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Justicia

Juana Rivas, de icono feminista a juguete judicial roto

El caso de la madre de Granada ha dado un vuelco tras la cascada de reveses judiciales que conducen a una petición de indulto que el PSOE considera «obligado»

Juana Rivas, a la salida de los juzgados de Granada. Carlos Gil

Leo Rama

Como si no tuviera desenlace, el caso de Juana Rivas parece estar siempre a una sentencia del final. Ahora, después de la última resolución del Tribunal de Cagliari, que esta semana ha archivado en cascada las denuncias —anteriores a 2019— por malos tratos formuladas por la madre de Granada contra su expareja, Francesco Arcuri , el término de este laberinto judicial se encuentra próximo, a falta de que se despejen las resoluciones pendientes: las denuncias por maltrato interpuestas el pasado año y la condena de cinco años de cárcel que pesa contra Rivas, recurrida en el Tribunal Supremo.

En estos años, Rivas ha pasado de ser un icono feminista a un juguete judicial roto . Todo comenzó en 2016, cuando Juana Rivas escapó de Italia junto a sus dos hijos, sin el consentimiento del padre, aprovechando unas vacaciones en España para no regresar a la isla de Carloforte, donde residía la familia. Ya en su país, la granadina, aconsejada por el Centro de la Mujer de Maracena , presentó una denuncia por malos tratos contra su expareja, quien había sido condenado en 2009 por agredir a Rivas.

La denuncia por maltrato formulada en 2016 —tumbada por la justicia italiana ahora, cuatro años después— permaneció en un cajón mientras los tribunales reclamaban a Rivas la restitución de los menores. Ante las negativas de la Fiscalía a solicitar medidas cautelares para que los menores no regresaran a Italia, la madre optó por darse a la fuga . Ese mismo día, y a la misma hora en la que Arcuri esperaba fútilmente en un punto de encuentro familiar en Granada para reencontrarse con los niños, el Ayuntamiento de Maracena albergaba una rueda de prensa con máxima expectación.

Oleada de apoyos

La asesora jurídica del Centro de la Mujer de Maracena, Francisca Granados ; el presidente de la Asociación Pro Derechos del Niño (Prodeni), Juan Pedro Oliver ; y la abogada de Rivas, María Castillo , comparecían para insistir en la petición de medidas cautelares por el «peligro» para los niños de regresar con su padre. Sobre el paradero de la madre, ninguno dijo nada. Rivas había emprendido la fuga de su fuga, desatando una inédita oleada de apoyos . Entre tanto, Arcuri guardaba silencio , preparando su defensa; perdiendo la pugna mediática.

Durante un mes, Juana Rivas permaneció en paradero desconocido. Bajo el lema «Juana está en mi casa» , miles de personas en toda España se solidarizaron con la causa. «¡Yo "fuera" hecho lo mismo!», exclamaban en Maracena, mientras políticos de todos los partidos le brindaban su apoyo. Incluido el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy : «Hay que ponerse en el lugar de esta madre. […] Ha sido agredida dos veces agredida, su marido ha sido condenado… A las personas conviene atenderlas y comprenderlas. Y luego está todo lo demás».

Mariano Rajoy, Juan Ignacio Zoido, Pedro Sánchez o Susana Díaz se solidarizaron con Rivas

Era el tema, prácticamente el único, del que se hablaba durante aquellos días de verano. «Ser socialista es estar siempre con las víctimas de la violencia de género y con sus hijos. ¡Gracias Andalucía por defender a Juana Rivas!», decía Pedro Sánchez , líder de la oposición en aquel momento, que volvió a pronunciarse tras la condena: «Hay sentencias con las que uno se siente más cómodo que con otras. Pero lo voy a dejar ahí porque soy el presidente del Gobierno».

Un indulto «obligado»

Susana Díaz —que le prometió «asistencia jurídica» de la Junta—, Juan Ignacio Zoido , Adriana Lastra , Alberto Garzón … Multitud de dirigentes manifestaron su apoyo —y hoy callan— durante un proceso que comenzó a decaer después de que la madre fuera condenada por dos delitos —uno por hijo— de sustracción de menores. Aquella sentencia fue el principio del fin del caso y precedió a un informe en Italia que marcaría el desenlace que ahora se dibuja: la pericial judicial de la piscóloga Ludovica Iesu.

Cuando se agote la vía ordinaria, la defensa de Rivas pedirá un indulto que el PSOE considera «obligado»

El informe sostenía que Juan Rivas demuestra una «gran capacidad de manipulación», un «profundo desequilibrio emocional» y «es perjudicial» para sus hijos. Fueron algunas de las conclusiones a las que llegó esta prueba encargada por el tribunal italiano de Cagliari que determinó la custodia de los menores —recayó en Arcuri— y ha servido de apoyo para las sucesivas resoluciones que han estrechado este laberinto judicial que, ya agotada la vía ordinaria, terminará con la petición de un indulto —como adelantó ABC— que el PSOE considera «obligado».

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