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EL DOBLE CRIMEN DE ALMONTE

Doble crimen de Almonte: ¿un inocente en prisión?

Un jurado popular le devolvió la libertad a Francisco Javier Medina. La decisión rozó la unanimidad

El único acusado por el doble crimen ya en liberta con sus allegados EP

M. ROSA FONT

Ha permanecido en prisión tres años y tres meses, desde que fue detenido (junio 2014) y acusado de acabar de forma brutal con las vidas de Miguel Ángel Domínguez y su hija Maria (ocho años) en la casa en el que vivían en Almonte. Después de un mes de juicio, Francisco Javier M. R. ha pasado la primera noche fuera de prisión, en el domicilio familiar y junto a los suyos. El visado de regreso a Almonte le llegaba el pasado viernes , cuando un jurado popular le devolvió la libertad. La decisión rozó la unanimidad: solo hubo uno voto de culpable frente a los ocho que lo ponían en la calle con las manos limpias. Las acusaciones preparan ya sus recursos de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). La magistrad a Carmen Orland elabora la sentencia absolutoria .

¿Tenía coartada el acusado?

Francisco Javier M. R. trabajaba entonces en un supermercado. El día en el que se cometieron los asesinatos, 27 de abril de 2013, trabajó en el turno de tarde, desde las 15.00 a las 22.00 horas. Asegura que no salió en ningún momento del establecimiento, y además hacerlo es un imposible porque alguien lo notaría, dijo. Dudó luego, no recordaba si salió para algún reparto y si lo hizo, fue con el coche de empresa. Las cámaras de vigilancia interna lo recogen a las 21.02 horas. No vuelve a haber una imagen suya a partir de ese momento. Antes de salir, a las 22.05, mantiene que todos los trabajadores estuvieron en uno de los almacenes hasta que llegó el gerente.

Frente a su declaración, la de dos testigos (vecinos de Almonte), la de compañeros de trabajo y el testimonio de la que entonces era su amante, Marianela Olmedo, madre y mujer de las víctimas, que trabajaba en el mismo supermercado . Según Olmedo, abandonar el establecimiento sin ser visto es posible por la puerta de descarga. Compañeros de trabajo avalaron esta posibilidad y la falta de control de entradas y salidas. La mujer dijo no haberlo visto salir junto el resto de los compañeros y da un detalle: dio las buenas noches al gerente, algo que no podía hacer en presencia de su amante por los celos de éste. Lo vio en el exterior, en una zona frente al local y en el interior de su coche, momento en el que la llamó por teléfono. La llamada es a las 22.09 horas. Solo una persona, su exnovia (trabajadora de la misma cadena), afirma haberlo visto (de espaldas, a las 21.40) y en la salida. El restos de los compañeros no lo vieron.

Dos vecinos de Almonte lo situaron en la calle en horario de trabajo, aunque hay un desfase de una hora de diferencia en las declaraciones. En sala, los testigos –iban a caballo- señalaron que lo vieron (fue Francisco Javier el que les llamó la atención) en una horquilla de entre las 20.05 y las 20.25 horas de aquel día, a unos 100 metros del establecimiento en el que trabajaba, en su propio coche y que era de día. Uno de los caballistas se dirigía a una finca de su propiedad donde había quedado con un corredor y dos personas interesadas en comprarles un caballo. El desfase horario se aclara por una llamada (a las 21.25 horas) que hace desde la finca del testigo el corredor a los compradores, ante la tardanza de estos, lo que situaría el encuentro de los caballistas y Francisco Javier en una franja de entre las 21.05 y las 21.25 horas. El jefe del grupo de Homicidios de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil afirmó que no tenía coartada.

¿Tuvo tiempo?

Testimonios y llamadas telefónicas de los vecinos de las víctimas en la Avenida de los Reyes acotan el momento y la duración del sangriento ataque a solo 10 minutos, entre las 21.52 y las 22.02 horas, según las conversaciones vía whatsapp que mantuvieron aquella noche —en la que relatan las voces y golpes que escuchan procedentes de la casa—, mensajes que se pusieron en manos de los investigadores. Miguel ángel y María se encontraban en la casa, de la que poco antes (21.45 horas), se había marchado un amigo con el que estuvo viendo un partido de fútbol hasta cinco minutos antes de que acabara.

El cronograma del ataque, en el que el asesino asestó 149 puñaladas a las víctimas (un centenar a la pequeña), ha sido uno de los principales hándicaps para las acusaciones, teniendo en cuenta que Marianela lo sitúa a las 22.09 (cuando la llama por teléfono) frente al centro de trabajo en el interior de su coche. La representación legal de Marianela defendió la posibilidad de que la mujer no llegara verlo sino que formara parte de la rutina ya que, a diario, salían del trabajo por separado y él la llamaba desde el coche. En el jurado ha pesado la versión de la defensa, que sostuvo la imposibilidad de que pudiera cometer los crímenes y volver al supermercado ni aun con la velocidad de un superhéroe.

¿De dónde salió su ADN?

El Instituto Nacional de Toxicología confirmó la presencia de restos de ADN del acusado en tres toallas, recogidas en una segunda inspección en los dos baños de la casa de la Avenida de los Reyes. Se trató de una transferencia masiva y no puntual, en palabras de los expertos, «compatibles con un contacto primario aunque no se puede descartar que fueran depositadas por transferencia indirecta, posibilidad que habría que analizar teniendo en cuenta otros factores». La defensa dio una explicación a cómo había llegado allí su huella genética: a través de Marianela, traspasando los restos en los encuentros sexuales que mantenía la pareja. No hay estudio científico alguno que indique cómo y cuándo se produce una transferencia de ADN.

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