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LITERATURA

Vargas Llosa resalta la «transformación prodigiosa» de Málaga

El premio Nobel de Literatura recogió la medalla de la Academia de las Bellas Artes de San Telmo y recibió una mención honorífica del Consistorio

Mario Vargas Llosa con el alcalde y el presidente de la Academia de San Telmo F. SILVA

J.J. Madueño

El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa estuvo ayer en Málaga en la ceremonia de entrega de la Medalla de la Academia de San Telmo y felicitó a la ciudad por su «transformación prodigiosa» en los últimos 20 años. «El aspecto que más hay que elogiar es que ha sido protagonista central la cultura », señaló el escritor, quien recibió la medalla de la institución, tras haber sido nombrado académico de honor. El presidente de la Academia de San Telmo, José Manuel Cabra de Luna, recordó que esta distinción fue aprobada el 4 de marzo de 2010 por «su valiente actitud cívica y su honda honradez intelectual en defensa de las libertades».

En la visita al Ayuntamiento de Málaga también le fue entregada de manos del alcalde, Francisco de la Torre, una mención honorífica de la ciudad. Los hizo con las palabras de Vargas Llosa recordando que «nada puede defender mejor a un escritor contra la sombra temible de la desmoralización como saber que lo que hace tiene un sentido y una razón de ser». Así reconoció que «escribir es una vocación extraordinaria y exaltante» y dijo que «enriquece mucho la vida».

El escritor, sin embargo, dijo algunos de los contras de su oficio, como es el aislamiento, la dificultad, desmoralizaciones temporales o pasar grandes períodos en soledad. «Es en esos momentos cuando todos los escritores sienten la necesidad de un apoyo , una ayuda o un estímulo que les permita enfrentarse a las dificultades», recordó el premio Nobel.

Por estas razones, las distinciones otorgadas en Málaga tienen «una importancia fundamental». « Uno siente que lo que hace tiene sentido , que de alguna manera toca algunos espíritus, los emociona y los conmueve», remarcó ante los presentes, antes de destacar que «el largo trabajo de construir una historia, un libro, está plagado de incertidumbre».

Ante esto, Mario Vargas Llosa mostró sus dudas. « No se sabe lo que va a ocurrir con aquello que se escribe , una vez que está impreso en letras de molde», subrayó el escritor antes de reconocer que, cuando sale una nueva obra, se pregunta «qué ocurrirá y si llegará a conmover a los lectores o pasará sin ruido y sin dejar una huella en el mundo tan indescifrable y misterioso del mercado de los libros».

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