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El autor del doble crimen de Almonte pudo escapar por la azotea

Hay una marca de sangre en un azulejo del patio, junto a la escalera que lleva a la azotea

Marca de sangre en los azulejos del patio interior de la vivienda ABC

M. ROSA FONT

La aparición de rastros de sangre en una escalera interior de la vivienda del número 3 la Avenida de los Reyes de Almonte, en la que fueron asesinados Miguel Ángel Domínguez y su hija de ocho años en abril de 2013, deja abierta la hipótesis de que el autor de los brutales crímenes utilizara esta vía en su huída. Al cierre de la instrucción por parte del Juzgado de la Palma del Condado, no hay testigos ni pruebas que señalen con certeza cómo accedió el asesino a la casa aquella noche, cuando Miguel Ángel se disponía a darse una ducha.

La investigación ha determinado que la puerta de acceso a la vivienda no había sido forzada , por lo que las acusaciones han venido barajando dos posibilidades: que el autor tuviera llaves o que el portón quedara abierto después de que la víctima recibiera la visita de un amigo, en cuya declaración indicó que no recordaba si lo dejó cerrado.

Tras los crímenes, los investigadores no encontraron indicio alguno de la salida del asesino después de acabar con la vida de la pequeña y de Miguel Ángel. No hay pisadas o rastros a lo largo del trayecto que va desde el portón a la calle en una casa convertida en un mar de sangre. Sin embargo, sí se han encontrado marcas en un azulejo del patio interior de la vivienda , que pudiera haberse producido por roce del asesino con la pared.

Único rastro de la huida

El azulejo manchado de sangre (perteneciente a ambas víctimas) se encuentra a la izquierda de la escalera que sube desde la casa a la azotea de la misma. Esta azotea confluye con otras tres de edificios colindantes. Al patio en los que los investigadores de la Guardia Civil localizaron este rastro en la pared se accede desde la cocina de la vivienda . Se sabe, por marcas dejadas en un cajón, que la pequeña María llegó hasta la cocina para coger un cuchillo con el que defenderse de su asesino, arma que fue encontrada en la inspección ocular por los agentes bajo la cómoda de su habitación, donde su atacante -que ya había acabado con la vida del padre- la mató y tapó su cuerpo con una colcha . Sin más rastros en la escalera o en la misma azotea, el hallazgo de sangre en el patio que señala el paso del autor, abre la posibilidad de que la azotea pudiera haber sido utilizada en algún momento.

En la causa hay un único imputado como presunto autor del doble crimen , Francisco Javier M.R., pareja sentimental de la madre y ex mujer de las víctimas, Marianela Olmedo. Francisco Javier se encuentra en prisión desde junio de 2014 en base al hallazgo de su ADN en tres toallas que se encontraban en los dos baños de la vivienda, colgadas y limpias de sangre, que fueron retiradas por los investigadores tras una tercera inspección ocular.

La defensa, que ejercen los abogados Francisco Baena y Juan Ángel Ribera, mantiene que la presencia del ADN de su defendido se explica por transferencia secundaria acumulativa, por las relaciones que mantenía con Marianela , que se fue de la vivienda en la que tuvieron lugar los asesinatos dos semanas antes aproximadamente.

Las huellas localizadas en la escena del crimen han sido objeto de varios informes por las acusaciones, que ejercen los letrados Inmaculada Torres y Gustavo Arduán. La pericial realizada por la acusación particular sostiene, en base a la estampación de la pisada, que el asesino llevaba unas zapatillas más grandes que el número que calza.

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