Reproducción asistida en Andalucía: el coronavirus respeta las listas de espera para tener un hijo

«El tiempo es oro». La frase es de la doctora de Rosa Ostos, jefa de la unidad de Ginecología y Obstetricia del sevillano hospital Virgen de Valme. Y sabe de lo que habla. Por sus manos -y las de su equipo-, pasan las mujeres o parejas de que no pueden tener hijos de forma natural. Personas que no pueden esperar porque las opciones de quedarse embarazada empeoran por momentos según las mujeres se acercan a los 40 años. De hecho, señalan fuentes de la Consejería de Salud y Familias, ese es el límite que tienen las andaluzas para entrar en un programa de reproducción asistida. Pasados los 40, se considera que las opciones reales de embarazo que llegue a término son tan bajas, que no se intenta. Con ese reloj siempre sonando, llegó el coronavirus. Además de una crisis sanitaria sin precedentes ha supuesto una piedra más en el camino de los andaluces que estaban en lista de espera para tratamientos de fertilidad en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Durante dos meses y medio, señalan fuentes de Salud, es un servicio que estuvo interrumpido por el parón de la actividad no fundamental en la sanidad debido al estado de alarma.Listas de esperaLas listas de espera -una de las quejas y preocupaciones de quienes recurren a estos servicios públicos para ser padres- han crecido durante la crisis del Covid-19. Pero no tanto como se podría pensar. Así ha ocurrido, explica la doctora Ostos, según se retomó la actividad a mediados de mayo. En total han sido dos meses y medio de parada obligada a la que se ha sumado otro en el mes en agosto, que es cuando los laboratorios suelen limpiarse acondicionarse. «En reproducción asistida hay mucha demanda y mucha demora», señala Ostos. Lo confirman las cifras oficiales de la Junta que, a inicio de este año contaba con una espera media de entre cuatro meses para técnicas básicas y «aproximadamente un año para técnicas avanzadas». Pero esto son medias. Profesionales del SAS indican que hay centros andaluces donde la espera puede ser mucho mayor. Hasta dos años en algunos casos. Un tiempo que hay mujeres que no tienen. De todos modos, señalan desde el SAS, no se echa a nadie del programa una vez que está dentro, aunque cumpla los temidos 40. Ese límite es solo de entrada en el sistema, puntualizan. Las unidades de reproducción asistida son públicas y gratuitas. «Esto es un lujo que tenemos -indica Rosa Ostos-, y así lo cuidamos y queremos»En Salud son conscientes de que la espera se hace cuesta arriba para las mujeres y parejas que recurren a este sistema de fecundación. Pero explican que son unidades que funcionan. Solo en lo que va de 2020 -los datos no están actualizados porque hay centros que no han mandado aún sus cifras-, «se han realizado 38.408 consultas por esterilidad y se realizaron estudios básicos de esterilidad a 4.441 parejas». Además, «se hicieron un total de 4.084 ciclos de reproducción asistida, de los que 2.164 corresponden a técnicas avanzadas -fecundación in vitro y microinyección espermática intracitoplasmática-. Y todo esto ha resultado resultó en 697 embarazos. Las cifras son más bajas que en año pasado, lógicamente, por el parón provocado por la pandemia. De hecho han bajado un 50 por ciento los embarazos con respecto a 2019 y un 24 por ciento las parejas atendidas. Resaltan los sanitarios, el éxito -un embarazo a término- no siempre sucede. Por ejemplo, en el hospital Virgen de Valme de Sevilla tienen una ratio de éxito de más de 44 por ciento. Casi la mitad de las mujeres que pasan por sus manos tienen un niño. Y eso con la limitación de que aún son una unidad «joven» que solo lleva un año trabajando. Óvulo siendo fecundado - ABCEn todo caso, el parón del coronavirus no se ha notado tanto como pudiera parecer. Los sanitarios, según se recuperó la actividad, aprovecharon para hacer el implante de óvulos a todas las mujeres a los que, antes de la llegada del Covid-19, se les había fecundado. «Hemos acelerado esos procesos y, además, estamos volcados en trabajar más rápido», explica la doctora Ostos. Así, entre el acelerón que se le dio a los casos pendientes y que el cierre efectivo de estas unidades fue al final de solo dos meses, en el SAS creen que para final de año ya habrán recuperado el ritmo habitual. A diferencia de otros sectores de la Medicina, el coronavirus no ha desbaratado las unidades de reproducción asistida del SAS. Además, señalan profesionales que se dedican a este sector, «la parada no ha sido un tiempo tan largo para los plazos que estas parejas gestionan. Están acostumbrados a las carreras de fondo, a esperar un año o más». Las unidades de reproducción asistida son públicas y gratuitas. «Esto es un lujo que tenemos -indica Rosa Ostos-, y así lo cuidamos y queremos». Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la natalidad ha caído un 14 por ciento en la última década en AndalucíaPorque el problema de la natalidad está ahí. Hace décadas que el ritmo de embarazos baja. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la natalidad ha caído un 14 por ciento en la última década en Andalucía. Y, si se compara con el año pasado, la bajada es del 2,7 por ciento. Malas noticias que intentan corregir desde las unidades de reproducción asistida del SAS. Así, indican también desde el INE; «el saldo vegetativo de Andalucía el año pasado fue negativo, con 1.279 nacimientos menos que defunciones». A eso se suma que el nivel de fecundidad de las andaluzas es de solo 1,3 niños por mujer.Inseminación o in vitroCuando una mujer llega a los servicios de reproducción asistida del SAS, primero debe pasar cumplir unos requisitos. Debe haber estado intentando quedarse embarazada al menos un año de forma natural con su pareja -algo que, lógicamente, no es necesario en caso de mujeres que acuden solas-. Además, no debe tener obesidad -el Índice de Masa Corporal o IMC puede hacer que la rechacen- y es descartada si ya tiene un hijo previo. Además, no se acepta a pacientes con las trompas ligadas o cuya pareja se ha vasectomizado.Cumplidos esos requisitos, explica la directora de reproducción del Valme, se le hacen las pruebas pertinentes y se inicia primero un ciclo de inseminación. Si ese primer «ataque» no funciona, se pasa al ataque más potente: fecundación in vitro. «Primero damos ciclos de estimulación ovárica a la mujer de dos a tres semanas», indica la doctora Ostos. Con los óvulos que se recolectan se procede a su inseminación y luego se implantan en el útero de la mujer. En las unidades de reproducción hay muchas cuestiones que no son lo que parecen. Por ejemplo, señalan quienes trabajan en ellas, no solo hay mujeres de cerca de 40 años. «Hay muchas parejas jóvenes que, por lo que sea, no se quedan embarazadas y también muchas mujeres que vienen solas porque han decidido ser madres», explican. Ostos lo explica: «Todo el mundo ahora retrasa el embarazo y cada vez somos madres más mayores. El ritmo de vida es otro y nada de eso ayuda». Sin embargo, y pese a las dificultades, en el los laboratorios del Servicio Andaluz de Salud, en sus hospitales, consiguen cada día el milagro de la vida. Solo la unidad del Virgen de Valme ha conseguido en un año 128 embarazos entre las parejas y mujeres que fueron a pedir ayuda.

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El SAS solo acepta en este servicio a mujeres de menos de 40 años, que veían con miedo que la pandemia las sacase del programa para quedarse embarazadas

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