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cultura

«Instalarse en percepciones de desconfianza es tener una ciudadanía rota y con falta de revulsivos»

Francisco José Fernández Romero presenta en la Galería de ABC su libro 'Confianza pública'

La precariedad del power point

Colaboración público-privada en Sevilla

Lunes Santo de la Semana Santa de Sevilla 2025, en directo

Alberto García Reyes, Jesús Aguirre y Francisco José Fernández Romero al inicio del acto manuel gómez
Andrés González-Barba

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El abogado y doctor en Derecho y socio-director del despacho Cremades & Calvo-Sotelo Francisco José Fernández Romero ha presentado este lunes en la Galería de ABC su nuevo libro, 'Confianza pública'. En esta obra recoge numerosos artículos publicados en los últimos años en los que plasma un amplio abanico de reflexiones sobre gestión pública, colaboración público-privada, ética empresarial, cumplimiento legal y ciudadanía.

Ha iniciado el acto el director de ABC de Sevilla, Alberto García Reyes, quien ha dicho que «todos conocemos a Francisco José Fernández. Es una de las autoridades andaluzas en derecho público». Asimismo, ha señalado que el libro reúne artículos publicados en distintos medios y también en ABC, «de lo que me honro». A continuación, ha destacado del autor del libro que posee «una virtud muy escasa porque sabe pensar y por eso nos hace pensar. Nos puede llevar un artículo suyo a la discrepancia. Para mí es una referencia y un faro. El libro en su conjunto se convierte en un ensayo». En su primera intervención también se ha referido a Jesús Aguirre, presidente del Parlamento de Andalucía: «Sabe mucho de confianza pública y nos puede decir en qué punto estamos de esa confianza pública».

El libro está dividido en cuatro apartados: gestión pública, derecho y empresa, valores y govtech. A continuación, García Reyes se ha remitido a un artículo publicado en ABC el 13 de febrero de 2020 titulado 'Hombres de bien' en el cual su autor pareció preconizar situaciones que se han dado en los últimos tiempos, como la del «negocio de la radicalidad». Para Fernández Romero, «el negocio de la radicalismo supone enfrentar a dos personas por encima del bien común. Sembrar facciones en los bienes públicos. El negocio de la radicalidad es lo que combate la confianza pública».

Respecto a esta cuestión, Jesús Aguirre ha comentado que «de consejero tuve setenta y ocho comparecencias parlamentarias. La de más valor fue la segunda, porque ahí me presenté tal como era. Yo le digo a los parlamentarios que hablen llanamente. A los grupos nos unen más cosas que nos separan. Quiero que los parlamentarios hablen entre ellos y que lleguen al consenso para lograr el bien de los ciudadanos. Si hemos sacado leyes positivas, merecerá esta legislatura. Vivimos una época de radicalidad. Hay que hablar en el Parlamento como se habla en la calle». En ese sentido, el presidente del Parlamento andaluz ha subrayado la importancia de la confianza pública, algo que él mismo aplicó en los meses de pandemia: «Quería que la gente viera en mí a un médico de cabecera, no a un consejero. La confianza son las personas».

Sobre artículos como el titulado 'Confianza', Fernández Romero señala que «instalarse en percepciones de desconfianza es tener una ciudadanía rota y con falta de revulsivos. Hace veinte años el gobierno regulaba y garantizaba. Hoy además implanta un valor público. Hay una utilización política de las leyes y eso deforma el mensaje y crea unas expectativas que no se cumplen. Tramitar una ley no es fácil».

Sobre al clásico español «vuelva usted mañana», que tanto ha lastrado la administración en nuestro país, el autor de este ensayo sostiene que «la tecnología va a conseguir que se cree un andamiaje en colaboración con el ciudadano. Los funcionarios se deben adaptar a esas nuevas tecnologías». Ante ese tema, Jesús Aguirre añade que «hay que humanizar también la legislación. Se deben facilitar los trámites administrativos con las nuevas tecnologías, pero hay que hablar. La consulta médica telefónica tiene su razón de ser para atender pequeñas consultas y agilizar trámites.

Por otra parte, Alberto García Reyes ha insistido en una cuestión esencial de la que se habla en el artículo 'Exclusión digital' como es la marginación que sufren ciertos grupos sociales dentro de las nuevas tecnologías. Fernández Romero apunta al respecto que «es un proceso peligroso crear una sociedad de primera y de segunda a través de la información. No se puede marginar al sector de mayor que tiene problemas a la hora de acceder a la tecnología.

A colación de este tema, el director de ABC ha recordado que hay zonas del Polígono Sur donde sólo un siete por ciento de la población tiene acceso a internet. Francisco José Fernández Romero ha indicado que «la fibra va a permitir más acceso a internet para evitar los ciudadanos de segunda. La OCDE habla de que hay que eliminar la pobreza y la exclusión social. El ciudadano necesita percibir que los gobiernos están trabajando en la exclusión social».

Entre las claves desgranadas para el fortalecimiento de la confianza pública, el autor ha recalcado la necesidad de «una amplia y profunda reforma de la función pública» que ayude a establecer una «delimitación más nítida» entre las responsabilidades políticas de los dirigentes y las responsabilidades profesionales de los gestores públicos. En esta dirección, ha insistido en que «una cosa es la permeabilidad de la función pública a los programas políticos, cosa que sucede y debe suceder en todas las democracias, y otra diferente es la imposición de la subordinación política como criterio principal en la designación, evaluación y gestióndel desempeño por parte de los puestos directivos públicos». Igualmente, ha abogado por «acercar a los mejores a lo públicoÌ, para lo cual ha considerado disuasorio «un régimen de incompatibilidades demasiado severo, cuya consecuencia inevitable es la dedicación profesional a la política de los menos cualificados».

Necesidad de colaboración entre lo público y lo privado

El autor también ha defendido la necesidad de «derribar los muros artificiales que frecuentemente se interponen entre lo público y lo privado», cuando a los ciudadanos lo que les interesa es que los servicios que les llegan sean de calidad. En este sentido, ha abogado por la colaboración público-privada, como una fórmula que «no supone un cambio de titularidad y una transferencia de la decisión última sobre los servicios públicos y que en este sentido rompe con los viejos esquemas mentales que buscan el antagonismo entre lo público y lo privado».

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