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Caso Laura Luelmo

Bernardo Montoya dejó restos biológicos en el cuerpo de Laura Luelmo que prueban la agresión

Hallan sangre en la casa, en una manta y en el maletero del coche del presunto asesino

El asesino confeso de Laura Luelmo le dijo a su novia presa: «He matado a un payo»

La Guardia Civil, en la casa del asesino confeso, Bernardo Montoya ABC

M. Moguer

La autopsia que se le practicó ayer a Laura Luelmo , la joven de 26 años que encontraron muerta este pasado lunes en una zona de matorrales de la localidad onubense de El Campillo , no deja lugar a ninguna duda. Sufrió una agresión sexual. Además, según el informe del Instituto Anatómico Forense de Huelva, la joven profesora zamorana, que daba clases en un instituto de la vecina Nerva, murió por un fuerte golpe en la cabeza tras salir a pasear -no a correr, como se ha explicado en alguna ocasión-. El informe forense concluye qu e la profesora zamorana murió entre 48 y 72 horas después de su desaparición a consecuencia de un fuerte golpe en la frente y que su agresor dejó sus restos biológicos en el cuerpo de la joven , una prueba inequívoca de que l a violó antes de matarla .

Tras la primera declaración del detenido, los agentes se dirigieron ayer a media mañana, junto con el propio Montoya , a su casa de El Campillo (en la que llevaba solo un mes) para una reconstrucción de los hechos. Allí, los investigadores hallaron restos de sangre al aplicar luminol -sustancia que la detecta de forma indubitable -, a pesar de que se había fregado concienzudamente la vivienda, informa Efe. Con esos datos, se derrumba parte de la versión de los hechos del único detenido y asesino confeso de Laura Luelmo, Bernardo Montoya. Este vecino de El Campillo -vivía enfrente de la joven- con antecedentes por asesinato, robo y asalto , fue detenido por la Guardia Civil el pasado martes. Tras pasar muchos años en prisión, había vuelto al pueblo, a vivir en la casa que sus padres tenían en la calle Córdoba.

Además, este jueves, los agentes de la Guardia Civil que investigan el caso han hallado una manta con restos de sangre de la joven zamorana Laura Luelmo en el punto kilométrico 167 de la N-435, cerca de Las Mimbreras, el paraje donde apareció el cuerpo el pasado lunes , informaron a Europa Press en fuentes de la investigación.

En el cementerio de El Campillo (Huelva) han hallado también una bolsa de plástic o con las llaves del coche y del domicilio de la maestra , además de un monedero y enseres de higiene.

En un largo interrogatorio lleno de contradicciones, Montoya contó finalmente su versión de los hechos sobre la desaparición y muerte de Laura Luelmo: la chica y él -contó- se habían encontrado y ella le habría preguntado por un supermercado. «La chica salió de su casa y se me acercó a preguntarme algo. Yo estaba sentado en una silla en la puerta de la mía, que están frente a frente. Ella me dijo: ‘ Hola vecino, oye sabrías de algún supermercado por aquí? Es que soy nueva ’», relató a los agentes.

Él la habría engañado para llevarla hasta un callejón, donde la sorprendió. « Cuando la chica apareció en el callejón sin salida, se quedó como sorprendida y me preguntó: ‘¿Qué haces aquí?’ Y mirando hacia los lados dijo: ‘¿Y dónde está el supermercado?’». Sin mediar palabra, aseguró ante los agentes de la Guardia Civil, golpeó la cabeza de Laura contra el capó de su coche. «Quedó inconsciente en el suelo», recordó Montoya, que añadió que luego, como «tenía una cuerda en el vehículo», aprovechó «un trozo para atarle las manos a la espalda».

Siempre según la versión de Montoya, su intención al asaltarla era sexual. «La metí en el maletero del coche y la envolví en una manta con el propósito de agredirla sexualmente después. Conduje hasta el lugar donde la encontraron», indicó a la Guardia Civil.

El detenido aseguró que, tras llevar a Laura al lugar donde luego la encontraron ya muerta, le quitó el pantalón a la chica e intentó agredirla sexualmente. Pero, llegó a jurar, no lo consiguió: «Lo intenté pero nada . Juro que al final no la agredí sexualmente». El avance de la autopsia conocido ayer tarde señala lo contrario. Ahora los investigadores se enfrentan a un problema con la confesión de Montoya. Si faltó a la verdad desde el primer momento, como demuestra la autopsia, ¿por qué creer el resto de su historia? Si se atiende a los hechos ciertos y probados, Laura desaparece el miércoles 12 de diciembre. La autopsia determina que muere entre el 14 y el 15, es decir, al menos 48 horas después de que se le pierda la pista. ¿Qué pasó en el tiempo entre que desaparece y muere?

Hay dos hipótesis. En la primera, Bernardo Montoya agrede a la chica y la deja malherida en el campo, donde muere al cabo de al menos dos días. Es la versión que cuenta el detenido por los hechos. En la segunda, Montoya habría retenido contra su voluntad a Laura y la habría matado pasadas esas al menos 48 horas de las que habla la autopsia. En esta segunda versión se imputaría a Montoya un nuevo delito: el de secuestro .

«Estaba viva»

En todo caso, el relato de Montoya no acaba con el abandono en el campo de la joven. Según contó a los agentes, se asustó tras el suceso y salió corriendo. « Juro que cuando yo la dejé allí, ella todavía estaba viva» , aseguró el detenido. Montoya añadió que se marchó llevándose consigo las zapatillas de la Laura y su teléfono móvil. Ninguno de esos dos objetos han aparecido por el momento.

El detenido por la muerte de la joven profesora aseguró también que, intranquilo por lo que acababa de hacer, no conseguía dormir, por lo que se marchó, en plena noche, a «dar un paseo» . Tras esto, dijo, estuvo unos días visitando a conocidos y amigos, pero siempre volviendo a su casa después. Hasta que un día, vio a la Guardia Civil y se asustó, por lo que salió corriendo . Ese fue el momento en el que la Guardia Civil procedió a su detención.

Esta versión de los hechos, desmentida en uno de los puntos principales - el de la agresión sexual -, tiene a los investigadores trabajando sobre el terreno para averiguar la verdad. Así, se mantiene la búsqueda de pruebas consideradas claves como el teléfono móvil de Laura. Además de su testimonio, las Fuerzas de Seguridad también están analizando e l coche negro marca Alfa Romeo que Bernardo Montoya conducía cuando fue detenido y sobre el que, supuestamente, golpeó a Laura provocándole la muerte.

Una vez que la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Huelva datara la muerte de Laura, los expertos de la Guardia Civil se centran ahora en completar el análisis de las pruebas recurriendo al laboratorio móvil del Servicio de Criminalística desplazado por carretera desde Madrid a Huelva. También se movilizó el helicóptero del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO).

Según fuentes de la investigación, la Guardia Civil no dudó en ningún momento de la autoría del ahora detenido. Siempre estuvo en el punto de mira y, de hecho, agentes del Instituto Armado siguieron a Montoya en los días previos a su detención.

El asesino confeso, que hoy deberá comparecer ante al juez , pertenece a una familia conocida en el pueblo de El Campillo, donde llegaron tras ser expulsados de Cortegana, donde vivían antes . Allí, según recuerda la hemeroteca, Bernardo y su hermano protagonizaron sendos asesinatos que les grajearon la enemistad de sus vecinos y, en última instancia, su expulsión.

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