bienal de flamenco 2022
'Audaciam Valencia'
El cantaor de Lebrija presenta en la Bienal su particular homenaje a supaisano Elio Antonio de Nebrija con la obra 'Nebrissensis'

Bienal de Flamenco / Crítica
'Nebrissensis'
- Cante José Valencia
- Guitarra Juan Requena y Pedro María Peña
- Percusión Manu Masaedo
- Palmas Juan Diego Valencia y Luis Cantaorte 'El Lúa'
- Real Alcázar Día: 20 de septiembre 2022
José Valencia, el cantaor de Lebrija, ha querido rendir homenaje a Elio Antonio de Nebrija con el espectáculo titulado 'Nebrissensis', una obra en la que se ha apartado de lo fácil y desterrando la idea de recital al uso, ha contado con la inestimable ayuda en la dirección de José Luis Castro, el que fuera director del teatro de la Maestranza y reputado director de espectáculos no sólo de flamenco, sino de teatro y ópera.
La obra, que cuenta con poemas y letras propias, tiene también otros asesores científicos, así definidos, como el profesor José María Maestre Maestre, de quien es la idea original y los poemas de Casto Márquez.
Es la primera vez que en el flamenco se fusiona el castellano con el latín, y aunque en un primer momento se pensó hacer el espectáculo en este último idioma, al final sólo dos cantes se ejecutan en esta lengua.
El escenario, situado en el Patio de la Montería del Real Alcázar tiene unas cajas como si fueran de libros repartidas, en donde se sientan los intérpretes. José Valencia sale con un farol como si fuera buscando algo recitando unos textos en susurros referentes a lo que era su casa, la de Nebrija.
El montaje tiene como punto a favor el hecho de haber abandonado la quietud del cantaor. Castro ha puesto a José Valencia dinámico en el escenario, lo enfrenta al público, no sólo en los cantes, algo natural para el artista, sino también en los recitativos. Hay una dramaturgia en la que participan todos los músicos de la obra, y que hace más ágil la acción.
Se sienta el cantaor coge un gran libro blanco y una pluma negra, con afán de escribir. Es sólo un gesto recordatorio quien fue Nebrija, el gran filólogo, lingüista, lexicógrafo, impresor, editor... y padre de la Gramática Castellana.
Pero el espectáculo no empieza en este idioma sino en latín, con una nana a la que se ha referido antes en el recitativo recordando la que le cantaba su madre. Valencia es Nebrija o Nebrija, Valencia.
El cantaor está pletórico de facultades, la voz sobre todo en los graves, es sobrecogedora, y junto a él la lírica guitarra de Juan Requena y la del lebrijano Pedro María Peña. Ambas sonaron a gloria. Requena en la introducción por minera, brilló y por tangos Peña recordó a sus ancestros.
Potente seguiriya a modo de introducción de Valencia, sin miedo y por arriba. Los cantes, los palos, no se interpretan enteros, hay muchas canciones aflamencadas como la que se interpreta por tangos.
Adaptar a la métrica del flamenco los poemas y textos de Nebrija, no es fácil, por eso a veces nos parecen que suenan intensos, más recitativos, aunque Valencia consigue meternos en los ritmos flamencos, como cuando canta por cantiñas, o cuando su voz se expande por doquier del Patio de la Montería sonando por excepcional y emocionado romance, al que sólo le acompaña el golpe de la percusión excepcional de Masaedo.
José Valencia se va transformando a lo largo del espectáculo, de cantaor pasa a actor, a interprete de un personaje que va tomando cuerpo a medida que transcurre la musica y los cantes.´La percusión de Manu Masaedo es a veces suficiente para este rapsoda-cantaor que dice en el escenario: «yo digo que es una tiranía no decir lo que quiero», mientras mira retador al público.
Pero no se han terminado las sorpresas. Entre el público se oye más de un ole, y no se lo lleva sólo el cantaor, sino también los dos guitarristas que le acompañan en esta guisa de homenaje a Nebrija.
Suena la guitarra por petenera, y la voz de Valencia embarca el cante, pero no en castellano, esta vez vuelve a ser el latín la lengua elegida. Es difícil concentrarse en la letra en latín, entra a veces con un poquito de calzador en el compás, pero Valencia consigue rematarla bien.
'Nebrissensis' es un espectáculo diferente, original, valiente y con un gran contenido cultural, además de flamenco. El valor de José Valencia no es sólo aprender de memoria tantísimos textos diferentes, sino meterlos en compás y que resulte. Y como valor añadido a todo ello, la dirección de José Luis Castro, que ordena de manera eficaz la dinámica del espectáculo para que éste, que tiene una enorme intensidad, no tenga ni un momento de parón ni de falta de ritmo.
'Nebrissensis', si Elio Antonio de Nebrija levantara la cabeza, seguro que haría con el guión un nuevo libro.
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