«Vivimos años muy ilusionantes para la minería en Andalucía»

—Empresas mineras como Atalaya en Riotinto y Matsa en Almonaster atraviesan un momento dulce. ¿Cómo ve el futuro del sector?

—Veo un futuro apasionante. A la buena evolución del sector en los últimos años se une otro factor: la invasión de Ucrania y la crisis que ha generado en el mercado de las materias primas ha hecho que la UE vuelva a virar su visión sobre esta actividad tan esencial para nuestra vida cotidiana. Ahora somos más conscientes que antes de nuestra dependencia de terceros países y sabemos que la solución es reforzar la explotación de nuestros propios recursos.

—¿Esa circunstancia también ha aplacado la crítica de los ecologistas?

—Creo que en numerosas ocasiones las críticas a nuestro sector proceden de una información incorrecta o excesivamente parcial. La minería es consustancial al desarrollo de la civilización, por eso hablamos en historia de la Edad de los Metales, porque todo avance se sustenta en el desarrollo de la minería y la metalurgia. Los profesionales hemos sido poco activos en la comunicación porque consideramos que hay conceptos que son obvios, pero en realidad la sociedad los desconoce o los pasa por alto. Sin minería no habría absolutamente nada: ni vehículos, ni hospitales, ni teléfonos, ni ordenadores, ni transición energética… Por eso uno de mis objetivos esenciales es reforzar la comunicación para demostrar que la minería es sinónimo de vida.

—Usted ha trabajado en empresas cementeras, que trabajan con canteras. ¿Hay problemas muy diferentes con respecto a las minas de minería metálicas?

—El mundo del árido es impresionante y, sin embargo, de él se desconoce casi todo. Tras el agua, es el elemento que más consume el hombre.

—En las telecomunicaciones o las energías renovables hay déficit de profesionales. ¿Ocurre igual en la minería?

—Lamentablemente sí. Se trata de una de las ingenierías más completas, ya que somos profesionales con competencias muy amplias en la actividad minera, la energía, e incluso en infraestructuras muy diversas, dado que estamos facultados para diseñar poblados mineros. En este momento no hay profesionales en el paro y el futuro para quienes elijan esta carrera es magnífico. La administración ha ofertado ahora una serie de plazas de ingenieros que costará cubrir.

—La Junta de Andalucía afirma que el sector es prioritario. ¿El mensaje se corresponde con los hechos?

—Entendemos que sí. Hace unos meses en el colegio presentamos un plan para el fomento de la minería, indicando medidas que debían impulsarse desde la administración. En este lapso de tiempo, en el que se ha creado una dirección general específica para nuestro sector, estimamos que se han cubierto el 60% de los objetivos que planteábamos. Sabemos que hay que hacer un esfuerzo enorme para seguir simplificando procedimientos, pero percibimos que se está trabajando en ello y las puertas de la consejería de Política Industrial y Energía están abiertas a las sugerencias que estamos realizando. La administración es muy consciente de que hoy se hace una minería con seguridad para las personas y el medio ambiente, y que se generan oportunidades de riqueza y empleo en el entorno.

—El Gobierno de España prepara una nueva Ley de Minas. ¿Qué le parece la filosofía de la nueva norma?

—Está en un momento muy preliminar. Hubo un primer intento del Gobierno que a nuestro juicio se fundaba en principios desacertados, y ahora el planteamiento ha cambiado y tenemos la esperanza de que el resultado final sea positivo para el sector.

—¿Hay consenso entre los grandes partidos sobre la importancia de la minería?

—Es que la UE ya ha alertado de que si no tenemos el acceso garantizado a determinadas materias primas críticas nuestra transición energética estará condicionada por nuestra dependencia de China y Rusia. Hay minerales cuya demanda crecerá un 50% en muy pocos años y cuyo abastecimiento no está asegurado. El consenso se basa en el pragmatismo y en la evidencia de que somos un sector esencial y necesario.

—El Instituto Geológico y Minero (IGME) señala que en Andalucía atesoramos 17 de los 30 minerales que la UE considera críticos. ¿Es otra muestra del potencial de la región?

—Sin duda. Se ha trazado el camino para que ahora haya empresas que puedan investigar cantidades, calidades, rentabilidades posibles de una explotación... Es un paso importante. Pero el potencial de Andalucía no se detiene ahí. También se están investigando, por ejemplo, zonas para el almacenamiento de hidrógeno verde en depósitos naturales. En general, la transición energética es una oportunidad para Andalucía.