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debate

¿Es realmente «La educación de la Virgen» un cuadro de Velázquez?

John Marciari y Jonathan Brown muestran dos visiones opuestas sobre la autoría de la pintura que se expone en Santa Clara

¿Es realmente «La educación de la Virgen» un cuadro de Velázquez? rocío ruz

andrés gonzález-barba/jesús garcía calero

La polémica en torno a la autoría de «La educación de la Virgen», que desde este miércoles se expone en Espacio Santa Clara , sigue más candente que nunca. En el contexto del simposio internacional «El joven Velázquez», que reúne a los principales expertos mundiales en la figura del maestro sevillano, el conservador de la Morgan Library John Marciari y el hispanista Jonathan Brown tienen dos visiones contrapuestas y totalmente irreconciliables. Para el primero, se trata sin lugar a dudas de un cuadro de Diego Velázquez y para ello se ha basado en una serie de argumentos técnicos y científicos tras convivir con esta pintura durante diez años. Sin embargo, el segundo se deja guiar más por lo que le dice su criterio a simple vista y niega que la obra sea la primera del maestro sevillano, calificándola de un auténtico «pastiche» y dudando de su calidad.

Marciari declara en una entrevista que ha ofrecido en exclusiva a ABC que «no he querido nunca entrar en enfrentamientos. Cuando publiqué mi artículo me basé en razones técnicas, no dije que algunos autores estaban en contra o a favor de esto. Intenté ser neutral y respaldar mi afirmación con datos técnicos. Jonathan Brown está en desacuerdo con mucha gente sobre muchos temas. Él es un buen académico, pero también hay personas que están de acuerdo con esta exposición, como Benito Navarrete, que ha dedicado mucho tiempo a estudiar esta temática». Igualmente, este prestigioso conservardor afirma taxativamente que «yo estoy convencido de que es una obra de Velázquez porque se aparta mucho de cómo Juan de Roelas había tratado este mismo tema unos pocos años antes. Yo creo que es la mente de un gran maestro que está haciendo un cambio en la pintura y no veo que sea un pastiche para nada».

También John Marciari se defiende del texto de Jonathan Brown en el que el prestigioso hispanista le acusaba de llegar a «un callejón sin salida». «Creo que esto es un pseudoataque personal. Lo que caracteriza a lo que él escribe sobre la pintura son ataques personales, pero yo no pretendo entrar en un pulso. La primera vez que Jonathan Brown publicó su artículo en ABC pareció no haberse leído mi artículo ni respondió a los argumentos técnicos que yo planteaba. En vez de plantear un debate técnico sobre la pintura parece querer afrontarlo como un ataque personal. Yo he vivido con el cuadro durante diez años y él sólo lo ha visto una vez y dice que yo estoy haciendo afirmaciones superficiales».

En cuanto a la visión que tiene Jonathan Brown de esta pintura, a la que califica como un «pastiche», Marciari reconoce que «si el debate fuese Velázquez versus otro artista coetáneo lo entendería, pero el debate que él propone es que este cuadro es un "pastiche", aunque yo creo que el cuadro de Yale es un intento de un artista que en su cabeza quiere abordar un tema de una forma distinta a Roelas y que quiere incorporar a Caravaggio de la misma forma que lo había hecho Tristán, pero no ha habido ningún otro académico que planteara que se tratara de otro artista que viviera en Sevilla en el primer tercio del siglo XVII y que fuese capaz de hacer algo similar».

Por su parte, Jonathan Brown adelantó el martes a ABC las conclusiones que se han expuesto en el simposio internacional. Para el gran especialista norteamericano, una de las voces imprescindibles en la obra de Velázquez, «la composición del cuadro, obviamente, es un pastiche teñido de alusiones a “La educación de la Virgen” de Juan de Roelas». Brown opina que el anciano que aparece a la izquierda «procede del bodegón de Velázquez del Hermitage», y afirma que la esencia para identificar «la pintura juvenil de Velázquez estriba en tres elementos específicos: la original interpretación de las fuentes visuales, sus sorprendentes recursos técnicos y, como describía Pacheco, el uso de modelos vivos. Pues bien, ninguno de éstos se evidencian en la pintura de New Haven».

Además, el profesor del Institute of Fine Arts de Nueva York se pregunta cómo un joven Velázquez pudo producir el mismo año dos obras de calidad tan diferente, es decir, la «distante capacidad técnica y pictórica que media entre el bodegón de San Petersburgo y la “Educación” de Yale, si ambas obras, según ha sido propuesto, fueron realizadas en 1617. ¿O fue pintado antes el cuadro de Yale? En ese caso «se argumentaría la menor destreza juvenil con el fin de excusar su sospechosa calidad».

Para el especialista, «la atribución de John Marciari se basa exclusivamente en evidencias circunstanciales, comparaciones estilísticas y datos técnicos tan difíciles de entender como superficiales». Marciari afirma que sería la primera obra salida del pincel velazqueño, y por tanto el verdadero inicio del Barroco. «Desafortunadamente, su hoja de ruta nos lleva por la senda de lo improbable y ésta a un callejón sin salida», remacha Brown. Y concluye: «La desmañada pintura objeto del debate no contribuye al mejor conocimiento de los orígenes de uno de los pintores más innovadores e imaginativos de todos los tiempos».

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