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La fe de Simeone contagia al Calderón

El técnico suma cuatro títulos en tres años y acaba con el tradicional pesimismo de la afición

La fe de Simeone contagia al Calderón

Jorge A. Moreno

«Siempre hay que creer. ¡Y nosotros creemos¡», fue el primer mensaje que transmitió Diego Simeone hace solo unos días al incorporarse a Twitter. Su equipo venía de perder en el Ciudad de Valencia y los agoreros que no se han cansado de vaticinar durante toda la temporada que el Atlético moriría en la orilla saltaron de nuevo al ruedo. El argentino no se inmutó en la derrota ante el Levante y se mantuvo fiel. También tras el inesperado empate ante el Málaga. No ha dejado titulares polémicos durante el curso más allá del «La Liga española es aburrida» y, a falta de dos partidos, cambiar el discurso era absurdo. Confiaba ciegamente en los suyos, tenía el pálpito de que lo mejor estaba por llegar... y acertó. Más allá de la conquista del décimo título para un club que siente muy dentro, el técnico ha conseguido lo que hace solo unos años era imposible. El pesimismo ha sido desterrado gol a gol del Vicente Calderón y la afición se ha convencido y ha comprobado que, con «el Cholo», ganar la Liga sí era posible. Un cambio de mentalidad labrado «partido a partido», la frase que ha acompañado desde agosto cada rueda de prensa de Diego Simeone y que ahora ya forma parte del credo rojiblanco.

El argentino nunca se marchó, siempre estuvo ahí. Idolatrado a orillas del Manzanares en su doble etapa como jugador, la grada no se cansó de corear su nombre durante años y el espíritu de Simeone no dejó de sobrevolar el Vicente Calderón desde que iniciara su carrera como técnico en el Racing de Avellaneda. El reencuentro estaba escrito, solo era cuestión de tiempo. Lo que muy pocos se atrevían ni siquiera a soñar es que resultara tan fructífero para las vitrinas colchoneras. Desde 2012, se han ido abriendo sucesivamente para colocar la Europa League , la Supercopa europea y la Copa del Rey. Éxito que hubiera colmado a muchos, pero no al Cholo. Faltaba una Liga y ya está en casa. Ahora toca el reto de la Champions.

Mensajes persuasivos

El carácter ganador que exhibiera sobre el césped permanece y también forma parte de su libro de estilo en el banquillo. Su idea de que en el fútbol no existen imposibles ha terminado por convencer a una plantilla en la que las individualidades se han mantenido todo el curso al servicio del grupo. Más allá de los nombres de sus figuras, en el Atlético de Simeone la estrella que más ha brillado es el equipo. Juego colectivo por encima de todo. Persuasivo en sus declaraciones, el técnico ha calado con mensajes dirigidos al corazón de los futbolistas y de una hinchada orgullosa de poder celebrar en Neptuno el décimo campeonato de Liga.

«El esfuerzo es innegociable», ha repetido cansinamente Simeone en los entrenamientos, y la conquista del campeonato ha sido el premio al trabajo de un grupo de leales que ha estado a muerte con un entrenador que llama la atención por su facilidad para motivar. La suplencia no ha provocado ni una queja ni una palabra más alta que otra entre los suyos. Técnico y jugadores nunca han flaqueado y la cantinela del «ya caerán» a la que se han agarrado los rivales toda la temporada no ha mimado la moral de unos futbolistas que han entendido otra de las frases favoritas del argentino: «En el diccionario, esfuerzo aparece antes que éxito».

Los números de Simeone en el Atlético son, sencillamente, espectaculares. En tres años, ya figura como el cuarto técnico que más se han sentado en el banquillo rojiblanco (145) y el tercero en ganar más encuentros (96). Solo le superan dos nombres que marcaron época y que ahora son leyenda del fútbol español y rojiblanco: Luis Aragonés y Ricardo Zamora.

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