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Urbanismo

Los restos arqueológicos, la «sorpresa» que encuentran todos los grandes proyectos urbanísticos de Málaga

Los sondeos en los terrenos del cine Astoria han revelado un esqueleto completo del siglo XVI y vestigios de un arrabal del siglo XII, que se suman al del periodo Taifa que ya afectó a las obras del metro

Restos humanos encontrados en los terrenos de los cines Astoria SUR / Salvador Salas

Pablo Marinetto

No es que Málaga sea la única ciudad española en la se pueda disfrutar de restos arqueológicos al pasear por sus calles, pero en la capital de la Costa del Sol el paso de las distintas civilizaciones se hace notar. En su historia reciente, no han sido pocos los hallazgos que han enriquecido su oferta cultural y recordado el peso de esta urbe en el Mediterráneo durante siglos. Tesoros históricos que, sin embargo, han puesto una piedra en el camino para avanzar en proyectos urbanísticos ya de por sí eternos en la capital.

Lo último en aparecer ha sido un esqueleto completo en los terrenos de los antiguos cines Astoria y Victoria . Sobre esta manzana, situada en la plaza de la Merced del centro de la capital, está prevista la construcción de un auditorio para conciertos soterrado y varias plantas para establecimientos de ocio y restauración. Los sondeos comenzaron el pasado mes de noviembre tras el derribo de los antiguos cines, que echaron el cierre en 2004. En los trabajos de demolición ya salieron a la luz los restos de la muralla que delimitaba el llamado arrabal de Fontanella, del siglo XII.

La Consejería de Cultura apuntó en su momento que los vestigios deberían conservarse «in situ» e integrarse en el futuro edificio proyectado en los terrenos. Fue el principio de unos trabajos que contemplan llegar hasta los cinco metros y medio de profundidad, el nivel máximo en el que los expertos consideran que puede haber restos.

La semana pasada, el Taller de Investigaciones Arqueológicas, que trabaja en los terrenos junto las empresas Hermanos Campano y Canteras del Almargen, se toparon con elementos que ya tenían previsto encontrar antes de que comenzaran las prospecciones. Concretamente, restos de huesos humanos de la primera ocupación cristiana de la ciudad en el siglo XVI , tal y como confirmó la delegada de Cultura, Carmen Casero.

Aparecieron en el nivel de enterramientos del antiguo Hospital de Santa Ana , que estuvo ubicado en este lugar. Lo más llamativo es un esqueleto completo con las manos cruzadas, característico de las costumbres funerarias cristinas, aunque Cultura también ha confirmado el hallazgo de «murillos de época nazarí» .

Aquí los restos deberán conservarse en el lugar, pero no ocurrió lo mismo hace unos meses en las obras del metro en la avenida de Andalucía, donde se encontraba el yacimiento con los restos del arrabal musulmán de periodo Taifa -siglos XI y XII- . La construcción del suburbano lleva una década con esta zona de la ciudad patas arriba, pero la Consejería apenas tardó unas semanas en esquivar este problema.

Arrabal musulmán en las obras del metro SUR / Migue Fernández

Sólo se ha conservado una parte de dicho arrabal. Se trata de la estructura de una vivienda, con sus estancias y el patio, un pozo y otros elementos que serán expuestos en el interior de la futura estación Guadalmedina . Un espacio museístico en el que se conservarán también varias piletas encontradas a finales de enero de la antigua curtiduría del siglo XVIII, donde se almacenaban los pigmentos con los que se tintaban las pieles.

Los casos del metro y el Astoria son los ejemplos más recientes del peso de la historia en la evolución urbana de Málaga, una ciudad que consolida su modernidad sobre los cimientos del pasado. Basta a penas un recorrido por la almendra del centro para comprobarlo. Otro de los grandes iconos de la capital, el Museo Picasso, reposa sobre la parte fundacional de la ciudad fenicia y el Rectorado de la Universidad conserva en sus sótanos los restos de la antigua muralla, utilizados también como reclamo en el Hotel Vincci Posada del Patio.

Este último, junto a la librería Proteo, son prueba del papel de la iniciativa privada en las labores de conservación, que en Málaga también tienen sus sombras. Siendo alcalde de la ciudad el socialista Pedro Aparicio, se construyó el aparcamiento municipal de la plaza de la Marina, que aloja restos de la muralla medieval y del antiguo puerto. Una intervención que le costó al alcalde un enfrentamiento con la Junta de Andalucía y que ha sido criticada desde su ejecución por la exposición continua de los vestigios a la humedad y al humo de los vehículos.

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