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CIRCO DEL SOL

La acrobacia que da origen a la vida

El Circo del Sol representa su espectáculo «Totem» durante todo el mes de junio en el recinto ferial de Cortijo de Torres de Málaga

Inicio del espectáculo, cuando los anfibios cobran vida F. SILVA

J.J. MADUEÑO

La tortuga es una simbología ancestral en muchas civilizaciones humanas. Era unión de los elementos esenciales para los alquimistas. Su longevidad fue símbolo de la permanencia en la tierra en Japón o China. Icono de la reflexión en India, de la pasión en África o de la lujuria para los cristianos. Lo fue del amor para los antiguos griegos al ser consagrada a Afrodita o amuleto contra la enfermedad en algunas culturas aborígenes. Por esta razón, lo primero que ve el espectador bajo la Gran Carpa del Circo del Sol en su espectáculo «Totem» es el caparazón de una tortuga, como el inicio de la evolución de la especie humana , que descubre sus sueños, pesadillas, sentimientos y ser interior a través de las acrobacias de los 46 artistas que conforman el elenco.

El esqueleto de este reptil milenario es alumbrado por el cristal que desciende del cielo, a través del cosmos, para dar vida a los anfibios que brincan en unas barras paralelas. Nace la vida para dar paso al conflicto , representado en dos bañistas que empiezan a discutir por unas anillas y que acaban abducidos por la belleza del movimiento de una mujer en el mismo medio para sellar la paz. Es cuando se evocan a los mitos con una primera danza con aros.

Sólo un nativo americano, invocando a los ancestros y simbolizando el ciclo de la vida , que empieza a resurgir entre las bromas de los «clown», que comienzan su actividad incluso antes de arrancar el espectáculo interactuando con el público. Uno dicharachero y enamoradizo, el otro tímido y siempre con un as en la manga.

Desafiar a la física

Primero la tierra sale sobre unos altos monociclos para desafiar las leyes de la física con el lanzamiento de tazones. Luego un curioso pescador acaba sorprendiendo con sus habilidades para el malabarismo musical, que da paso a un espectáculo en el que el hombre se fusiona con el aro, como aquel «Hombre de Vituvio» que dibujara Leonardo Da Vinci a finales del siglo XV. Es la antesala de una contorsionista que emerge del centro de una flor y que da paso a la evolución de la especie humana.

Primero los simios campan bajo la carpa, hasta que entran dos hombres de las cavernas amantes del heavy metal, antesala de un ejecutivo enganchado a su móvil. La evolución anda en círculos hasta que algo se rompe y el hombre descubre parte de sus instintos primarios en un espectáculo de escalada, que recuerda a una variación artística y masculina del «pole dance», sin prejuicios y con un mensaje claro de esta civilización como pérdida de la esencia del ser humano . Y llega el descanso.

La contorsionista emerge del centro de una flor F. SILVA

Se vuelve con un personaje diabólico, que desde antes de comenzar el «show» está presente en la grada, censurando las actividades que dañan el planeta, como arrojar basura. Fue la primera gran ovación de la segunda parte. Su espectáculo, al son de unos cantos aborígenes aflamencados, con el diávolo arrancó la admiración y calentó al público que no dejó de aplaudir hasta el final.

Fue un punto de inflexión. Dos tortolitos bromean, juegan y se enfadan en un inocente juego de seducción sobre un trapecio en el que entrelazan sus cuerpos en un alegre baile vertical, que da paso a la alquimia. Un científico que con un juego de bolas de luz es capaz de conseguir la eterna juventud , antes de la diversión de los dos «clown» haciendo esquí acuático para relajar la tensión antes del desenlace final.

Sueño de volar

Una nueva llamada a los ancestros con una pareja de nativos americanos y sus aros comienza a poner fin a este espectáculo, que estará en el recinto ferial de Cortijo de Torres durante todo el mes de junio . Uno de los momentos más espectaculares es la ceremonia nupcial india de una pareja de patinadores que gira y hace piruetas a velocidades espeluznantes sobre un tambor de dos metros de diámetro. Levantó una ovación que preparó para el cierre, donde el hombre se adentra en el sueño de volar .

Vistiendo coloridos trajes de antiguas civilizaciones de Sudamérica ya desaparecidas, los acróbatas, que parecen llegados del espacio, tratan de escapar de la gravedad de la Tierra para concluir con la Gran Carpa ovacionando a un espectáculo en directo, donde la música de la banda forma una sutil línea de unión entre todas las actuaciones, para descubrir a los humanos desde su origen hasta los lazos que le unen con otras especies a través de los sueños.

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