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Rescate de Julen

Los agentes que sacaron a Julen del pozo: «Sólo había silencio al subir a la superficie»

Los tres guardias civiles que entraron a la mina a por el niño de dos años cuentan lo que sintieron a la hora de arrebatar al pequeño a la roca de Totalán

Las cuatro versiones detrás de la caída de Julen al pozo de Totalán

Uno de los agentes encargados del rescate de Julen FRANCIS SILVA

J.J. MADUEÑO

Durante toda la tarde del viernes, cuando los mineros se acercaban a los cuatro metros de túnel, un agente de la Unidad de Montaña de la Guardia Civil acompañó a los brigadistas de Salvamento Minero de Asturias en las labores de excavación por si aparecía Julen. A las 1.25 horas del sábado detectaron el pequeño cuerpo de Julen , que desde el pasado 13 de enero estaba desaparecido en ese angosto pozo.

Vieron las primeras evidencias y entraron tres guardias civiles a sacar el cuerpo y hacer la labor de policía judicial. Lo desenterraron a 71 metros de profundidad en la Sierra de Totalán, lo envolvieron en una manta térmica y salieron del pozo. Al subir a la superficie con el niño en brazos en la cápsula de rescate «solo había silencio, a pesar de toda la gente y las máquinas» .

Nicolás Rando, uno de los tres agentes encargados de rescatar el cuerpo aquellla madrugada, asegura que fue «un momento donde todo el mundo estaba callado» . «Bastante duro, porque no queríamos ese final», apunta Nicolás, que fue el primero en llegar al pequeño en el interior del sondeo de agua abandonado. Junto a Rando, estaban en el pozo Alberto Ortiz y Francisco Maturana. Completaban la patrulla encargada de sacar a Julen del pozo, los tres son parte de la Unidad de Montaña de Álora.

Maturana descendió por el pozo de rescate sabiendo que Julen estaba muerto. Lo hizo tras salir los dos mineros que estaban con Rando en la mina. Reconoce que ese trayecto fue duro. «Se te cae el alma al suelo» , afirmó Maturana, que aseguró que tuvo que «sacar fuerzas» para hacer el trabajo. «Somos personas y las cosas te afectan», añadió Maturana.

Cuando se supo que Julen no tenía vida, a todos los invadió la tristeza. «No dejamos de creer» , añade Ortiz, quien dice que se podría suponer que el pequeño de dos años estaba fallecido. Sin embargo, la búsqueda hasta el último centímetro fue de una persona viva. «Hasta que no llegásemos no podríamos dar nada por perdido», afirmó Alberto Ortiz, que dijo que, por esta razón han dado «el 110 por cien para llegar lo antes posible».

Agentes afectados

En este sentido, afirman que el final no era el deseado, pero es «un alivio para esos padres tener a su hijo» . Ellos también tendrán que hacer un ejercicio para aparcar esos sentimientos. «Esto se olvida con la familia, los compañeros y el trabajo. Se irá pasando. La gente nos sigue necesitando en la montaña, pero es algo que te toca la fibra», abundó Nicolás Rando.

En un rescate que se eternizó durante trece días, la familia fue uno de los pilares donde estos agentes se apoyaron para lograr sacar a Julen. «Mi hijo de cuatro años me preguntaba si iba a sacar al niño del pozo y le dije que sí», apunta Rando, a lo que Maturana añade: «La familia estaba preocupada, ya que ve los riesgos» .

Los agentes afirman que tienen «sentimientos encontrados» por un rescate exitoso, pero al que hubieran querido encontrar vivo. «Es el final que no deseábamos», recordó Rando, que dijo que ahora es turno para la investigación y que «todo el esfuerzo tiene que tener un buen final». Por esto, están «concentrados para poder hacerlo todo».

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