Situación de los gremios
Las fiestas de verano de Andalucía que la pandemia del coronavirus se llevó
La prohibición de celebrar festejos para impedir contagios ha dejado con el agua al cuello a todos los gremios que viven de las ferias y verbenas veraniegas

Cada uno cuenta la feria según le va... siempre que haya feria, claro. El verano de 2020, temporada alta para todo tipo de festividades populares y verbenas , es un auténtico erial por culpa del coronavirus. Todos los festejos que alegran cada ... rincón de Andalucía en estas fechas en torno a la celebración de la Virgen del Carmen, sobre todo en las localidades costeras, están suspendidos. Y no es sólo la diversión lo que se pierde. De ellos vive una multitud de gremios y personas, que se suman a la lamentable cuenta de las víctimas de las consecuencias económicas de la crisis generada por la pandemia del coronavirus. Muchos de estos colectivos no tienen otro medio de vida y perder medio año de trabajo les puede condenar al abandono de la actividad que da sustento a sus familias. Las previsiones son además muy negativas para recuperar su trabajo a corto plazo.
Los feriantes
Todo se fue al garete justo cuando tenían todo su calendario ajustado, sus atracciones —en las que invierten mucho dinero— puestas a punto, e incluso buena parte de las tasas pagadas para reservar sus sitios. Uno de estos feriantes afectados es el gaditano Juan Navidad . 69 años. Toda una vida dedicado a ir de pueblo en pueblo con su maleta y sus atracciones para hacer disfrutar a la gente. «Jamás habíamos vivido algo así», cuenta muy afectado. «Empezábamos la temporada. Invertimos mucho del dinero que ganamos en actualizar nuestras atracciones en mantenimiento , en seguridad, en pagar impuestos… trabajamos los seis meses que duran las fiestas y luego ya vivimos de eso todo el año, ¿qué vamos a hacer ahora con todo cancelado?», se pregunta.

Juan tenía previsto arrancar la temporada con su atracción infantil en la feria de Vejer, que se suspendió a finales de abril. Le seguían Mairena, Sevilla, Jerez, El Puerto, Sanlúcar, Granada… Todas anuladas. «Hay compañeros que ya se buscan la vida como transportistas, en el campo o en la construcción. También hay muchos acudiendo a asistencia social», lamenta, tras participar en una caravana de protesta con el lema «SOS, la feria se muere» . «Hacemos que la gente lo pase bien, ahora toca que se nos ayude a nosotros». Algo que apoya Óscar Contreras , directivo de la Asociación de Industriales Feriantes de Jaén, que agrupa a más de 2.000 profesionales, que desarrollan su labor no sólo en Andalucía. Acuden también a Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid. El colectivo al que representa Contreras propone a las Administraciones que permitan la celebración de fiestas patronales , dado que las aglomeraciones no se producen en las atracciones ni en las casetas de comida, sino fundamentalmente en las de baile.
Para sustentar su petición, el directivo añade que la asociación dispone de peritos que han desarrollado un plan para preservar la seguridad sanitaria de las personas que utilicen las atracciones. La utilización de gel para limpiarlas tras cada uso y el menor número de ocupantes son dos de las medidas que plantea el programa. Además, otro factor a tener en cuenta es que gran parte de los feriantes realizan su labor al aire libre , por lo que Óscar Contreras expone que es un sinsentido privarles arbitrariamente de su medio de vida.
La orquesta
Justo cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, Luis Fernando Vergel —al que todo el mundo conoce como Tato—, estaba cerrando las actuaciones de su grupo «La bola de cristal» , un conjunto que toca música de los años 80. «Teníamos muchas ferias de pueblos de Cádiz y Sevilla cerradas. Habíamos contratado actuaciones an Algodonales, Bornos, Olvera, San Fernando... Pero todo eso se ha caído con la suspensión de las fiestas locales y las verbenas de verano», cuenta Vergel.
Solo él —y en su grupo toca más gente—, ha perdido más de 4.000 euros en las actuaciones que les han cancelado por el coronavirus este verano. Ahora, se lamenta, solo hacen fiestas privadas. Y son pocas. «El otro día tuvimos una en una terraza, pero ya está». Sólo el año pasado tuvo más de 50 actuaciones en verano, este año lleva una.
«Sin vacuna es muy difícil que el año que viene haya ferias. A ver cómo sacamos esto adelante»
Luis Fernando Vergel
Miembro del grupo «La Bola de Cristal»
Y no son sólo ellos: «Solo en Cádiz hay al menos diez bandas de música de los 80 y 90 dando vueltas por las ferias de pueblo», señala Tato. Y a eso hay que añadirles los que tocan música internacional o los grupitos de flamenco, muy numerosos. Qué decir de las bodas y comuniones. «Teníamos tres cerradas y las tres se han caído», se lamenta.
El futuro tampoco lo ve con optimismo: «Sin vacuna es muy difícil que el año que viene haya ferias . A ver cómo sacamos esto adelante. Por ahora seguimos ensayando y buscando conciertos con distancia de seguridad, con aforo limitado», explica.
La producción de conciertos
« Habré perdido unos 40 conciertos este verano , de Galicia a Cádiz», afirma el gerente de DGB Producciones, Diego Bravo . Su empresa promotora de conciertos y espectáculos en general, con sede en Almería, está padeciendo los efectos de la pandemia. «Las pérdidas son irrecuperables, el verano es el 90% de mi facturación total anual. La realidad es que si seguimos así el sector muere en un año», lamenta este empresario.
Bravo trabaja en toda España y no ha podido salvar ninguna de las fechas previstas. Los ayuntamientos han cancelado las fiestas , pero en algunos casos se están haciendo contrataciones con «conciertos aislados y actividades para cubrir expediente». «Me cuesta estar más parado que comenzar aunque la actividad sea poca»; dice.
«En 2019 facturé casi un millón de euros, es te año con un poco de suerte si llego a los 300.000 ería un milagro»
Diego Bravo
Promotor de conciertos
En su empresa son tres personas y durante la celebración de eventos se va dando de alta a otros profesionales dependiendo de las necesidades. No sólo son músicos, la cadena es muy grande y alcanza a electricistas, mozos de carga y descarga, montadores, técnicos, vigilantes y otro tipo de especialistas. «Todos ellos han visto como su trabajo ha quedado en el aire. En 2019 facturé casi un millón de euros , este año con un poco de suerte si llego a los 300.000 será un milagro».
El circo
El Circo Europa llegó a Punta Umbría un día antes de que se decretara el estado de alarma y a estas alturas anota ya cuatro meses en el mismo lugar, sin actividad y sin que en el horizonte se divisen perspectivas de volver a montar la carpa. «Tenemos el futuro muy oscuro, no podemos trabajar y no sabemos hacer otra cosa», lamenta su responsable, Fernando Elich .
Alrededor de 40 personas, incluidos menores, estuvieron viviendo en los reducidos espacios de las autocaravanas durante el confinamiento y recibiendo ayuda y alimentos de manos de los vecinos del municipio y también del Ayuntamiento.

Levantada la alarma, una veintena de trabajadores continúa en compás de espera y, en muestra de agradecimiento, han programado funciones gratuitas para la población de Punta en fines de semana de este julio. «Hemos vivido gracias a la gente de Punta Umbría , no tendremos tiempo para agradecer lo que han hecho por nosotros». «Vivimos como en el día de la marmota, cuando la gente del circo estamos acostumbrados a cambiar de ciudad cada semana», se lamenta.
Los fuegos artificiales
La anulación de las fiestas patronales y verbenas de pueblo por el coronavirus ha supuesto también un duro golpe para las fábricas y tiendas de pirotecnia. Estos negocios han perdido hasta el 95 por ciento de su facturación, señala el dueño de la Pirotecnia San Bartolomé de Sevilla, Eduardo Campo .
No hay fiesta que no tenga unos fuegos artificiales o unos niños tirando petardos. Las ventas de estos productos, explica Campo, tienen dos puntos fuertes en el año. Uno es la Navidad pero la otra es justo ahora. Desde finales de primavera y hasta primeros de septiembre. «Solíamos trabajar para muchos pueblos de Sevilla, Cádiz y Huelva en sus fiestas. Y todo eso se ha anulado», explica Campos.
La situación es mala. Sin paliativos. «Ahora tengo en ERTE a cinco empleados y a ver cómo aguantamos. Acabamos de abrir la tienda pero las ventas no remontan», señala este empresario. Además de las fiestas locales, este sector vive mucho de bodas, bautizos y comuniones . «y eso está todo parado también», explica Campos. «Este año es un desastre», se lamenta, a la espera de que la campaña de Navidad , que se concentra entre el 10 de septiembre y el fin de semana de reyes, consiga rebajar el efecto de la crisis.
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