Rocío Blanco: «El dinero público debe ir donde debe y hay que protegerlo más que el propio»
ENTREVISTA
Experta en la lucha contra el fraude, la consejera de Empleo de la Junta de Andalucía clama contra los cambios legislativos del Gobierno: «Cunde la sensación de que todo vale»

Dice que apareció en la política en 2019 «como un pulpo en un garaje», pero es la única consejera nombrada en el 'gobierno del cambio' a propuesta de Ciudadanos —aunque como independiente— que queda en esta legislatura. «Me han renovado el contrato», ríe Rocío Blanco, ... tras explicar cómo su primera labor fue limpiar «un solar lleno de cascotes», en referencia a la consejería que hace años fue el epicentro corrupto de la Junta. Ya pensando sólo en futuro y afiliada al PP, riega con un torrente de datos el nuevo «ecosistema» generado en Andalucía, que está convencida va a permitir que la comunidad crezca a mayor ritmo que el resto. Y cree más empleo. Que es lo que a ella le ocupa.
Usted que ha dedicado gran parte de su vida profesional a luchar contra el fraude. ¿A qué le suenan los recientes cambios legislativos en torno a la malversación?
El delito de malversación es uno de los más graves que puede cometer un cargo político. El dinero público debe ir donde tiene que ir; hay que protegerlo más que el propio. La rebaja de condenas ha sido una medida para favorecer a los independentistas, pero también va a afectar a la vida pública. Qué más da que haya enriquecimiento personal o no: lo grave es que el dinero de todos desaparece y luego no se recupera. Entre esto y lo de la sedición, estamos en un momento 'anti Robin Hood': robar a todos para el sheriff de Nottingham.
¿Ve a la ciudadanía afectada por lo que está pasando?
Creo que cunde una sensación de que todo vale. De que las leyes se cambian al albur de quien está en el poder. Se están rebasando peligrosamente los límites del respeto a las instituciones. Una ley que emana del Congreso no tiene por qué ser infalible. En cuanto a la Justicia, las mayorías cualificadas se establecieron para que las cosas fueran difíciles y forzar la negociación. Si no, llegan los abusos y detrás el totalitarismo.
Ya en la cárcel casi todos los condenados por los ERE. ¿Qué sensación le deja?
Nadie quiere ver a nadie en prisión, no es grato, pero hay que someterse a la ley. Nuestro único interés como Gobierno y como ciudadanos sería recuperar el dinero sustraído a los andaluces.
Eso ya han dicho que lo ven más que complicado.
Las empresas ya no existen y no se puede ir contra los trabajadores, ya definidos como terceros de buena fe. Hemos hecho todo lo posible, pero es enormemente difícil.
¿Qué le parecen las medidas anticrisis del Gobierno con las que hemos estrenado este 2023?
Son bienvenidas, si bien llegan tarde una vez más. No se puede ayudar a las familias y a las empresas cuando ya están ahogadas, el salvavidas tiene que llegar antes. Bienvenidos al pragmatismo, pero me temo que como su intervencionismo no da para todos, lo que ayer ponían en el combustible hoy lo han retirado para colocarlo en los alimentos, con lo que el resultado final para el bolsillo de muchos ciudadanos podría sería igual a cero.
Andalucía lideró varios meses de 2022 la creación de empleo en España, pero la brecha no termina de cerrarse. ¿Están contentos con la evolución de la creación de empleo?
Contentos no podemos estar mientras haya más de 700.000 andaluces en paro. Pero estamos reduciendo el desempleo a marchas forzadas, siendo la región que más ha bajado su paro en términos absolutos. Habría que remontarse a 2008 para encontrar una tasa más baja y tenemos que recordar que hemos llegado a un 37,5% de paro en 2013. Es cierto que ahora vivimos una situación a la que Andalucía no es ajena, que supone una amenaza para ese proceso de convergencia. Pero nunca en nuestra comunidad había habido tantas personas trabajando en el mercado laboral.
¿Cuáles son las previsiones para este 2023?
Esperamos que Andalucía cree 135.000 puestos de trabajo entre 2022 y 2023; en torno a 68.300 este año. Nos enfrentamos a este entorno en mejor posicion que en la crisis de 2018. Y somos más optimistas cuando vemos que mientras que a nivel nacional se paraliza la afiliación, en lo que tiene mucho que ver la profusión de nuevos contratos fijos discontinuos, en Andalucía está creciendo.
¿Están camuflando esos contratos la verdadera cifra de parados, como dicen muchos analistas?
Es cierto. Lo afirman con toda la razón. La cifra de parados está dopada por la contrareforma laboral. Muchos contratos temporales han pasado a ser fijos discontinuos, lo que significa una mejora estadística para el Gobierno, pero eso no quiere decir que el empleado trabaje más tiempo. Se ha disparado la creación de estos contratos porque se penaliza la temporalidad, pero en realidad no es que la situación de facto de esas personas cambie. Se da la paradoja de que hay gente cobrando prestaciones por desempleo pero que no contabiliza como parada. En paralelo, los contratos indefinidos son los más cortos en 15 años. Así que hablamos de contratación indefinida, pero en precariedad. Hay que eliminar trabas para crear empleo, no hacer cambios cosméticos. Cambiar el nombre a un contrato no va a generar actividad. Al Ministerio habría que pedirle que se dejara de maniobras orquestales en la oscuridad.
¿Cuáles son los sectores en los que más esperanzas deposita la Junta de Andalucía para animar el mercado laboral?
Andalucía tiene muchísima potencialidad y se está trabajando en la dirección correcta. La estabilidad que aquí se da está influyendo en el interés del capital. Es verdad que tenemos un 'gap' de productividad enorme porque dependemos de los servicios o la agricultura. Y no podemos dejar de ayudar ahí dada la importancia que ello tiene en nuestro PIB, pero hemos de apostar por la economía verde digital, la energía eólica, la digitalización y el trasvase de conocimiento de las universidades a las empresas. Ahora Andalucía llama la atención, está en el foco. Y vamos a seguir en esa línea. Reducir cargas y trabas no es de izquierdas ni de derechas, es de sentido común. La administración debe no entorpecer y dinamizar las condiciones que propicien el crecimiento.

«Reducir cargas y trabas no es de izquierdas ni de derechas, es de sentido común»
¿Van a seguir incentivando desde la Junta la contratación indefinida como han hecho en 2022?
Las subvenciones no transforman el mercado de trabajo, pero pueden ayudar a mantenerlo. No se trata de que el empleo creciera, sino de mantener el que hay. Han sido 170 millones de euros, que se empiezan a cobrar antes del 15 de enero, para más de 52.000 empresas que se han comprometido a incrementar plantilla fija. Ahora se trata de compatibilizar eso con la orientación laboral y con la formación.
¿Pero habrá más?
Estamos muy rodados en esta línea, que tenemos cada vez más depurada. Para 2023 tenemos 158 millones de euros, de los que 70 serán para la contratación indefinida de jóvenes. También se incrementa la dotación para mujeres y parados de larga duración.
¿Qué explica el auge de los autónomos en Andalucía?
Se ha creado un ecosistema favorable al emprendedor, desenmarañando la traba burocrática, y hemos escuchado las necesidades de los sectores, articulando ayudas potentes y rápidas cuando se necesitaban. A la tarifa plana se han llegado a acoger 40.000 autónomos. Ahora que cambia el sistema de cotización implementamos la cuota cero. Los autónomos no tendrán que pagar un euro en su primer año, y seguirán así el segundo si no superan el Salario Mínimo Interprofesional.
¿Tan difícil era ayudar a emprender?
Es que había ayudas que se eternizaban, que tardaban en percibirse una década. Deben llegar cuando el autónomo se la juega, no cuando se ha hundido. Dentro del clima de incertidumbre actual, hay que valorar su esfuerzo. Cómo han evitado subir precios y mantener empleos con sus negocios abiertos.
En las altas cifras de paro de Andalucía, ¿influye más la cultura de la subvención o la economía sumergida?
En Andalucía se ha propiciado una economía subvencionada e ideologizada. Y eso le ha hecho mucho mal a nuestra tierra. Nuestro empeño es, y lo estamos consiguiendo, que se vea el talento y el emprendimiento que puede haber aquí. En cuanto a la economía sumergida, tiene su parte de importancia pero cada vez hay menos; al empresario no le interesa y eso lo tiene asumido.
¿Y al trabajador? El clásico no darse de alta para no perder la prestación sigue existiendo...
Eso existe, no podemos negarlo, pero quiero pensar que está calando el mensaje de que tenemos que hacer las cosas bien y contribuir al sistema.
¿Se pueden mejorar los controles?
El arma es la inspección de trabajo, pero no tiene recursos. Incluso se han puesto en huelga pidiendo mayores efectivos. La lucha contra el fraude nunca acaba. Quien quiere defraudar busca la rendija en la norma. Pero creo que cada vez hay más reproche institucional y social a esas actitudes. Y en Andalucía desde luego se nos escucha cuando planteamos campañas específicas en este sentido.
Los fondos europeos, ¿están llegando? Desde las comunidades gobernadas por el PP hay muchas quejas por la falta de transparencia.
Sólo un 9% de esos fondos está llegando al tejido productivo. Las convocatorias están mal definidas y no marchan a la velocidad adecuada. Los fondos están tan atascados que hay alarma por ello en Europa y el Tribunal de cuentas de la UE ya ha advertido de la neceisdad de vigilar a España. Somos el único país europeo sin una comisión técnica independiente para gestionar esos fondos. El Gobierno de España ha preferido quedarse con todo el dinero. Mi tesoro, como el anillo de Gollum.
Una de las prioridades desde su nombramiento fue la modernización del SAE. ¿Qué se ha logrado hacer?
Efectivamente es objetivo estratégico. Y empezamos a ver cómo lo planificado funciona. Van a ayudar mucho los perfiles estadísticos basados en Inteligencia Artificial y Big Data. Eso nos va a permitir predecir el comportamiento del mercado de trabajo a medio y largo plazo. Va a haber nuevo portal de empleo, una aplicación...
Pero, ¿se ha conseguido mejorar la intermediación del SAE, ínfima y dedicada casi por entero al sector público?
No hemos vuelto a medirla, pero creo que ha variado poco. Queda margen de mejora. Mucho.
¿Cómo es lo de gobernar con mayoría absoluta?
A mí la absoluta no me ha cambiado; me gusta hablar con todo el mundo. El presidente nos sigue insistiendo que tenemos que pactar, hablar y dialogar. Sabe que a él no lo han votado todos los andaluces pero sí tenemos que gobernar para todos.
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