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Caso Julen

Un año sin Julen, el niño al que se tragó la tierra en un pozo de Totalán

El pequeño de dos años cayó a un pozo cuando estaba con sus padres en el campo para hacer un arroz en familia

José Roselló muestra un camiseta del Málaga de homenaje a Julen y Óliver, sus dos hijos malogrados F. SILVA

J.J. Madueño

Ya hace un año de aquella fatídica tarde en la que nadie daba crédito a lo ocurrido. «Era imposible» , siguen repitiendo un año después aquellos que trataron de llegar a Julen abriéndose paso a través del corazón de una montaña en el municipio malagueño de Totalán. Julen había subido hasta allí con sus padres, la prima de su progenitor, su novio y la hija de estos. Iban a hacer un arroz en familia, pero todo se torció cuando preparaban el fuego .

El niño estaba jugando en una zanja dentro de la parcela, ideada para hacer un muro de contención contra corrimientos de tierra. Salió a correr por aquella apertura y se lo tragó la tierra sin que nadie pudiera remediarlo. El reloj no marcaba aún las 14.00 horas cuando el niño desapareció en la oscuridad de una prospección para buscar agua .

Los servicios de Emergencias recibieron un aviso de que un pequeño de dos años había caído por un pozo profundo en una finca en la zona del Dolmen del Cerro de la Corona. Cuando llegaron al lugar no daban crédito. La boca del pozo era de 25 centímetros y la profundidad se estimaba en unos 100 metros. A simple vista parecía imposible, pero Julen estaba allí dentro . El niño había caído dentro por muy imposible que pareciese. Lo demostró el vaso con el que jugaba en la zanja y una bolsa de gusanitos. Más tarde, unos restos de cabello cotejados con el ADN del pequeño recogido de su biberón daban la certeza de que Julen estaba allí dentro.

La familia destrozada veía pasar las horas sin resultados. La maquinaria no podía acceder a la finca, la cámara solo veía un tapón de tierra, una piqueta no podía abrirse paso hasta el menor y la succión tierra para liberarlo se atascaba. La montaña abrazaba a Julen sin querer soltarlo . Los días pasaban en Totalán con ingenieros tratando de abrir caminos entre la dura roca, pero a cada paso se recibía un revés.

Se desplegó un obra de ingeniería civil sin precedentes para llegar hasta el pequeño

Siempre manteniendo la esperanza de que el pequeño de dos años saliera vivo de aquel maldito agujero. «Buscamos a Julen vivo» , repetían las autoridades pese al paso de los días sin agua, apenas aire y la oscuridad más absoluta. Se desplegó una obra de ingeniería civil sin precedentes . Túneles, pozos, excavaciones… Todo intento era inútil para llegar al pequeño, que estaba a entre 73 y 75 metros profundidad. La roca se endurecía, los túneles eran inestables y el Ministerio de Interior tuvo que tirar de los profesionales más preparados para que bajaran a por el pequeño. Empresas de medio mundo se ofrecieron para ayudar y los voluntarios perdieron la noción del tiempo.

«¿Cuatro días?» o «¿Siete van ya?», eran algunas de las preguntas que se hacían los que bajaban del cerro a descansar o relevados por otro grupo. La manillas del reloj ya no marcaban las horas, solo había una meta: llegar a Julen y sacarlo intacto. La esperanza era sacarlo con vida . Se apelaba a la mediación de un ángel: Óliver. El hermano de Julen fallecido antes de que este cayera al pozo. Pero no hubo milagro en Totalán, pese a los rezos al pie de la montaña. El mundo estaba pendiente del angustioso pasar de los días. Un año después las muestras de solidaridad siguen llegando a la casa de los padres de Julen .

Las manillas del reloj ya no marcaban las horas y sólo había una meta: llegar a Julen

Así fue durante 12 días y 11 horas. El 26 de enero sobre las 1.20 horas de la madrugada , la Brigada de Salvamento Minero de Asturias y la Guardia Civil de Montaña llegaron hasta el pequeño. No lo puso fácil la roca, hubo que crear una jaula de seguridad para bajar por un pozo paralelo al que tenía atrapado a Julen. Un túnel de unos cuatro metros hecho a mano los haría llegar hasta el pequeño. Se necesitaron varias micro voladuras para abrirse paso hasta el cuerpo enterrado en la roca de Totalán.

A más de 70 metros de profundidad lo hallaron inerte. La autopsia revelaría que murió en el acto, cuando su pequeño cuerpo golpeó el fondo del pozo. Cayó de pie y se fracturó el cuello . Desde entonces, se trata de dilucidar si fue un homicidio imprudente por parte del dueño de la finca. Algo que no reparará la pérdida a unos padres que llevan la tragedia de dos hijos perdidos marcada en la piel, y que no paran de recibir muestras de cariño de todo el mundo desde aquel fatídico 13 de enero.

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