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Impuesto de sucesiones

«Tengo mi cuenta embargada hasta 2117 por una herencia de mi tía en Dos Hermanas»

La Junta de Andalucía retiene todos sus ingresos a un guardia civil al que reclaman el impuesto de sucesiones

Juan Antonio Reina, guardia civil, muestra la orden de embargo de sus cuentas L. MONTES | ABC

ANTONIO R. VEGA

La muerte de su tía ha supuesto la «muerte civil» para su sobrino y único heredero. Juan Antonio Reina Morales , un guardia civil de 45 años casado y con una hija de 18 años, se siente como un ciudadano «enterrado en vida». Su desolación se llama impuesto de sucesiones.

Este vecino de la localidad sevillana de Dos Hermanas que hasta hace poco pasaba por un ciudadano ejemplar que pagaba religiosamente sus facturas por muy justo que llegara a final de mes, se ha encontrado de repente con sus dos cuentas corrientes embargadas hasta el 15 de enero de 2117.

Como oyen. Al periodista escéptico le muestra un certificado de su banco donde éste, en efecto, le informa de que ha procedido a retener sus cuentas «siguiendo las instrucciones que nos cursa la Diputación de Sevilla» tras tramitar una orden que envía la oficina liquidadora de la Consejería de Hacienda.

La factura del impuesto de sucesiones de su tía va ya pro 143.777 euros con los intereses de demora

El peso que le acarrean las deudas originadas por el tributo que le correspondía pagar a su tía Conchi es enorme. Insoportable. A los cuatro años de fallecer su otro tío , que vivió siete años postrado en una cama, un cáncer de colon se llevó también a la hermana y cuidadora de éste, Conchi Morales, que se ganaba la vida como costurera del Hospital Virgen de Valme de Sevilla.

Su tía murió sólo siete meses después de «haber presentado los papeles del impuesto en Hacienda» para heredar los bienes de su hermano : una casa en Dos Hermanas valorada en 152.000 euros, según un arquitecto; el 50% de una parcela y un coche a nombre de su tío.

El expediente de la tía de Juan Antonio estaba extraviado en la oficina liquidadora de la Consejería cuando éste aceptó la herencia. «Cuando fui a preguntar a Hacienda para ver si estaba al corriente, me dijeron que no aparecía el expediente y que de seguir así, iba a prescribir. Me engañaron. Al poco tiempo me reclamaron el pago de 108.000 euros de mi tía. Con los intereses la factura llega ya a 143.777,55 euros », relata Reina. Cuenta sus penas de un tirón, como si lo hubiera hecho cientos de veces.

A esta «derrama» hay que añadirle 14.000 euros que Hacienda le exige a él como heredero. A la Junta no le bastan los 50.000 euros que ya abonó , basándose en el informe del perito encargado por él para tasar los bienes.

Para ello, Juan Antonio vendió la vivienda que compartían sus tíos y que había heredado, «gracias a Dios», por 150.000 euros. Menos de la mitad de lo que la Junta dijo que valía: 323.000 euros. «El Teara -que resuelve este tipo de reclamaciones administrativas- nos permite hacer una pericial contradictoria . Pero tengo que pagar a un arquitecto. ¿cómo lo hago si tengo la nómina y mis cuentas embargadas?», se pregunta agobiado.

La liquidación autonómica está plagada de errores. La casa tiene menos metros cuadrados de lo que figura en la escritura . Hacienda no tuvo en cuenta que fuera el domicilio de su tía ni que ésta fuera discapacitada, lo que le habría dado derecho a una bonificación.

Juan Antonio Reina no entiende por qué cuesta tanto revocar una liquidación cuando, según argumenta este afectado, se ve que es incorrecta . Porque Hacienda no se equivoca. De modo que no hay solución ante los errores. Pero este guardia civil es de ley. No se rinde.

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