Ana Barriga expone en Sevilla tras vender todo en Nueva York
La pintora jerezana presenta once nuevas piezas con el título de ‘Candy eye’ en la galería Birimbao

Ana Barriga (Jerez, 1984) ha vuelto a Sevilla, que es la ciudad donde estudió y vivió hasta que hace poco tiempo se trasladó a Madrid. Acaba de ganar el premio BMW 2021 de Innovación y tiene en cartera proyectos en Dubai, Shangai y ... Seúl para este año en una meteórica carrera que no cesa.
La pintora, que algunos han llamado como la ‘nueva reina del pop’ presenta en la galería Birimbao la exposición titulada ‘Candy Eye ’, once piezas en las que se ha permitido experimentar con otros materiales como telas, y con las que se reafirma en sus trabajos de investigación que finalmente se plasman en lienzos o en papel con base de óleo, esmalte, rotulador o spray, «es una forma de buscar optimismo y dulzura con historias hechas a través de pinceladas, colores, objetos, una manera de librar esos objetos del anonimato».
Su estética responde casi a la misma imagen de la pintora, «a veces pienso que me he salido de un cuadro» , dice con humor, y se asombra de su propia vida. «La gente se escandaliza cuando digo que por el entorno donde me crié yo debería estar o en la prostitución o vendiendo droga. En mi infancia el contacto con el arte era cero y ahora estoy exponiendo en Nueva York o aquí y viviendo de lo que me gusta que es la pintura. Como no tuve un camino a seguir, ni nadie que me orientse, la pintura nació salvaje. Bendito desconocimiento», asegura. Ana Barriga estudió en la Facultad de Bellas Artes en Sevilla, y no se ha dejado encasillar en su generación.
La pandemia la ha hecho reafirmarse en lo hermosa que es la vida, «aunque sea un fracaso porque al final vas a morir, pero mientras, el recorrido es una pasada», y reconoce que la pandemia sí ha enfatizado su obra, «me ha anclado bien en el suelo pero también me ha quitado un año de vida como a todos. A mi obra la ha enfatizado porque agudiza esa cosa que yo intentaba disimular y que era ser yo misma, y ahora cada vez me importa menos. Mi obra es parte de mí. Me divierto en el estudio, bailo, la música es importante..., mi pintura es pura vida . Me interesan todo tipo de lenguajes de Internet tipo Whatsaap, Instagram..., porque esto va a una velocidad...»
Dice que su obra es muy vitalista, «sin ser happy de la muerte» , y pinta sobre las cosas que le pasan, «aunque a veces dudo si las experiencias son reales o me las he inventado». Ha hecho exposiciones en museos como el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el año próximo tiene ya comprometida una muestra en un museo de Seúl, «la cosa se está poniendo super seria».
A Nueva York se fue en plena pandemia. Tuvo que hacer cuarentena en México donde hizo un proyecto para nos coleccionistas de arte, y llegó a Nueva York a trabajar con la Padre Gallery. «La primera semana yo dije, no aguanto esta jungla. Es una ciudad muy cruda, el primer mundo con gente durmiendo en la calle, un horror. Luego cambias el chip e intentas disfrutar. Al final, al segundo día de la exposición había vendido toda la obra, y además conocí a muchísima gente, pintores, gente del cine, de la moda. No es fácil acceder a la gente allí, pero una vez que entras, todo va sólo. Ahora ya sé las puertas que tengo que tocar».
Vuelve a Sevilla con su tercera exposición individual, « a Birimbao, la galería que me dió la primera oportunidad, y me siento como en casa. Aunque mi carrera haya crecido vuevo aquí y es algo familiar. En Birimbao siempre me han tratado muy bien, aunque ahora vendan más fácil mis cuadros, pero siempre me he sentido bien».
No trabaja a larga distancia, trabaja por proyectos según se le va presentando, «y luego salen ideas que se formaron hace un par de años, pero se materializan después. Ahora tengo cosas en mente que debo sacar en paralelo a los proyectos que están en marcha».
Siempre ha vivido en Sevilla y luego en Madrid, pero su hoja de ruta es ya internacional, «en dos semanas me voy a México, luego vuelvo y me voy a Londres cuatro meses, y después voy a Dubai y finalmente a Shangai..., nunca pensé de pequeña a qué me iba a dedicar de mayor, y he tenido la suerte que esto se ha cruzado en mi camino. Pienso en cinco años atrás y digo qué guay la vida de esa chica, y caray, soy yo. Va todo muy deprisa».
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