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«Ventanas y azoteas», del confinamiento a los cuadros de Norberto Gil

El artista sevillano ha transportado a sus cuadros su pasión por la arquitectura en la galería Birimbao

Norberto Gil ante sus cuadros en la exposición de la galería Birimbao de Sevilla ABC

Marta Carrasco

Durante años hemos mirado a las ventanas y azoteas como algo común, casi sin echarles cuenta, y de repente llega una pandemia y se convierten en un elemento fundamental para poder seguir viviendo y respirar, sobre todo, en las grandes ciudades.

Desde hace tiempo las ventanas son un elemento recurrente en la historia del arte. El pintor Norberto Gil (Sevilla,1975), es un apasionado de la arquitectura y el color, pero poco a poco, con el paso del tiempo, sus cuadros se van despojando de elementos definidos para convertirse en mucho más abstractos, pero sin perder de vista esos dos nombres que han dado el título a su exposición en la galería Birimbao de Sevilla: «Ventanas y azoteas» .

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Hispalense, se alinea en la misma generación que artistas como Miki Leal, Rubén Guerrero, Javier Parrilla, Cristóbal Quintero , «estábamos en la misma clase y hemos crecido en estudios compartidos». Una generación que volvió a la pintura-pintura, como ellos mismos dicen, y nunca la han abandonado. «Nos conocimos en la facultad, y excepto Juan del Junco que en seguida se volcó con la fotografía, el resto cogimos los pinceles y hasta hoy».

La exposición «Ventanas y azoteas» era un proyecto que rondaba la cabeza de Gil hace tiempo, «al menos más de un año. Yo he venido siempre trabajando sobre la arquitectura y quería hacerle una reflexión y homenaje a las ventanas que se han representado en el Barroco en cuadros como Vermeer. Las he representado a mi estilo y he dado un salto un poco más allá, hacia la abstracción y a la geometría».

Confiesa que la idea surgió antes del confinamiento , ya que durante el mismo no se pudo desplazar al estudio, «no pude trabajar en el taller, sólo pinté dos cuadros, y sí le dí mucho a la cabeza y reafirmé cosas del proyecto, aunque sí, parece un poco premonitorio y cobra todo el sentido en este homenaje». La azotea era la «segunda espinita» que tenía el artista, «por la herencia musulmana en las casas de Almería, esos techos que tienen para que rezume el agua y recogerla..., esas casas con los techos planos son las que yo he querido plasmar».

Otro de los aspectos importantes de la obra de Norberto Gil es el color, «estoy muy satisfecho en esta exposición porque estoy limpiando mucho. Hay magentas o turquesas muy limpios que no tienden a grises y que combino con colores muy saturados de mezcla que en el contraste resaltan más».La serie está entera pintada en papel, pero el final de la misma hay collages, «donde utilizo papeles que yo he usado ya y con los que he rellenado en un bloc. Esa acumulación de papeles que surgen de cada cuadro es el que he utilizado para hacer los collages».

En estas ventanas no ocurre como en otras muestras del artista, donde el espectador sí podía vislumbrar el interior, « la última serie de Le Cabanon de Le Corvusier sí me obsesioné por el dentro o fuera, pero en esta nueva propuesta, no». Ventanas de Andalucía, de la Habana, pero también de Portugal, «porque me encanta cómo tratan el azulejo, como en cuadro titulado Ventanas en Fuseta, o el cuadro de homenaje a Kandinsky».

El pintor, que toca un poco la guitarra y el piano, escucha música cuando trabaja y será por eso por lo que ha creado una obra titulado «Piano dentro de ventanas», « ahí está la esencia de Malher que siempre componía en cabañas , se hacía una primavera, otra para verano..., y en diferentes sitios. Recabé información sobre esto para la serie Le Cabanon, y tenía su gracia porque el piano cabía justo en la cabaña, no había sitio para más. He querido meter la imagen en esta serie por la fuerza de la imagen».

La pandemia

Cree que la pandemia está afectando aplastantemente al arte, «y sobre todo el artista en sí para reinventarse y buscar otras maneras de representar y otras cosas que contar, y al sector porque tiene que buscar nuevas fórmulas..., los horarios de las cosas nos afectan. La pintura es necesaria verla en directo y sentirla, y este distanciamiento social es tremendo, porque el artista lo que quiere es que la obra se vez en directo, por muchas redes sociales que tengas..., no es igual». Sin embargo cree que hay «una movida» porque los artistas están pensando en los miedos, y además no hay planes a medio plazo, «las programaciones durante el confinamiento se cancelaron, pero yo creo que la Cultura es segurísima, porque quienes la creamos, la visualizan y perciben van con todas las medidas. No hay que tener miedo en asistir a los eventos culturales. Que la gente vea menos las noticias y más otras cosas y que no sea todo tan oscuro. El arte nos puede salvar de la pandemia, ya se ha dicho y es real porque ha sido así, es fundamental para que la sociedad tire para adelante».

Pero le duele reconocer que ahora mismo no tiene nada a la vista, «siempre tengo una colectiva para dentro de dos meses, o una individual..., pero ahora nada. Sí tengo series en mi cabeza a las que voy a dedicar el tiempo y la pasión, como una sobre plantas de edificios emblemáticos y quiero seguir haciendo formato grande de collages..., mi trabajo va a continuar y los proyectos van a fluir. Cuando uno se dedica a esto a diario vas al estudio y la exposición ya llegará».

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