Fortuny y Madrazo, el artista pródigo de Granada
El 150 aniversario del nacimiento del polifacético e internacional creador nacido en Granada congrega un ambicioso proyecto que pretende recuperarlo como referente artístico para la ciudad
A pesar de vivir únicamente los primeros meses de su vida en la capital nazarí, ésta tuvo un peso emocional importantísimo a lo largo de la producción de su obra

No es quizás tan conocido como otros. Si preguntáramos al azar por cualquier calle de Granada, probablemente el nombre de Mariano Fortuny y Madrazo estaría más ligado a una plaza que a una producción artística. Mientras que su nombre abre exposiciones en museos ... de arte contemporáneo al otro lado del globo, como el Museo Mitsubishi Ichigokan en Tokyo , el común de los granadinos respondería más bien por ella. Una plaza. La plaza Fortuny . Ubicada en el barrio del Realejo, que, al contrario de lo que mucha gente cree, no está siquiera dedicada a él, sino a su padre .
Esta semana, con motivo del 150 aniversario del nacimiento en Granada de este polifacético artista, se ha inaugurado una nueva placa con su nombre para reivindicar su figura . "Un nuevo referente para la ciudad", en palabras de la presidenta de la Asociación FortunyMCulture , entidad que está detrás de uno de los eventos culturales de este año tan complejo para la cultura en la ciudad. Toda una programación de actividades y exposiciones girarán en torno a su obra con múltiples enfoques, desde el académico al puramente artístico o, sobre todo, el divulgativo, quizás el que más falta haga a tenor de la poca relevancia que parece haber tenido el personaje en la reivindicación patrimonial de los últimos años en la ciudad.
Un evento que tendrá lugar a lo largo de los meses hasta final de año y que se celebrará por todo lo alto. En el que han colaborado multitud de instituciones, desde el Ministerio de Cultura , la Junta de Andalucía, la Embajada de Italia, el Ayuntamiento de Venecia y un largo etcétera que habla a las claras de la importancia y la internacionalidad del creador, que vivió gran parte de su vida en Venecia. En el dialógo hispano-italiano, será aquí, en Granada, al igual que ocurriera con Picasso en Málaga , donde a pesar de la escasa relación historiográfica, se intente poner en valor los lazos sentimentales que le unían con su localidad natal.
El hijo granadino

La mudanza a tierras nazaríes del reconocido pintor decimonónico Mariano Fortuny y Marsal junto a su esposa, Cecilia de Madrazo, fue de hecho todo un evento en la ciudad. Así lo atestiguan los periódicos de la época. Atraído por el sur y el orientalismo creciente del XIX , se instalaba en el año 1871 en la Pensión de los Siete suelos , cercana a la Alhambra.
Allí nacería al poco tiempo su hijo. Poco después, se marcharían Fortuny padre movilizaría a toda la familia de nuevo hacia Roma, donde moriría apenas dos años más tarde de su llegada a la tierra de la Alhambra. Para Mariano Fortuny y Madrazo , Granada quedó poco más o menos, que como un mito de infancia, quizás de ahí el olvido, aunque, sin embargo, como ocurre en no pocas ocasiones por muy corta que sea la estancia en la ciudad, a él ese mito le acompañaría toda su vida.
Es también allí, justo donde se encontraba la desaparecida pensión granadina, donde se ha colocado esta semana la placa con motivo de la efemérides de su nacimiento.
Artista multidisciplinar

La relevancia de Fortuny y Madrazo está en ser uno de esos artistas extraños, que aparecen a cuentagotas. Más que por su propia producción artística, que también, es la particularidad del personaje, su mirada, su capacidad intrínseca para elaborar y crear sin ambages, lo que le singulariza. Iluminador, escenógrafo, pintor, grabador, fotógrafo, modista, incluso creador amateur de alguna que otra grabación cinematográfica poco usual para la época. Fortuny y Madrazo es ante todo un artista multidisciplinar. Creativo. Un adjetivo que suele llevar consigo la condición inexpugnable, por la mirada amplia, de estar algo adelantado a su época.
«El principal valor de su obra es saber comprender aquello que ya existía, la tradición, para hacer una cosa absolutamente nueva en su obra» , explica Maria del Mar Nicolás, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Almería, y autora de la primera tesis escrita en España, sobre Fortuny y Madrazo. Influido por todo tipo de referencias culturales fruto en gran parte del bagaje familiar, aplicó a disciplinas tan poco trascendentales a principios del siglo XX como la moda o la iluminación escénica, un historicismo impropio y rompedor con respecto a la tendencia de estas disciplinas en su momento.

La actualidad del artista, ahora de moda y que incluso copó hace pocas semanas la portada de Vogue, tiene de hecho, mucho que ver con esa atemporalidad que surge de su obra. «Abarcó prácticamente todas las disciplinas artísticas que ahora el arte contemporáneo considera» señala Nicolás. «En su época, el diseño no se consideraba demasiado, tampoco la escenografía...todas esas disciplinas forman ahora parte del corpus de la historia del arte» .
Su figura dejó huella en varios círculos intelectuales de la época. Hombre culto y de buena conversación, de sus estancias, en Venecia, Roma o París, no son pocos los personajes de renombre con los que se cruzó. Siempre en diálogo con los simbolistas, el propio Marcel Proust en uno de sus volúmenes de «En busca del Tiempo Perdido» nombra los vestidos de Fortuny y Madrazo, e incluso algunos de sus personajes lo portan. Otros quizás menos conocidos actualmente pero nombres fundamentales de la historia del teatro europeo como el italiano Gabriele D'Anunzio o el alemán Adolphe Appia también cuentan entre sus célebres relaciones.

Además de su producción pictórica y de grabados, que no por más conocida goza de menos relevancia, siendo algunas de ellas verdaderamente extraordinarias y así reconocidas por los historiadores, entre sus creaciones se encuentran algunas patentes de tremenda trascendencia y que marcan la diferencia y la personalidad del autor. Como ejemplos claros, la 'cúpula Fortuny' , parte de un sistema de iluminación creado por él mismo para la escena teatral y que supuso un verdadero avance en la forma de comprender la luz del escenario en base a los claroscuros. O los diseños de vestidos como el 'Delfos' , recreación de un antiguo ropaje griego de origen jonio e inspirado en los vestidos antiguos que su madre guardaba , y que ahora supone un modelo ampliamente destacado por el mundo de la moda. Son sólo dos de los nombres que resaltan y brillan con luz propia aún a día de hoy. De hecho, literalmente, incluso uno de los diseños de sus lámparas es ahora distribuida y fabricada como artículo de lujo.
Una firma de Granada

La pregunta es sencilla: ¿cómo un artista ahora tan de actualidad y conocido en tantas disciplinas puede seguir siendo a veces una biografía completamente ajena para el granadino medio?
Aunque sólo volvería a pisar la capital nazarí una vez más en su vida, acompañado entonces de su colaboradora y esposa, Henriette Nigrin , y desarrollara toda su obra fuera de España , la relación emocional que este tuvo queda claro en los pequeños detalles. Su propia firma llevaba siempre seguida una granada, símbolo de la ciudad en la que nació . Puede que por la mitología con la que se liga históricamente a la ciudad, esta fuera de especial atracción para el artista. «Es muy posible que el aspecto orientalista tuviera mucho que ver con ello» apunta Nicolás. De casta le venía al galgo, puede pensarse.
Pero, fuera aparte del detalle, el desconocimiento de su obra tiene más que ver con el hecho de que, quizás, sea ahora el momento en que puede llegar a ponerse en valor. «Ahora está siendo tomada como punto de referencia. Supo crear su propio arte. Pasado un tiempo, se le considera tan revolucionario, que está siendo, no solamente admirado, sino imitado y capaz de abrir un debate sobre un periodo concreto de la historia del arte» señala Nicolás.
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