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Conciertos

Fuengirola cree que Rod Stewart es sexy

El cantante escocés revoluciona con sus clásicos el festival Marenostrum en un homenaje a su carrera

El cantante escocés, en un momento del espectáculo JUAN SIERRA

F. del Valle

Algunas caderas entre el público estaban mucho más desmejoradas que la suya. Sir Rod Stewart regresó este miércoles a la Costa del Sol para demostrar que el ritmo no está reñido con la edad y el señorío británico puede calzarse perfectamente unos estrafalarios pantalones de pitillo y una chaqueta de leopardo.

Lo hizo para dar lustre al pujante festival Marenostrum Castle Park de Fuengirola , en lo que se convirtió en un meritorio homenaje a su carrera y su particular carisma, con más de 9.000 gargantas empleadas en la celebración del mito, que desplazaba a Málaga tras llevar a Gredos su gira«Blood red roses».

Maduros entonando la banda sonora de sus vidas . Británicos de pelo pajizo y tez colorada por el sol de la Costa. Curiosos por descubrir en carne y hueso, mucho hueso, al genio que seguro más de una vez en su juventud les tocó dentro con su voz rasgada y alguno de los himnos que se convirtieron en generacionales .

Todos, entregados a la leyenda durante la poco más de hora y media en que se prolongó el imponente espectáculo que ofreció el cantante escocés, en el segundo y último de los conciertos programados para España este verano . Y todos, también, admirados por la estupenda vitalidad de un señor de 74 años que no paró de bailar y contonearse , de cambiarse de ropa y de variar de registro.

Junto a una banda de extraordinaria solvencia y en una suave noche que invitaba a enredarse en la celebración, Stewart fue desgranando sus principales éxitos. Desde su etapa primigenia en The Faces con «Stay with me» al delirio final con «Da ya think I'm sexy» o «Maggie May» .

Lo hizo con una extraordinaria producción , con amplia variedad instrumental y plena de efectos audiovisuales en las pantallas de alta definición dispuestas tanto al frente como en los laterales del enorme escenario. Para permitir su descanso, tomaban el testigo sin hacer descender el ritmo sus eclécticas bailarinas , que lo mismo tocaban la percusión, se marcaban un «She works hard for the money» de Donna Summer o enfundadas en camisetas verdes y blancas, incitaban a sacarse el abono del Celtic de Glasgow , por muy lejos que nos quede Parkhead.

Stewart no paró de moverse en toda la noche ABC

Hubo tributo a Dire Straits , a Sam Cooke , a Van Morrison o a Etta James , con un repertorio que a nadie podía dejar indiferente. Homenaje, con «Rythm of my heart» , al día D en el 75 aniversario del desembarco de Normandía . Un respeto a los caídos por la libertad. No es lo mismo resucitar a Churchill que a Franco , se escuchaba en algún palco, donde abundaba distinguido el público nacional, igual de entregado que el isleño.

Melodías más íntimas y puro rock'n roll . Cambios veloces de vestuario y la convicción, vista de cerca, de que en la era del consumo rápido y la matraca anodina, hay seres inmortales que si ocupan un cachito de nuestro corazón es porque se lo han trabajado.

Desde la amplia grada a la playa de detrás del escenario, donde nada se veía pero todo se escuchaba, Fuengirola vibró, anglosajona y mediterránea . En la demostración última además de que ha acunado y ya consolidado un festival que nada tiene que envidiar al de sus vecinos y va a seguir dando alegrías veraniegas. Sin duda, a sus 74, sir Rod es sexy , pero la antigua localidad de pescadores de la Costa del Sol también lo es.

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