PATRIMONIO
Tartessos, el enigma que seguirá enterrado
La decisión de cubrir los restos del puerto tartésico aparecidos en el edificio de Hacienda de Huelva impedirá tener a la vista los vestigios de una civilización milenaria sobre la que apenas quedan pruebas materiales

Bajo los pies de los onubenses se esconden las claves de una de las civilizaciones más antiguas y desconocidas como es Tartessos. El espacio que ocupa la Huelva actual es uno de los asentamientos habitados más antiguos de occidente y posiblemente el corazón del ... legendario imperio de cuya existencia no se duda, pero que tan pocos vestigios conserva. Los pocos que han aparecido han sido sepultados, negando de esa forma la posibilidad de desvelar el enigma. El reciente plan anunciado por Cultura de no permitir que los restos del puerto tartésico del edificio de Hacienda sean visibles en la rehabilitación del inmueble devuelve a la ciudad el debate sobre la falta de un plan que garantice la supervivencia de su patrimonio arqueológico.
Los arqueólogos responsables de los trabajos en el último yacimiento identificaron las estructuras de un puerto en la misma Gran Vía de la Huelva moderna. No es la primera prueba que aparece que pueda vincular la ciudad con la capital de Tartessos. El núcleo original de la cultura tartésica se concentraba en el triángulo que forman las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. La línea costera ha variado de forma considerable con el paso de los siglos. Si bien no hay una coincidencia plena, es reconocido que la cuenca del Odiel fue un eje clave y por lo tanto la capital onubense ya jugó un papel destacado en Tartessos. Enigmas que podrían resolver los restos tapados por el hormigón de la ciudad.
Patrimonio oculto
Huelva se asienta sobre el mismo solar habitado desde hace al menos 5.000 años. Así lo demuestran otros yacimientos como el del Seminario, cuyo expolio en 2015 y 2016 pese a ser un área protegida llegó a los tribunales. Es la historia recurrente que entierra las pruebas de la existencia de Tartessos. Las pérdidas fueron irreparables y poco queda puesto en valor para los ciudadanos.
El profesor titular de Arqueología de la Universidad de Huelva y director del Grupo de Investigación Vrbanitas, Arqueología y Patrimonio, Javier Bermejo, sostiene que «desde el punto de vista de la puesta en valor de nuestro patrimonio la gestión ha sido, cuanto menos, deficiente». Todo ello en una ciudad con «un importante y rico patrimonio arqueológico», pero que permanece oculto. Huelva se encuentra «muy por detrás de otras capitales andaluzas o municipios en lo tocante a la proyección social y valorización del mismo». Pese a lo mucho conocido y excavado, con importantes ejemplos y testimonios materiales, es «escasísimo lo que se ha puesto en valor, y, además, a través de propuestas que en la práctica han resultado deficientes o malogradas ya que no han alcanzado su fin último». Alude en este caso el profesor a ejemplos de restos integrados en establecimientos comerciales a través de mamparas que no permiten su observación directa.
Las pruebas aparecidas en la ciudad ayudarían a construir el puzle de la mítica Tartesos
El caso del edificio de Hacienda ha generado un profundo debate en la ciudad. No existen vestigios de época tartésica visibles, se trata por lo tanto de una oportunidad de mostrarlos. El plan aprobado por Cultura contempla un estudio documental. «Mientras que a lo largo de los últimos 20 años los ejemplos de restos arqueológicos, integrados y visibles para disfrute de la sociedad, se han multiplicado en otras ciudades andaluzas, con los mismos condicionantes y marcos legales, en Huelva ese desarrollo no se ha producido. Debemos reflexionar porqué y pronto», defiende el profesor Bermejo.
El experto matiza una cuestión importante. Los restos que aparecen actualmente aunque no sean visibles sí son conservados. La lucha es por su valoración, quiere esto decir por liberar los espacios donde se encuentran para que puedan ser observados, visitados y conocidos por la población. Para ello pide «empezar por los restos del puerto tartésico de Hacienda, así como los contiguos en el solar del antiguo edificio donde se encontraba Juguetoon, y todo aquello que aparezca a futuro y cumpla una serie de requisitos para su puesta en valor. Sin duda el subsuelo de Huelva seguirá ofreciendo los restos materiales de culturas pasadas, igual o más destacados que algunos de los testimonios que ya nos ha ofrecido».
El caso del puerto tartésico en plena Gran Vía es el último de una larga lista. Bermejo recuerda la suerte que corrieron otros casos anteriores como los hallados en el edificio Coliseo en la calle Méndez Núñez y que están cubiertos de hormigón en un parking o el conocido expolio en el Seminario. Otros espacios podrían quedar soterrados en futuros proyectos urbanísticos como La Joya mientras que el edificio del Banco de España que iba a albergar el museo arqueológico provincial tuvo que ser paralizado para adaptarlo a Bellas Artes por unos restos en su sótano. Una situación similar a la de Hacienda.
El último caso ha generado una corriente de rechazo en la sociedad onubense. Bermejo considera que «quizá la desidia o indolencia sea el mayor enemigo en todo este devenir que supone la relación de la Huelva contemporánea con su legado patrimonial. La falta de ganas o interés, la dejadez, deben ser abandonados en la búsqueda de una ciudad que se religue con su pasado, lo valorice, lo muestre y disfrute».
No obstante, «esta tendencia, por fortuna, está cambiando y la sociedad onubense se ha vuelto más exigente y crítica con las actuaciones que se llevan a cabo en materia de patrimonio, lo que denota el interés del tema». Tal vez no sea demasiado tarde. Mientras tanto las piezas conocidas del puzzle del enigma de Tartessos siguen ocultas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete