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Urbanismo

La Junta de Andalucía autoriza la conversión en campus de FP de la torre de Agronómos

Comunica formalmente a la UCO no tiene interés en el edificio, lo que permite concretar la adjudicación oficial

Instalaciones de la antigua Escuela de Agrónomos, diseñada por Fernando Moreno Barberá en los años 60  R. Carmona

Rafael Ruiz

LA Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía , que es la dependencia que custodia el patrimonio inmobliario de la Administración autonómica, ha retirado el último escollo que le faltaba al proyecto que pretende convertir la antigua Escuela de Agrónomos en un moderno centro de formación de profesionales, entre otras, de la rama sociosanitaria. La operación, que llevaba meses en desarrollo, se encontraba pendiente de la llegada de un solo documento con el objetivo de que la Universidad de Córdoba y la empresa ajudicataria de la explotación de las instalaciones, Gestión de Espacios Circulares, pudieran iniciar las operaciones que lleven a una inversión de relevancia que dejará solamente en las arcas de la institución académica algo más de siete millones de euros.

Lo que ha hecho la Junta es decir que no. En concreto, a los derechos que le asistían como anterior responsable del edificio. Es decir, antes de que pasara a formar parte del patrimonio de la Universidad de Córdoba . La Consejería de Hacienda comunicó ayer formalmente que renuncia al derecho de reversión del edificio que le asiste, lo que permitirá emprender el proyecto privado en el que se ha embarcado la Fundación Albor, una de las entidades más potentes en el desarrollo de curso de Formación Profesional en un momento en el que las iniciativas vinculadas a la capacitación laboral se prestarán por parte de entidades que competirán en un mercado. Los responsables del proyecto reconocen que han intentado adelantar todo lo posible el proyecto pero que estaban a expensas de conseguir la autorización de la Junta de Andalucía, que quedó a expensas de firma cuando se decretó el estado de alarma y el confinamiento de la población.

La torre de Agrónomos es una sinécdoque, la figura literaria que nombra una parte por el toro. El edificio de Moreno Barberá, uno de los arquitectos del Movimiento Moderno (que firmó las obras de la térmica de Puente Nuevo), es en realidad la parte más relevante de un complejo de edificios que va a renovarse con fases y en su integridad. La Consejería de Cultura ya ha dado su permiso inicial al anteproyecto con el objetivo de que se le presente el diseño definitivo. Que las autoridades patrimoniales de la Junta den su visto bueno no es un dato de menor enjundia. La antigua sede de Agrónomos , que se inició en 1963, aparece en los manuales de arquitectura como ejemplo en España del brutalismo, vertiente del Movimiento Moderno que usaba el hormigón crudo para una finalidad monumental. Edificios como el Walden 7 de Bofill y las Torres Blancas de Sáenz de Oíza entran dentro de esta escuela arquitectónica que constituyen toda una oda al cemento.

Los planes concretos de Gestión de Espacios Circulares, una empresa ligada al grupo Barin , pasan por realizar un alquiler a largo plazo a la Fundación Albor de unas instalaciones que están valoradas, cuando todo está acabado, en 22 millones de euros. El complejo permitirá impartir treinta ciclos formativos con unas de las instalaciones más completas para la capacitación de trabajadores que se han realizado en Córdoba desde que la Universidad Laboral —hoy Campus de Rabanales— vio la luz. El proyecto tendrá un centro sociosanitario propio donde se realizará parte de la instrucción práctica de los alumnos —Albor tiene una rama potente de formación de trabajadores en este mercado, residencia de estudiantes, dos equipamientos docentes y una zona deportiva. Más que un instituto de FP tradicional se trabaja con un concepto de campus que permita a los estudiantes tener todo tipo de servicios en unas mismas instalaciones. Toda la implantación tendrá que ser tremendamente respetuosa con el protagonismo formal de la torre de ocho plantas en torno a la que se diseñó el complejo y que la Junta intentó colocar una y otra vez a operadores privados.

Mucho antes de su concurso de acreedores, Prasa fue uno los principales candidatos a quedarse con la torre . La promotora cordobesa de la familia Romero mantuvo su interés en desarrollar el proyecto de hospital privado buscando una empresa del sector sanitario que se hiciese cargo de la gestión operativa y empresarial del recinto. El proyecto consistía en crear una serie de cuerpos alrededor de la torre principal con el objetivo de disponer tanto de la planta de hospitalización como de los distintos elementos que componían la infraestructura necesaria. El proyecto nunca llegó a fraguarse en el tercero de las ubicaciones tocadas por Prasa para este negocio. Desarrolló un primer intento en los suelos de Turruñuelos (donde existen fuertes afecciones arqueológicas que condicionaban la implantación) y posteriormente en el tecnoparque de Rabanales 21, donde se llegó a realizar una modificación del Plan General de Ordenación Urbana.

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