictos porque ellos mismos piden poder descansar».

«Hay que dejarlos descansar, porque vienen del horror»

Rafi Valenzuela

Subdelegada del Gobierno

Al menos, han llegado en un estado de salud aceptable y ninguno había contraído Covid-19 . A todos se les hicieron los correspondientes test y todos dieron negativi, confirma la subdelegada. Lo que no puede aclarar es si se les va a vacunar , cuándo y en qué condiciones. Todo eso «depende de Sanidad Exterior, que es quien establece los protocolos. Se irá viendo en los próximos días, porque ahora vienen en shock . Pero están en buenas manos, por eso estamos tranquilos», dice Valenzuela. Esas «manos» son las de los profesionales de la Cruz Roja , mientras que el Estado corre con todos los gastos. Hay un fondo internacional para eso, explica la subdelegada.

Muy pocos de los refugiados que han llegado a Córdoba saben hablar el idioma ; «quizás uno o dos que trabajaron como traductores», relata Valenzuela. No vienen solos. Sus familias al completo estaban en riesgo frente a los talibanes, por lo que el plan abarca a todos ellos aunque jamás hayan oído ni siquiera el nombre del país en el que ahora residen. Por eso, una de las primeras tareas será enseñarles el idioma. A los niños, que suponen una gran parte de los refugiados, habrá además que escolarizarlos cuanto antes. En definitiva, el plan de acogida se plantea como objetivo último, en dos años máximo, «darles autonomía para que pueden desenvolverse con dignidad , porque están en una situación muy especial» que empezará a revertirse, si todo sale bien, en la Campiña cordobesa.

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