Hazte premium Hazte premium

Turismo

Turistas bajo las altas temperaturas de Córdoba: «El calor no nos va a parar»

El termómetro llegó a alcanzar los 41 grados, pero eso no amedrentó a los viajeros dispuestos a conocer la capital

Las calles del centro histórico volvieron a llenarse de extranjeros ÁLVARO CARMONA

Miguel Navas

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activó ayer la alerta naranja, aún vigente hoy, para la ciudad, cuyos termómetros llegaron a situarse en lo 41 grados de máxima. En esta situación, para pasear por las calles, era necesario tener una muy buena razón y parece que visitar el enorme patrimonio de Córdoba fue para muchos esa buena excusa.

Las altas temperaturas no disuadieron a los miles de turistas que cada día se desplazan hasta la capital para ver sus monumentos. El centro histórico volvió a llenarse de turistas que, cámara en mano, se disponían a conocer los secretos de una urbe con cuatro títulos de Patrimonio de la Humanidad concedidos por la Unesco.

Silverio fue uno de esos valientes. Vino con su familia desde Badajoz y después varias horas recorriendo La Judería, decidieron tomarse un pequeño descanso, amparados en las sombras que producen las paredes de la Mezquita, esperando a recobrar las energías para visitar el principal monumento de Córdoba.

Como el resto de turistas, este padre de familia sabía a lo que se exponía al venir a visitar Córdoba en julio, pero reconoce que nunca se plantearon cambiar la fecha del viaje por otra más fresca. Vinieron para ver la ciudad y ningún termómetro les iba a hacer cambiar de parecer. «El calor no nos va a parar», sentenciaba Silverio.

La idea de que Córdoba bien merece pasar calor parecía el dogma de los visitantes, que afirmaban orgullosamente no temer la alerta naranja de la Aemet, pese a que los espacios a la sombra estaban llenos y había que hacer cola para acceder a las fuentes.

También están los que, como Ana, tienen «el cuerpo hecho al calor». Esta mujer vino a Córdoba desde Tarragona con Daniel, su marido y ambos aseguraban que «el calor no se nota». Daniel explicaba este hecho porque en su ciudad «al estar cerca el mar, el calor es más húmedo», por eso uno «más seco» como el cordobés es, para ellos, casi una mejoría.

La historia de Patricia es muy similar a la de Ana. Como ella, ha venido con su familia para disfrutar las vacaciones y su lugar de origen se caracteriza también por las altas temperaturas, aunque está algo más lejos que Cataluña, nada menos que al otro lado del Atlántico. La familia vino desde Texas guiados por la fama que la Mezquita tiene en Estados Unidos y aprovechando las vacaciones de los hijos, decidieron verla en persona.

Más al sur aún está el punto de partida de Adrián, que acompaña a su pareja en lo que ella define como una «vuelta a sus orígenes». Aunque los dos nacieron en México, la familia de ella procede de España y recuerda cómo, de pequeña, sus abuelos siempre le contaban las bellezas de la ciudad y ahora, ya adulta, ha decidido comprobarlo por sí misma. Mientras descansaba en el Patio de los Naranjos resumía su visita con un expresivo «me encanta».

Las fuentes públicas eran un lugar de parada obligatoria. A. C.

Antes de partir, Adrián comprobó la temperatura y comprobó que sería un día caluroso, pero una vez más eso no fue un impedimento, porque «no venir no era una opción» rememora el joven.

Tampoco lo era para Santiago, un colombiano, nacionalizado estadounidense, que vino a Córdoba a pasar las vacaciones con la familia y amigos. «Esta es la única fecha en la que todos podemos venir», explicaba cuando se le pregunta por qué no venir en una época menos calurosa. Al grupo de Santiago le habían «advertido» de la temperatura que haría en Córdoba en verano y se prepararon en consecuencia, pero finalmente la realidad fue peor de lo que esperaban. Aún así, no pensaban dejar de disfrutar sus vacaciones.

Guías turísticos

La idea de que el calor no afecta a los visitantes la defienden también quienes mejor los conocen, los guías turísticos. Muchos afirman que las altas temperaturas no han alterado sus recorridos turísticos, que «siguen igual» que los meses de invierno aunque, eso sí, a la hora de explicar algo sobre un monumento, prefieren hacerlo a la sombra y no bajo un sol de justicia como el que reinó ayer en la capital.

Pero tarde o temprano llega el momento de reponer energía. A medida que se acercaban las horas centrales del día, fueron muchos los que le dieron «stand by» a su aventura turística y decidieron refugiarse en alguno de los bares del casco histórico para probar otro de los atractivos de Córdoba, su gastronomía.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación