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Tribuna libre

La Calahorra de Córdoba, Museo de al-Andalus

Museo singular tiene como objetivo mostrar aspectos de las ciencias y artes de al-Andalus, como puente entre las culturas de Oriente y de Occidente

Frontal de la torre de la Calahorra de Córdoba desde el Puente Romano Valerio Merino

María Jesús Viguera Molins

Baluartes en los cuales despunta la función de reforzar sitios estratégicos, resulta que hay numerosas ‘calahorras’ repartidas por áreas de la geografía española . En tiempos prerromanos, la palabra denominó la ciudad riojana de Calahorra (‘Calagurris Iulia Nassica’), y alguna otra en Huesca, pero su etimología es aún misteriosa, pues, aunque algunos especialistas la interpretaron a partir del eusquera, como ‘castillo rojo’ o a partir del árabe como ‘castillo libre’ (qal´a hurra), con ninguna de estas interpretaciones conecta, porque esos sentidos de rojo o de libre no cuajan con la función de las calahorras, y además ‘libre’ se escribe con otra ‘h’ en árabe.

La palabra se aplica a torres destacadas de custodia, como las registradas en lugares sobre todo de Castilla y el Levante, y en todas las provincias de Andalucía , menos en Huelva. Calahorra, topónimo y también nombre común, deriva del latín medieval ‘calagurra’ que pasó al árabe como ‘calahurra’. Desde el atestiguado nombre céltico de ‘kalakoricos’, hay pues una atrayente secuencia histórica de la palabra, hasta nuestros días. Muchas palabras son casi eternas.

La abundante difusión medieval del término calahorra, en los reinos cristianos y en al-Andalus, puede deberse a los mozárabes, que utilizaron la palabra en sus documentos toledanos del siglo XIII. Entre las que se encuentran en Andalucía destaca el castillo y municipio de la Calahorra (Guadix) y la extraordinaria Torre de la Calahorra en Córdoba , acceso controlado al sin par puente romano sobre el Gran Río , enclave que recibe las mayores atenciones artístico-culturales-turísticas, y contribuye en gran medida al bloque —torre, puente y puerta enfrente— que fue declarado Conjunto Histórico Artístico, y participa del centro histórico cordobés que la Unesco reconoció como Patrimonio de la Humanidad en 1994, y serlo incluye poseer un ‘valor universal excepcional’, lo cual se concreta en una serie de cualidades, entre ellas testimoniar un significativo intercambio de valores históricos y humanos.

Esta Torre Calahorra cordobesa, que fue vigía y guarda estratégica del paso hacia y desde aquella urbe amurallada, en época moderna, se ha destinado a usos diversos, en ocasiones prisión, y a funciones docentes y museísticas, hasta que en 1987 se instaló en su elevado interior el Museo Vivo de al-Andalus , organizado y gestionado por la Fundación Paradigma Córdoba.

Museo singular tiene como objetivo mostrar aspectos de las ciencias y artes de al-Andalus, como puente entre las culturas de Oriente y de Occidente , y subrayar las manifestaciones de reconocimientos mutuos, entre ellos los cuatro testimonios recogidos en la ‘sala de los filósofos’, donde reproducción de las figuras de Averroes, Maimónides, Ibn Arabi y Alfonso X el Sabio figuran hablar una selección de sus pensamientos sobre la concordia humana. Además de estos cuatro discursos, los objetos expuestos que prefiero son los dos estuches con reproducciones de los instrumentos quirúrgicos de al-Zahrawi, médico de Medina Azahara, fallecido a principios del siglo XI .

Desde la Calahorra a la Mezquita Catedral : extraordinario entorno rezumando Historia, que fluye como la saeta del Guadalquivir, superponiendo a veces convergencias onomásticas y monumentales, que son aquí de una intensidad extraordinaria por sus fusiones.

Mil veces he recorrido en todos sus sentidos este eje inolvidable, que comunica el gran espacio sobre el agua fluyente con el estático de las solemnes piedras construidas en ambas riberas, armonioso contraste, que dio pie a Federico García Lorca (en su ‘Romancero Gitano’ ) para señalarnos: «Blanda Córdoba de juncos. Córdoba de arquitectura» , contraste que siempre sobrecoge, porque este hermoso sumario geomorfológico representa diversos elementos materiales y culturales, superpuestos en episodios característicos de nuestra Historia, como Góngora resumirá en alusión identificadora, al final de su soneto ‘A Córdoba’: «….ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!».

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