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SOCIEDAD

La vida de los «menas» en Córdoba: «Quien piense mal de ellos cambiará de idea si visita un centro»

Los mediadores que trabajan a diario con los menores migrantes valoran su generosidad y niegan los prejuicios

Dos menores extranjeros en las instalaciones de un centro PEP DALMAU

Irene Contreras

Un día en un centro para menores extranjeros. Es la medicina que el mediador intercultural de la delegación de Córdoba, Abderrahim Hamlich, recomienda a las víctimas de un « desconocimiento que conduce al miedo ». Los prejuicios y rumores sobre los menas son, para él, infundados y profundamente injustos. «Todo el que piense así cambiaría de idea si se pasara por aquí», afirma convencido.

La noticia de que el Ayuntamiento de Lucena habilitará un equipamiento municipal para acoger a los menas que se encuentran de forma temporal en Doña Mencía ha alarmado a los vecinos, que incluso han protagonizado concentraciones en contra de la llegada de estos jóvenes a los que asocian con la inseguridad y la delincuencia . Pero según el técnico de la Junta, quien se asome a un centro de menas solo verá a un grupo de adolescentes como cualquier otro , jóvenes de perfiles tan distintos como los que se pueden ver en el aula de un instituto o en un grupo de amigos de cualquier nacionalidad. «Se tiene la falsa creencia de que son niños de la calle, de familia desestructurada, pero no. Tienen la base de una educación y quieren ganarse la vida . No son delincuentes ni quieren serlo », zanja.

El mediador descarta cualquier relación entre la llegada de menas y el auge de la delincuencia, que es algo que constatan los datos de criminalidad del Ministerio del Interior: la provincia encadena varios años consecutivos de caída de los delitos , años en los que la llegada de migrantes, jóvenes y mayores, ha ido en ascenso. En la misma dirección apuntan las estadísticas del INE sobre detenciones de extranjeros en Córdoba, que revelan que desde 2012 los investigados que procedían del continente africano han bajado un 36 por ciento mientras esta población migrante subía. De hecho, la gran mayoría de los extranjeros detenidos o investigados en Córdoba procedían de otros países de Europa.

«Hay chicos más y menos conflictivos, como cualquier adolescente. Pero no son delincuentes ni quieren serlo»

En el caso de los menas, entre los usuarios de los centros hay chicos más y menos conflictivos . No hay que pasar por alto, recuerda Hamlich, que son adolescentes en una situación que a menudo les supera. «Se nos olvida que este país ha sido también un país de migrantes que han tenido que buscarse la vida. Y ahora les toca a ellos», recuerda el mediador. Admite, eso sí, que no todos los jóvenes que han sido menas corren la misma suerte, y vuelve a señalar la falta de recursos que no permite garantizar a todos una vida digna. « La calle es muy dura », lamenta.

En los centros conviven además menores extranjeros con otros tutelados que han escapado de situaciones familiares graves, con actitudes esquivas y a veces conflictivas. «Trabajar con estos niños es duro, y los menas ayudan a que estén mejor », afirma. Y es que los magrebíes en concreto, dice, proceden de una cultura generosa y agradecida que se critica por puro desconocimiento. De hecho, «hay chicos que han sido menas y ahora están trabajando en centros de mayores, y no los dejan irse porque son encantadores ».

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