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El aceite de oliva, en la Real Academia Española

La influencia de la Academia se antoja crucial a la hora de definir el alimento central de la dieta mediterránea

Manuel Parras, presidente del Consejo Económico y Social (CES) ABC

Javier López

La Real Academia Española (RAE) ha aceptado diferenciar el aceite de oliva de las grasas con las que compartía espacio tras reprocharle el Consejo Económico y Social (CES) y la Universidad de Jaén que definiera al alimento central de la dieta mediterránea como líquido graso. Ambos organismos agradecen el gesto de la institución, pero les parece insuficiente porque no incluye la acepción virgen extra para referirse al aceite de mayor calidad.

Más concretamente, «aceite de oliva» es la segunda acepción que ofrece el diccionario de la RAE para la palabra «aceite», siendo definido como aquel que «es obtenido de las aceitunas».

«Hay que ganar la batalla cultural para ganar la económica», explica Manuel Parras, presidente del CES provincial , quien, junto al rector de la Universidad, Juan Gómez, remitió en 2016 una carta a la RAE en la que proponían que tuviera a bien describir al aceite de oliva de un modo más preciso. Parras, que no es lingüista, no pretende enmendar la plana a la Academia, sino hacerle ver que su influencia determina el consumo.

«La gente confía en la RAE. Yo confío en la RAE. Cuando tengo dudas, acudo al diccionario. Si la persona que consulta la palabra aceite no encuentran al de oliva diferenciado en calidades, a la hora de comprar optará por el más barato porque para ella todos serán iguales», arguye Parras para explicar la razón por la que tanto el CES como la Universidad pedirán a la Academia que precise aún mejor el significado.

A la espera de más avances

El avance, con todo, ha sido importante. Hasta ahora las definiciones sobre el aceite eran «impropias de las RAE», a juicio de Parras, que aplaude que las haya sustituido por otras más precisas que presumiblemente facilitarán la toma de decisiones de los consumidores , quienes, en su opinión, escogerían mejor si la Academia diera un paso más e incluyera el virgen extra en el diccionario y lo definiera como el mejor de los aceites de oliva.

Para conseguirlo, el CES y la Universidad repetirán la estrategia que llevaron a cabo cuando hace tres años pidieron la actualización del significado . Así, en septiembre propondrán a las administraciones públicas, a los agentes sociales y a los colectivos ciudadanos que respalden su iniciativa. En concreto, pedirán a la sociedad jiennense que agradezca el detalle a la RAE y que le exijan que incluya otra acepción.

Esta iniciativa será secundada por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), cuyo secretario general en Jaén, Cristóbal Cano, muestra su «moderada satisfacción» por esta actualización del concepto llevado a cabo por la RAE, entendiendo que la inclusión del sintagma aceite de oliva virgen repercutirá en una mayor cognición del producto, quedando, eso sí, inconcluso si no se le añade «extra».

En este sentido, Cano ha aclarado que si se incluye el adjetivo, quienes consultan el diccionario sabrán por esta vía que alude a la mejor categoría del aceite de oliva , que es una consecuencia, ha añadido, «del esfuerzo de todo un sector que apuesta por la calidad en todos sus niveles».

En términos de lenguaje la apuesta perfecta sería aquella en la que el acrónimo de aceite de oliva virgen extra (aove) se convirtiera en una palabra de uso común , expone Manuel Parras, quien expresa que es necesario combatir en el ámbito de las palabras para que el concepto se atribuya únicamente al zumo de la aceituna.

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