SUCESOS
Ahmed, uno de los héroes del incendio de Los Villares: «En cuanto me dijeron que había personas en la casa no lo pensé»
Ahmed El Outmani fue uno de los vecinos de la localidad jiennense que rescataron a tres personas acorraladas por las llamas a través de un agujero que abrieron en la pared
«Los vecinos hemos demostrado que unidos podemos hacer lo que sea necesario», asegura Pablo Maeso, otro de los participantes en el rescate

El domingo 12 de marzo estaba a punto de convertirse en el lunes 13 cuando la tranquila vida del municipio de Los Villares, en el área metropolitana de Jaén, se vio sacudida por un suceso que no ha tenido mayores consecuencias gracias a la heroica actuación de algunos vecinos.
Entre ellos estaba Ahmed El Outmani, un joven natural de Garrucha (Almería), que lleva poco más de dos años residiendo en la localidad, de donde es su pareja. «Estábamos en un bar en el centro del pueblo, a punto de irnos a casa, cuando una persona entró pidiendo un extintor», relata. Esa persona es Abulario, que regenta otro bar en la localidad y que se topó con el incendio cuando terminaba sus repartos de cenas.
«Yo estaba ya acostado cuando oí una pequeña explosión. Mi perro empezó a ladrar y yo me puse nervioso. Mi casa está en alto y cuando me asomé vi a lo lejos las llamas. No lo pensé, me vestí y me fui hacia allí». Es la experiencia de otro de los héroes de esta localidad, Pablo Maeso, uno de los primeros en sumarse al rescate. Cuando llegó había apenas un par de vecinos y una patrulla de la Guardia Civil ante la casa.
«Todo fue muy rápido. Pidieron un extintor y dijeron que había una casa en llamas. Yo pregunté que si había personas dentro de la casa, al decirme que sí, no me lo pensé, pregunté dónde era y me fui corriendo a pie hasta allí», explica Ahmed. Al llegar se encuentra la situación: Un incendio, cuyas causas aún se están investigando, se había originado en la planta baja de la casa, donde se ubica la cochera. Desde allí salían grandes llamas, acompañadas de pequeñas explosiones, y una gran cortina de humo negro subía hasta los pisos superiores.
Antes de que llegaran los bomberos, y con la ayuda de un mazo que facilitó uno de los vecinos de la calle, Pablo Maeso comenzó a golpear la puerta de la cochera. «Cuando pude abrir vi las llamas cerca y un golpe de humo se me vino hacia la cara. De repente, me sentí mareado. Oí gritos de gente diciendo que me fuera de allí corriendo», cuenta.
Por una pared
Llegan los servicios de extinción y comienzan a sofocar las llamas. Pero antes que ellos alguien tuvo una idea sencilla y brillante, contactar con los ocupantes de la vivienda por teléfono con los habitantes de la vivienda. Estos le indicaron que se encontraban en un patio de luces buscando el poco aire limpio que poder respirar que quedaba en la vivienda.
La casualidad quiso que esta vivienda de la Calle Justo Mullor del municipio villariego lindara con sendos solares en obras. «Entramos por la obra de arriba, que sabíamos que comunicaba fácil con la casa, pero cuando abrimos nos dimos cuenta de que la familia estaba en la otra punta de la vivienda», comenta Pablo. Ahí es cuando Ahmed se suma a la improvisada cuadrilla de demolición. «Allí, arriba, arriba, que en patio podemos dar con ellos», recuerda que gritó una de las personas que estaban tratando de ayudar a los atrapados.
El grupo se fue incrementando hasta casi una decena de personas, pero fueron tres los que accedieron a la segunda obra y comenzaron a realizar los agujeros en los tabiques. Entre ellos el propio yerno del matrimonio de 64 y 66 años que, junto con su hijo de 39, que también reside en la vivienda, se encontraban encerrados en ella.
«Recuerdo que estaba el yerno ya en la pared medianera con la maza. Golpeó varias veces, pero estaba agotado y casi no hizo mella. Así que le pedí que me diera el relevó y golpeé tres veces con todas mi fuerzas hasta que pude abrir un agujero». Con las manos ampliaron como pudieron el hueco hasta que fuera suficiente para que entrar por él una persona. Cuando entraron el matrimonio estaba a punto de desmayarse.
«La cara de ese hombre no la podré olvidar en mi vida», asevera Maeso. «Cuando lo dejé en la ambulancia estaba completamente negra y solo preguntaba por su mujer y su hijo, diciendo que él estaba bien». A pesar de lo que decía, él ha sido el peor parado del suceso, pues fue ingresado en la UCI, donde ha estado sedado por precaución, pero con pronóstico favorable. Su hijo recibió el alta a las pocas horas y se espera que la mujer lo haga también en breve.
Ahmed fue uno de los que entró en la casa para rescatar a la familia, que ya estaba al borde de perder el conocimiento. «No vimos llamas, pero el humo era negro y denso, del que mata», afirma. El rescate, eso sí, se prolongó con el resto de los habitantes de la casa. Un perro fue rescatado por Pablo Maeso, un gato huyó a tiempo y el otro fue rescatado por los bomberos. Y dos perros que se encontraban en las plantas superiores fueron sacados de la vivienda, sanos y salvos, al día siguiente. «Ahmed intentó entrar a por ellos para atender la petición de la mujer de rescatarlos, pero se lo impedimos, la situación era demasiado peligrosa», narra Maeso.
«Los vecinos de Los Villares hemos demostrado que cuando nos unimos todo es posible: movimos coches a pulso, derribamos muros... Hicimos lo que hizo falta por nuestra gente», concluye Maeso. Y no solo eso, porque al heroísmo ahora también se va a sumar la solidaridad. Ya se prepara una fiesta benéfica, cuya organización, seguramente, correrá a cargo de una cofradía del pueblo, para que la familia pueda reponerse económicamente de un mazazo del que, gracias a la ayuda de sus vecinos, han podido vivir para contarlo.
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