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INVESTIGACIÓN

Investigadores de Granada recomiendan menos pastillas para dormir y más tratamiento psicológico

Advierten de la dependencia que causan estos fármacos y dan consejos para dejar de usarlos

Los fármacos para dormir se pueden volver en contra si no se usan adecuadamente ABC

Expertos de la Cátedra de Investigación del Sueño del la Universidad de Granada han puesto de manifiesto que, a tenor de lo que apuntan las estadísticas, en España hay «un abuso de las pastillas para dormir» y cierta tradición de buscar tratamiento farmacológico para combatir problemas de sueño, cuando en muchos casos sería más recomendable un tratamiento psicológico o de otros especialistas.

El establecer un tratamiento farmacológico en casos de dificultades para dormir depende de multitud de factores como tiempo con el problema, gravedad del mismo, origen más probable u otros problemas médicos. Así pues, con una valoración de todo ello, se podrá establecer cuándo es innecesario, cuándo recomendable y cuándo imprescindible, y siempre bajo prescripción médica.

Según los investigadores, los hipnóticos son los fármacos más utilizados por la comunidad médica para tratar los problemas de insomnio. Básicamente, se utilizan las benzodiacepinas y los análogos a las benzodiacepinas, de semivida corta, media y larga. Todos ellos con propiedades útiles y diferentes posibilidades de uso.

Pero son fármacos que «se pueden volver en contra cuando no se utilizan adecuadamente» , según manifiesta Alejandro Guillén Riquelme, experto de la Cátedra de Investigación del Sueño del la Universidad de Granada-GrupoLoMonaco.

También se utilizan con frecuencia antihistamínicos, la valeriana, Valium y la melatonina. Todos ellos ayudan a restablecer el ciclo de sueño-vigilia y generan propensión al sueño. En algunos casos producen una relajación muscular que favorece el sueño.

Los expertos manifiestan que las benzodiacepinas y los análogos a las benzodiacepinas, así como el Valium, son los que presentan un mayor porcentaje de dependencia. El principal síntoma sería que la persona no pueda conciliar el sueño sin el consumo de dicha medicación. Además, se puede sentir unos mayores niveles de ansiedad durante el día al pensar que esa noche se va a dormir sin medicación.

«Siempre que se quiere retirar el tratamiento debe consultarse al especialista correspondiente, ya que dependerá de la tolerancia y la dependencia del paciente generada ante el fármaco. Y la retirada se realizará adaptada a cada caso concreto. En muchas ocasiones la interrupción se realiza de forma gradual, es decir, se reduce la dosis progresivamente durante un tiempo para que no la persona no sufra dependencia» , apunta Guillén Riquelme.

En algunos casos la retirada abrupta va a generar ansiedad, dependencia y la reaparición de los problemas para dormir. Por ello, la suspensión del tratamiento siempre necesitará la supervisión de su médico y variará, no solo según el fármaco, sino según el caso.

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