Salud

«El suicidio causa ya más muertes entre los jóvenes que los accidentes de tráfico»

Entrevista con Manuel Movilla, presidente andaluz de Feafes, federación de familiares y personas con enfermedad mental

Manuel Movilla considera que el cierre de las consultas por el Covid no ha ayudado en nada a la salud mental ABC

Romualdo Maestre

Manuel Movilla, 63 años, pensionista, es el presidente de la federación andaluza de Feafes. Trabajó en la industria química onubense como electricista hasta un grave accidente de coche en 1999. Hoy se celebra en todo el mundo el día de la Salud Mental con el fin de tomar conciencia de sus problemas.

—’Salud Mental, un derecho necesario. Mañana puedes ser tú’. Ese es vuestro lema. ¿Somos tan vulnerables con estas enfermedades?

—Por supuesto que sí. Y no lo digo yo, lo dicen los datos. Lo dice la Organización Mundial de la Salud, lo dice el CIS, el Defensor del Pueblo Andaluz...

—Una de las quejas más frecuentes de los pacientes es que muchas veces no encuentran ni siquiera el apoyo de los médicos que consideran estos males como pasajeros, ¿es así?

—No podemos generalizar, unas veces se produce por la carencia de profesionales sanitarios ya los que con los que hay impiden atender debidamente con el tiempo que se necesita; pero también por falta de calidez, aunque nos consta que desde el programa de salud mental y el SAS están haciendo una labor importante en este sentido, elaborando documentos para humanizar la atención sanitaria.

—¿No es un problema que las enfermedades mentales sean muy difíciles de evaluar?

—Nuestra impresión es que sí, pero no somos científicos. No es un diagnóstico que salga en una radiografía o en una analítica. Y es un grave problema porque nos encontramos muchas veces con que una persona no puede acceder a un recurso, como por ejemplo una comunidad terapéutica, al no estar debidamente diagnosticada, o que no puede tener una atención continuada y adecuada.

—¿Hay suficiente apoyo por parte de la administración?

— (Una sonrisa transforma su rostro). Si hubiera suficiente no tendríamos que existir. Nuestra razón de ser es pedir lo que por derecho nos pertenece, está en nuestro ADN, para mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental y la de sus familias. Es verdad que en los últimos 25 años la salud mental ha mejorado, pero aun sigue habiendo muchas carencias. Nosotros somos el Pepito Grillo de la administración.

—¿La ansiedad en un mundo cada vez más competitivo puede ser una pandemia?

—Somos las personas en el contexto en el que se encuentran. Debemos cuidar la salud mental en todos los ámbitos, laboral, familiar…

—Los medios son poco proclives a dar casos de suicidios porque parece que incitan a cometerlos, ¿acierto o error?

—Ponga error con mayúsculas. Hay que informar con rigor y los medios de comunicación ejercéis un papel fundamental en la percepción que tiene la sociedad. El Ministerio de Sanidad tiene elaborado una guía para los medios, para abordar de forma adecuada este problema de salud.

—¿No hemos escondido este debate de la sociedad?

—Sí. Por prejuicios y estereotipos infundados.

—¿Es cierto que el suicidio causa ya más muertes entre los jóvenes que los accidentes de tráfico?

—Desgraciadamente es sí. Urge un Plan Nacional de Prevención al Suicidio; hay que invertir en prevención y es necesario la difusión de una campaña de comunicación fuerte informativa, parecidas a las que se hacen de tráfico, principalmente ahora que el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte en los jóvenes.

—¿Qué cifra de jóvenes que se han quitado la vida en Andalucía manejan desde su asociación?

—Ahora mismo no tenemos ese dato desgranado. Sí le puedo decir que en el cómputo general de personas, en Andalucía se produjo en 2019 un suicidio cada 14 horas, un total de 640 perdieron la vida. De cada cuatro personas, tres son hombres y una es mujer; 74,7% hombres y 25,3% mujeres según los últimos datos oficiales que disponemos del Instituto Nacional de Estadística y la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (FSPS). Los datos de 2020 son todavía provisionales y podemos llevarnos grandes sorpresas por la pandemia.

—¿Qué incidencia ha tenido el Covid y los confinamientos?

—No tenemos datos que señalan que hemos sido más afectados que otras personas con discapacidad, pero lo cierto es que la comorbilidad asociada a los trastornos mentales graves hace que seamos un colectivo de riesgo.

—¿Afecta de manera directa el coronavirus? ¿Han constatado casos concretos?

—Como le decía no tenemos datos, pero las consecuencias de aislamiento social, de cierre de las consultas que ha traído el Covid,... no ayudan en absoluto.

—¿La salud mental ataca a los más vulnerables de la sociedad o ya no hace distingos?

—Ataca a cualquiera y en cualquier momento. Pero sí, existen factores de riesgo, como la pobreza, la soledad… Hay situaciones límites a las que están expuestas, desgraciadamente, las personas más vulnerables.

—Centros abiertos o cerrados para enfermos mentales, ¿sigue en vigor esa polémica o está ya superada?

—Debería estarla. ¿Usted cómo me ve? ¿Cree que tendría que estar encerrado? (Sonríe por la ocurrencia). Las personas con problemas de salud mental se recuperan con los apoyos y los recursos sociales y sanitarios en un entorno normalizado. Me dirá que hay casos puntuales en los que se requiera un entorno cerrado o de media estancia, pues seguramente que sí, igual que al vecino de mi hermano que acaban de trasplantar el hígado y está en la UCI, hay momentos puntuales en los que tendremos que pasar por unidades de agudos, puede ser. Pero la recuperación sólo puede llegar en entornos abiertos.

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