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oPERACIÓN jIMBO

«La guerra del dopaje ha fracasado; la sociedad y el deporte es hipócrita con este tema»

la historia

Víctor Salazaz, inmerso en la operación Jimbo, es un entrenador afincado en Lucena que publica ahora un libro analizando la trastienda del 'doping' tras siete años de causa

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Víctor Salazar, autor del libro 'Jimbo, algo más que una historia del doping' J. M. G.
Javier Gómez

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Víctor Salazar estudió periodismo, pero la vida le llevó por otros senderos. Afincado en Lucena, abre las puertas a un tema complejo como el doping después de haber sufrido en sus carnes un proceso judicial de siete años en el que fue investigado y condenado, tras un acuerdo entre la Fiscalía y las partes. Su experiencia le ha permitido publicar el libro 'Jimbo, algo más que la historia del doping' en el que aborda la problemática del consumo de sustancias para mejorar el rendimiento deportivo y todas sus aristas.

Salazar presentó este viernes una publicación con más de 800 páginas que trata, principalmente, la historia del dopaje, que «ya existía en la Antigua Grecia», pero también una autobiografía «tras siete años de proceso judicial» y sobre todo «la hipocresía de la sociedad» con este asunto y especialmente «la diferencia de trato a unos deportes y otros, y a unos deportistas y otros».

Posición

«No estoy a favor del doping, pero hay que abrir un debate sobre este tema que parece tabú»

Salazar explica que siempre «me había atraído» la historia del dopaje y había «recopilado información, recortes de prensa y otra documentación» sobre este asunto. Es la piedra angular de su obra. En ella, expone que el consumo de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento existía desde tiempos inmemoriables y sigue estando presente en nuestros días.

En este sentido, Víctor Salazar apunta que en tiempos de la Antigua Grecia ya había deportistas que «consumían hierbas» para mejorar su rendimiento. La finalidad siempre ha sido lucrativa, el negocio, de tipo económica, puesto que «los ganadores se beneficiaban de exención de impuestos, por ejemplo». Desde entonces ha llegado «a nuestros días».

En contra del dopaje

Por si alguien puede pensar que su libro es una llamada al dopaje, este entrenador que vive en Lucena deja su postura clara: «No estoy a favor del dopaje». Eso sí, cree que «la guerra del dopaje ha fracasado», por lo que su objetivo es «abrir un debate para aclarar muchos asuntos sobre este tema que todavía parece tabú».

En este sentido, Salazar critica la hipocresía de la sociedad y el deporte con este tema. De un lado, explica que «la sociedad está medicalizada», ya que «España es el país de Europa en el que más ansiolíticos y antidepresivos se consumen». Sin embargo, expone que, por el contrario, se «estigmatiza a los deportistas» que toman sustancias para mejorar su rendimiento. Para él, se habla mucho de que «se hace para preservar la salud de los deportistas», pero Salazar se pregunta: «¿Cuántas muertes ha provocado el dopaje? Ninguna. ¿Cuántas provoca el alcohol? ¿Y el tabaco?».

Dinero

«Hay un laboratorio de Balkan que ha costado lo mismo que todo el presupuesto de la AMA»

Víctor Salazar reitera que «no estoy a favor del dopaje», pero sentencia que, como cuenta en su libro, «esta guerra ha fracasado». Pone ejemplos. «Esto es un negocio, los laboratorios Balkan abrieron una sede cuyo presupuesto es igual que todo el que dispone la Agencia Mundial Antidopaje (AMA)», asegura el entrenador, para enfatizar los problemas para atacar el doping sin recursos.

De hecho, este entrenador de atletismo y ciclismo añade que «la lucha contra el dopaje siempre va por detrás». A su juicio, «ahora se están consumiendo las sustancias que se detectarán en diez años, como sucedió con la EPO». Es más, apunta a otro problema más grave: «Parece que ahora todo va por el dopaje genético, y esto es indetectable».

Por este motivo, pretende abrir un debate profundo en la sociedad. Para él, no tiene lógica que haya 900 productos prohibidos y que «usted se los pueda tomar para tratarse un resfriado y un deportista no». A su juicio, habría que «reducir la lista» a las sustancias que esté claro que «producen efectos secundarios adversos», pero otras sustancias deberían ser «libres» y, en última instancia, sólo administradas «bajo estricta supervisión médica». Incluso, expone que «lo que daña la salud es estar a pasta y agua para 21 etapas del Tour».

«Hay hipocresía y diferencias de trato»

'Jimbo, algo más que la historia del doping', que fue presentado este viernes en el Casino de Lucena, sale a la venta por 23 euros bajo el sello de la editorial madrileña Seleer. La obra estará a la venta al público a partir de la mitad de diciembre y, según el autor, podrá adquirirse en plataformas de venta online como «Amazon o Agapea». Salazar explica que el nombre viene de «un atleta cántabro, Iván Hierro, que se apodaba Jimbo», ya que «en Cantabria es donde un juzgado inició el proceso judicial» que acabó condenándolo.

Sobre su caso, reconoce, como dictó la resolución judicial, que «cometí un error» por el que fue castigado a pagar «una multa económica» que «no fue lo más caro; me costó más en abogados y procuradores». Víctor apunta que «llegamos a un acuerdo entre la Fiscalía y las partes; ni siquiera hubo juicio». Al respecto, critica que «es delito», como fue su caso, «dar información de un producto, pero ni trafico ni vendo esas sustancias», pero «los deportistas que lo consumen no cometen ningún delito». A su juicio, esto «no tiene sentido».

Reconocimiento

«Cometí un error por dar información de un producto, pero hay deportes y deportistas más perseguidos que otros»

Por último, Salazar también lamenta que «hay deportes que están más perseguidos» y estigmatizados que otros. Determina que «el ciclismo y el atletismo» son las ovejas negras de la persecución pública. Sin embargo, que hay otros deportes «como el fútbol» al que no se le acercan.

Lo justifica: «Se ha demostrado, y lo cuento en el libro, que en la Liga estuvieron un año sin hacer controles, y eso es impensable en el ciclismo o el atletismo». Además, recuerda que «en el Mundial de 1954 quedó claro que había restos de anfetaminas en el vestuario de Alemania tras la final». Incluso, «Berlusconi, en su época en el Milán, dijo que sus jugadores no pasarían controles, porque el dopaje era un invento de la izquierda».

Víctor Salazar también crítica «la hipocresía de cómo se trata a unos deportistas y otros». A su juicio, «hay ciclistas y atletas que han tenido que retirarse tras casos de dopaje». Sin embargo, recuerda que «Guardiola, que parece que lo es todo, dio positivo por Nandralona en Italia». Y recuerda que «en la Operación Puerto» aparecieron «200 bolsas de sangre», pero sólo «se identificaron 55 de ellas». Curiosamente, asegura «todas fueron de ciclistas», pero está convencido de que también había «tenistas y futbolistas».

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