Un suspenso histórico a la revisión de la simbología franquista en el callejero de Córdoba

El contexto

La comisión municipal de memoria histórica ha arrancado en medio de la polémica . Ésta ha saltado por la labor de revisión de los vestigios franquistas en el callejero o en la vía pública. El otro eje de los trabajos, el relativo a fosas y exhumaciones, no despierta ninguna controversia , al ser una cuestión que apoya la ciudadanía.

Algunos de los nombres que los c olectivos memorialistas plantean cambiar -por ahora, sólo están aportando propuestas- en el nomenclátor urbano sí levantan ampollas, por estar muy arraigados entre los cordobeses. Creen que deben ser borrados por su ligazón al franquismo. Este foro debe elaborar un dictamen, sobre el que decidirán los grupos políticos de Capitulares.

Dichos colectivos demandan que se eliminen del callejero los nombres de José Cruz Conde , alcalde de la ciudad entre 1924 y 1926 (su gestión como regidor está considerada como decisiva para la modernización de la capital) y participante en los preparativos del levantamiento militar; Conde de Vallellano (Fernando Suárez de Tangil, ministro de Obras Públicas de 1951 a 1957 y actor en las grandes reformas urbanísticas de Córdoba a mediados del siglo pasado); Antonio Cañero (rejoneador al que los colectivos memorialistas acusan de crímenes en la Guerra Civil y una de las personas que facilitó el nacimiento del barrio al que da nombre) y Fray Albino (obispo de Córdoba de 1946 a 1958 y que destacó por su enorme labor social).

ABC ha recabado la opinión de expertos para que analicen este proceso de búsqueda de simbología franquista en la ciudad. Son Francisco Solano Márquez (veterano periodista y autor de diversos libros dedicados a distintos aspectos de Córdoba); José Calvo Poyato (historiador, escritor y colaborador de ABC Córdoba); Enrique Aguilar (profesor de Historia de la UCO, miembro de la Real Academia de Córdoba y autor de distintos libros sobre la historia de Córdoba) y José Cosano (presidente de la Real Academia de Córdoba y Doctor en Filosofía y Letras -sección de Geografía e Historia-, por la UCO).

La mayoría de ellos rechazan frontalmente el proceso de revisión iniciado y se oponen a que se retiren los nombres de personalidades de la historia de la ciudad, tal y como defienden los colectivos memorialistas.

Francisco Solano Márquez: «No mareemos más a los carteros»

Francisco Solano Márquez (veterano periodista y autor de diversos libros dedicados a distintos aspectos de Córdoba) advierte de que «no percibo, tras este minoritario empeño de seguir cambiando nombres, una verdadera demanda ciudadana ».

Antes de entrar a fondo en materia, ve necesario echar una mirada atrás . El primer Ayuntamiento democrático, con Julio Anguita de alcalde, quitó del nomenclátor urbano denominaciones tan «significadas políticamente» como las de José Antonio, Generalísimo o Queipo de Llano . Ya con Herminio Trigo de regidor, el Pleno en 1986 completó la reforma cambiando una cuarentena de calles dedicadas en su mayor parte a «militares y políticos de la dictadura». Las modificaciones, rememora, se «aceptaron», salvo alguna protesta aislada, como otra «prueba de la concordia que inspiró la Transición». Por ello, defiende, insistir en ello tres décadas después «me parece innecesario» .

Repasa algunos de los nombres más candentes que los colectivos memorialistas quieren borrar del nomenclátor de la ciudad. De Vallellano , resalta que es una denominación «tan incorporada que casi nadie la asocia hoy con la “ oprobiosa ” [en referencia al régimen franquista]».

En cuanto a la plaza de Cañero, refresca memorias al indicar que «así la nominó el Ayuntamiento [IU] en 1989» . Y la calle José Cruz Conde es «en cierta forma un reconocimiento a una saga de alcaldes que, más allá de colores, gestionaron el progreso de Córdoba». Rechaza con humor este revisionismo: «No mareemos más a los carteros».

Para este veterano periodista, el Ayuntamiento ha abierto este proceso por « satisfacer la demanda de un grupo minoritario ligado a la izquierda radical que sostiene al inestable gobierno local ». La cuestión de la memoria histórica estaba entre los puntos que acordaron Ganemos, IU y PSOE -estas dos últimas fuerzas cogobiernan y están sustentadas desde la oposición por la primera- para que la socialista Isabel Ambrosio llegara a la Alcaldía en 2015.

José Calvo Poyato: «A estas alturas, la comisión es un tanto trasnochada»

José Calvo Poyato (historiador, escritor y colaborador de ABC Córdoba) avisa del « error grave » que es tratar de «eliminar todo rastro de una parte de nuestra historia », que es lo que buscan, avisa, este tipo de iniciativas. Y aunque reconozca que suene a «tópico», rescata una conocida frase: «Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla». Cuando han pasado casi 80 años del fin de la guerra y algo más de 40 de la muerte del Caudillo, una comisión sobre simbología de la dictadura le parece algo «un tanto trasnochado» .

Además, observa en este foro un cierto ajuste de cuentas de los partidos de izquierdas con su pasado . Porque se plantea revisar nombres de calles como la de Fray Albino, otorgada por un cogobierno IU-PSOE, o la plaza de Cañero, aprobada por IU. Cuando se le plantean los citados nombres o los de José Cruz Conde y Conde de Vallellano, que los colectivos de memoria histórica quieren sacar del callejero, sostiene que «estoy en contra de cualquier proceso revisionista en ese sentido».

Y se para en un caso. Del obispo Fray Albino , recuerda su «importante labor social en Córdoba», reconocida por «todos, incluido el gobierno local de IU y PSOE» que le puso una calle en 2000. En esta ciudad, hay, alega, problemas «muchísimo más acuciantes que andar con revisionismos inadecuados por el contenido y el momento». Reitera que «en absoluto» hay una demanda de los habitantes de la ciudad en esta cuestión.

En el origen de la polémica abierta, sitúa la «falta de capacidad» del cogobierno para resolver algunos de los problemas graves de la ciudad. Ante eso, profundiza, PSOE e IU recurren a debates que pueden contentar a determinados colectivos y «distraen» a una parte importante de la ciudadanía.

Enrique Aguilar: «Hay minorías que plantean temas totalmente superados»

Las palabras de otro de los expertos, Enrique Aguilar (profesor de Historia de la UCO, miembro de la Real Academia de Córdoba y autor de distintos libros sobre la historia de Córdoba) , son una nueva enmienda a la totalidad a la revisión de vestigios de la dictadura en la ciudad. «No tiene sentido ninguno buscar simbología franquista en calles o colegios», sentencia. «La historia no se puede revertir para ahormarla bajo criterios ideológicos», añade.

Luego, analiza caso por caso las bajas más mediáticas que pretenden provocar los colectivos memorialistas en el callejero. Arranca por José Cruz Conde , del que habla con reforzado conocimiento de causa . Es coautor de un libro dedicado a él.

Indica que estuvo implicado en el pronunciamiento militar, «como mucha gente». Pero, defiende que no era un «fascista» . Puntualiza que en el diario que escribió en Madrid, donde está cuando estalla la Guerra Civil (se refugió en distintas embajadas y en un hospital bajo pabellón francés donde murió en 1939), a Franco «lo trata muy mal; no lo podía ver» y habla «con neutralidad de los dos bandos». Aguilar apunta que Cruz Conde, «como muchos otros españoles», ante la deriva revolucionaria de la República en la que «se mataba la gente a chorros», tomó opción por el golpe militar.

En cuanto a Antonio Cañero, reivindica que «hay que ver lo que hizo por sus conciudadanos» . Una referencia a que donó 65.000 metros cuadrados de suelo y el prelado Fray Albino levantó un barrio de viviendas que acabó siendo conocido, hasta el día de hoy, como Cañero. Aguilar destaca precisamente la figura del conocido como «obispo blanco», que, promoviendo «más de 4.000 casas sociales», acabó con «la vergüenza del Zumbacón y todo el sistema de chabolismo del entorno de las murallas».

Respecto a Conde de Vallellano , recuerda que fue ministro de Obras Públicas con Franco en los cincuenta , encuadrado en la familia de los monárquicos. Dado su parentesco con el alcalde Antonio Cruz Conde, el «mejor regidor de Córdoba en el siglo XX», facilitó «mucho todas las iniciativas del Consistorio».

Para este profesor, existen unas «minorías» que plantean políticas sobre cuestiones «totalmente superadas en la Transición» , cuando los problemas de los cordobeses son «el paro o los servicios públicos».

José Cosano: «Esto no es un objeto de preocupación de la ciudadanía»

José Cosano ( presidente de la Real Academia de Córdoba y Doctor en Filosofía y Letras -sección de Geografía e Historia-, por la UCO) se suma al debate . Matiza que da sus opiniones personales, pues la entidad que comanda no ha abordado esta cuestión. Señala que el Ayuntamiento «legítimamente» puede organizar las comisiones que considere. Eso sí, a su juicio, en la ciudad «hay cuestiones más acuciantes» que la revisión de posible simbología franquista. «Esto no es objeto de preocupación de la ciudadanía», reflexiona.

En cuanto a la eliminación de vías muy arraigadas en la sociedad como José Cruz Conde o avenida de Fray Albino, dice que, tras la propuestas de retirada deberá haber un «trabajo riguroso y sin apasionamiento» de análisis histórico «profundo» de lo que significaron esos personajes en su momento. Resalta que «puede haber aspectos sociales importantes, como en el caso de Fray Albino». En las calles que al final se pretenda eliminar, defiende que «se consulte a los vecinos» sobre si retirar o no la denominación.

A lo largo del reportaje aparecen distintas cuestiones que abordan todos los participantes en él. Una es la situación de la cruz de los caídos , ubicada frente a la Subdelegación. Aunque se eliminaron en 2008 sus símbolos franquistas, un colectivo memorialista ha pedido su retirada . Ninguno de los expertos lo cree necesario , si bien Cosano añade que al monumento se le debería sumar un elemento de integración que abarque a todas las víctimas y sea un «símbolo de reconciliación».

Otra cuestión que se toca es que la comisión cuente con políticos, representantes del movimiento ciudadano y miembros de colectivos memorialistas, pero sólo haya una silla para el mundo académico -el foro podrá pedir informes o citar a quien estime-. Es el catedrático emérito de Historia Contemporánea de la UCO, Antonio Barragán, gran conocedor de la materia. Los expertos alaban su valía, pero algunos echan de menos más presencia del mundo académico. Es el caso de Francisco Solano Márquez: «En aras de la objetividad histórica, se debería contar con la opinión institucional y desapasionada de la UCO, la Real Academia y otros foros solventes».

Y las voces recabadas por ABC coinciden en apoyar las exhumaciones de víctimas del franquismo. Es la parte de la labor de la comisión que despierta unanimidad en la sociedad.