Se disparan los suicidios entre las personas mayores de 65 años
La soledad no deseada, el dolor crónico o una mayor dependencia por problemas de salud están detrás de muchos casos en este sector de la población
Cada dos horas se produce un intento de suicido en Andalucía, donde deciden quitarse la vida más de dos personas al día
Benedicto Crespo, psiquiatra: «Detrás de los suicidios también hay un componente genético»

Los datos del Instituto Nacional de Estadística son demoledores: 799 personas se quitaron la vida en Andalucía el año pasado de los que 629 eran hombres y 170, mujeres, una proporción que se mantiene estable desde hace años. Estas cifras, eso sí, suponen ... más de dos suicidios al día en la región. El Programa de Prevención del Suicidio de Andalucía desvela que, además, en la región se produjeron 5.042 intentos de suicidio, lo que supone un intento cada dos horas. De ellos, 297 eran menores.
Por provincias, aunque Sevilla es la de mayor incidencia, en términos absolutos, es en la de Granada, seguida de Jaén, donde se registran más suicidios en proporción a su población. Así, en Sevilla hubo 161 suicidios (130 hombres y 31 mujeres); en Málaga fueron 155 (121 hombres y 31 mujeres); 118 en Granada (93 hombres y 25 mujeres), 112 en Cádiz (88 hombres y 24 mujeres); 72 en Jaén (60 hombres y 12 mujeres); 71 en Córdoba (56 hombres y 15 mujeres); 59 en Almería (38 hombres y 21 mujeres); y 51 en Huelva (43 hombres y ocho mujeres).
El próximo domingo se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. La Federación Salud Mental Andalucía es una organización sin ánimo de lucro que aglutina a numerosas asociaciones andaluzas y que conoce muy bien esta realidad. Blas García es psicólogo, miembro de la directiva de esta federación y de la asociación Afemen, y desvela algunas claves para entender este grave problema social.
Este experto nos desvela una realidad poco conocida: los casos entre personas mayores de 65 años han crecido exponencialmente en los últimos años. «Desde hace cinco años está habiendo una mayor incidencia de suicidios consumados entre personas mayores de 65 años», explica..
Aunque confluyen muchos factores en el suicidio en este sector de la población, la soledad no deseada, la pérdida de su pareja o de algún allegado, el paso a la jubilación, una mayor dependencia por problemas de salud y el dolor crónico suelen están detrás de muchos de estos casos.
Menores y adolescentes
Pero entre los expertos también preocupan, y mucho, los suicidios consumados y los intentos entre los menores y adolescentes, sobre todo a raíz del confinamiento por la pandemia del Covid-19. «Hubo un aumento de patologías mentales en general en los menores: ansiedad, insomnio, trastornos de la conducta alimentaria y de adicción a las pantallas. Eso provocó un mayor número de autolesiones y de intentos de suicidio entre los menores, y otro tipo de problemas mentales. Tras ese periodo de subida parece que la incidencia se ha estabilizado pero es cierto que sigue habiendo muchos casos».
Blas García aclara que en este sector de la población hay muchas otras causas, como el acoso escolar o en redes sociales. De hecho, aseguró que las ideas suicidas, los intentos y los suicidios consumados entre menores y adolescentes son el doble e incluso el triple entre quienes sufren estos episodios de acoso. «Antes el acoso terminaba cuando el chico salía del colegio. Ahora le acompaña toda la vida y a todas horas a través de las redes sociales», aclara.
La soledad y la poca tolerancia a la frustración son otros factores destacados por este experto, que advierte: «Hemos pasado de los dos rombos en la tele para que los menores no pudieran ver ciertos contenidos a que tengan a mano en sus pantallas a golpe de click contenidos violentos o explícitos que pueden resultarles muy impactantes y dejarles huella», añade.
Al contrario de lo que se pensaba, hablar abiertamente sobre el suicidio reduce el estigma asociado y fomenta un ambiente de apoyo y comprensión para quienes están luchando. Esta federación se destaca que la prevención del suicidio implica educar a la sociedad sobre los factores de riesgo y las señales de advertencia, lo que puede ayudar a identificar a las personas en riesgo y brindarles el apoyo necesario.
Señales de alerta
Aunque no se puede simplificar, sí hay algunas señales que pueden alertar al entorno de que un amigo, una pareja o un familiar tiene ideas suicidas, como autolesiones, una mayor irritabilidad, cambios repentinos de conducta, aumento en el consumo de alcohol u otras sustancias o verbalizar que se está cansado de luchar. «Otras señales pueden ser arreglar documentos para cuando falte o regalar objetos personales muy queridos», explica este psicólogo. En estos casos, hablar del problema y escuchar a quien lo sufre, así como y acudir a un profesional son determinantes para evitar el peor de los desenlaces, porque siempre hay salida. «El suicidio es buscar una solución definitiva sin vuelta atrás para un problema que es temporal», sentencia García.
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