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PRIMERA PLANA

El Síndrome de Capitulares

Disparar al INE, que nos situó como segunda urbe en tasa de paro del país, muestra que la autocrítica de Ambrosio enfermó

La alcaldesa de Córdoba en un paseo por el Sector Sur VALERIO MERINO
Baltasar López

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El Urban Audit del INE ha vuelto a sacarnos los colores. Sonroja que no nos echemos a la calle un día sí y otro también a exigir a los poderes públicos que corrijan unas cifras asfixiantes. El estudio dice que Córdoba fue en 2017 la segunda ciudad de España de más de 20.000 habitantes con más tasa de paro : 33%. A eso se une que, con datos de 2015 -nada apunta a una gran mejoría-, tenemos cuatro de los 15 barrios más pobres de la nación.

Estos guarismos deberían, además, hacer avergonzarse a las Administraciones. Ante ellos, Gobierno central y Junta tiraron de saber hacer: se pusieron de perfil. Sí reaccionó el bipartito municipal PSOE-IU, contra las cuerdas después de que le golpearan donde más le duele. Se venden como el gobierno de las personas y en la urbe que dirigen 33 de cada 100 vecinos que quieren trabajar no pueden hacerlo.

Cierto es que el Ayuntamiento de Córdoba no tiene las competencias de empleo, y se encargó el equipo de Alcaldía de recordarlo en un comunicado que emitió en un intento desesperado de tumbar las cifras que no le gustaban a base de puñetazos al aire. En esa nota, reclamaba «a todas las Administraciones mayor implicación para rebajar las altas tasas de desempleo».

¿El que exige, cuando la estadística truena, qué ha hecho antes para que el temporal del paro amaine? Capitulares, con la regidora, Isabel Ambrosio (PSOE) , al frente, no ha ayudado a crear un buen clima económico. Además, la primera edil extendió su clásico perfil bajo a la necesaria y justa reivindicación de inversiones a los Ejecutivos central y autonómico para la capital.

No se ha desollado los nudillos tocando puertas, ni siquiera la del hasta hace cuatro días gobierno enemigo de Mariano Rajoy . Más grave aún es lo que pasó con el Urban Audit de 2017: hace un año, el INE señaló que el distrito Sur era el quinto más pobre de España. Ambrosio anunció una comisión para elaborar un plan de impulso para esa zona. Hoy, ni una medida se ha activado.

El equipo de Alcaldía culminó la nota con el despropósito de intentar desacreditar al INE. Quiero creer que por desconocimiento, defendieron barbaridades como que «el INEM sitúa el paro de la ciudad en 2017 en un 22,9%; un 10% menos que el Urban Audit». No cabe otra cosa que una tarjeta roja, porque el Servicio Público de Empleo Estatal no da datos de tasa de desempleo -el INE la estima para las ciudades-.

Y de ser buena su afirmación, sin ni pies ni cabeza, si algo baja del 33% al 23%, cae diez puntos; no un 10%. Hubo más dislates así. El peor de todos no fue numérico, sino ver a la primera edil mostrar síntomas graves del síndrome de Capitulares, que desconecta a nuestros alcaldes de la realidad. Lo de disparar a los profesionales públicos de la estadística, en lugar de redoblar esfuerzos en la lucha contra el paro, muestra a una Ambrosio a la que se le enfermó la autocrítica, cosa mala para una regidora.

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