Málaga
El grafiti matemático que causa revuelo en Benalmádena: «Es un hechizo para ahuyentar canis»
Varias pintadas en la estación de Torremuelle con teoremas e integrales están levantando todo tipo de especulaciones entre los vecinos

Son dos pintadas, plasmadas en dos paredes blancas cerca de la Estación de Torremuelle en Benalmádena. Daniel Ríos es el vecino que los ha dado a conocer: «He visto estos grafitis en la estación de Torremuelle y quería compartirlos con vosotros. Genio», reseñaba en el grupo vecinal «No eres de Benalmádena si...». Pero no son dibujos ni firmas, sino un enigma matemático que tiene a los vecinos pensando que puede significar.
María de Mar fue de las primeras en contestar: «Que dice que si dividimos un polinomio p(x)y entre el binomio(x-a) el resto de la división es igual al valor númerico del polinomio p(a)». «La teoría del resto», concretaba esta vecina sobre las integrales dibujadas en aquellas esas dos paredes.
El propio autor reseña que es la «teoría de los residuos», que una consecuencia del Teorema integral de Cauchy, por el que se viene a explicar lo que decía la primera vecina. Pero las reacciones no se han concretado en sesudos análisis matemáticos. La mayoría ha tirado de humor para explicar lo que hay pintado en estas paredes de Benalmádena.

«El primo de Einstein vive en Torremuelle», decía uno de los usuarios, mientras que Nerea Prieto reseñaba: «Anda tenemos aún Sheldon Cooper por aquí», en referencia al genio a protagonista de la conocida serie The Big Bang Theory. No fueron los únicos que contestaron a las integrales resueltas con rotulador.
Manuel Contreras apuntaba a que podía ser el cálculo de las pensiones o en cuánto se estima el tiempo en acabar todas las obras de la ciudad. «¿Eso no será un mensaje o código oculto? Deberíamos llamar a Iker Jiménez», reseñaba un perfil vecinal de la zona. «Pone tonto el que lo lea», decía on ironía Francisco José Montero.
La misma guasa que Fran Kelo al reseñar que, en realidad, todo se trataba de «un hechizo ahuyentar canis». Hubo quien aprovechó, como pasa en estas ocasiones para meter su reivindicación, lamentó «otro día en mi vida sin utilizar el máximo común divisor y el mínimo común múltiplo», como le ocurrió a Aitor Aretxabala.
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