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agricultura

La vendimia de Montilla-Moriles afronta su cuarta campaña de baja producción

Años mermada por la sequía

El aforo de la Junta prevé un cosecha similar a la del año pasado, con 30,5 millones de kilos de uva

Recogida de la uva en un viñedo del marco Montilla-Moriles valerio merino

PABLO CRUZ

CÓRDOBA

A lo largo de los próximos días está previsto que comience la vendimia en la zona de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, siendo una vez más el sello geográfico vitivinícola que antes iniciará la recolección de la uva en Europa. Tanto el Consejo Regulador, como Asaja y representantes de las cooperativas y las bodegas consultados por ABC prevén que la cosecha final que se conocerá a finales de septiembre será reducida por los efectos de la falta de lluvias y por la progresiva pérdida de explotaciones, tal y como ha venido ocurriendo en los últimos años.

La Junta de Andalucía ya se ha pronunciado al respecto al señalar en un reciente informe coyuntura elaborado por la Delegación Provincial de Agricultura, Ganadería y Pesca que «los primeros avances de producción no son muy favorables con cifras similares a las del año pasado, que fue de rendimientos bajos, ya que acumulamos varios años seguidos de precipitaciones escasas, de modo que la vid no tiene reservas y las olas de calor de hace unas semanas pararon su desarrollo». Hay que recordar que la última campaña acabó con la recogida de 30,58 millones de kilos de fruto, lo que supuso una caída interanual del 16 por ciento, que se suma a las bajadas que ya se contabilizaron en 2019 y en 2020.

El secretario general del Consejo Regulador de Montilla-Moriles, Enrique Garrido, señaló que «las previsiones que manejamos es que la próxima vendimia será corta en producción como sucedió el año pasado con una estimación de cosecha de entre 35 y 40 millones de kilos de uva debido a la sequía que venimos acumulando de campañas anteriores». En su opinión, la recolección comenzará con cierto retraso respecto a la temporada anterior al señalar que los primeros trabajos de recolección se iniciarán a finales de julio o principios de agosto, que, «no obstante, es su fecha natural».

Buena calidad

El representante de la DOP mostró su confianza en que el precio de la uva que finalmente se registre sea «óptimo» para los viticultores, algo a lo que puede influir, a su juicio, que el nivel de excedentes de vino en las bodegas y en las cooperativas es mucho menor que en 2021. Garrido también destacó el crecimiento de las ventas de los caldos de Montilla-Moriles en el mercado nacional, sobre todo en lo que se refiere al envasado.

El presidente de la Sectorial de la Viña de Asaja en Córdoba, Juan Manuel Centella, coincidió con Enrique Garrido en que la producción al finalizar la campaña que está a punto de comenzar será menor a lo que se considera una vendimia normal, cuyas cifras se sitúan entre los 45 y los 50 millones de kilos de uva. Según sus estimaciones, la cosecha será muy parecida a la hace un año, siendo las principales causas de este escenario la sequía acumulada de campañas precedentes y las altas temperaturas de principios de junio y la actual ola de calor, lo que ha provocado que «se pare el crecimiento y el aclarado de la uva».

Centella espera que las cotizaciones que cobren los agricultores por sus producciones sean adecuadas para evitar que sigan desapareciendo viñedos. Las estadísticas oficiales de la DOP señalan que 2021 finalizó con una superficie de 4.699 hectáreas, 83 menos que 12 meses antes. Hay que tener en cuenta que en la década de los años 70 y 80 del pasado siglo el área sembrada alcanzaba las 20.000 hectáreas. Sin embargo, la falta de rentabilidad ha provocado que muchos productores apuesten por otros cultivos con mejores perspectivas económicas, como el olivar o el almendro.

Por su parte, el presidente del Grupo Pérez Barquero, Rafael Córdoba, auguró que la cosecha a la conclusión de la vendimia será «similar o ligeramente superior a la pasada, aunque me preocupan las perspectivas meteorológicas que nos depare el verano», en especial la ola de calor que actualmente azota a la provincia y si se producen rachas de aires calientes, ya que «eso afectaría a los viñedos y, en consecuencia, a la producción». En cuanto al mercado, este directivo explicó que «su evolución es la misma que la de la pandemia, puesto que si antes crecía el canal de alimentación y bajaba el de Horeca, ahora ocurre exactamente lo contrario».

El análisis del máximo responsable de la Cooperativa de la Aurora, Antonio López, es igualmente negativo. «Las estimaciones de cosecha que se manejan en estos momentos no son muy halagüeñas, ya que en las previsiones más optimistas se prevé un ligero descenso de la producción, que podría ser algo mayor de continuar la actual climatología tan desfavorable», aseveró el representante empresarial, que augura una reducción del fruto recolectado de entre el 15 y el 20 por ciento respecto a la vendimia anterior.

Desde el punto de vista la comercialización, López destacó que, «afortunadamente, los mercado del vino volvieron a reactivarse durante el pasado año, sobre todo en el último trimestre, una tendencia positiva que se paró a principios de 2022, pero que volvió a mejorar a partir de marzo». En su opinión, estos vaivenes son consecuencia de las cosechas reducidas registradas en las últimas temporadas en España y en otros importantes países productores, como Francia o Italia.

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