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Ángel Rielo: «El dinero es como una droga que te sumerge»

El «feliciólogo» presenta «El pequeño libro de la felicidad» con el que quiere enseñara a la humanidad a encontrar y conservar la felicidad

Ángel Rielo, «El Feliciólogo» RAÚL DOBLADO

ANA MENCOS ÍÑIGUEZ

Ángel Rielo es un showman, actor, monologuista, cantante, y ahora escritor que se ha hecho un hueco en el mundo de los estudiosos de la inteligencia emocional con su espectáculo «El Feliciólogo». Nacido en Madrid de padre gaditano dice sentirse «absolutamente» andaluz, «uno nace donde le toca por circunstancias». Viene a Sevilla a presentar su «Pequeño libro de la felicidad» con el que pretende enseñar a la humanidad a ser felices y a ayudar a otros a serlo.

Showman, actor, monologuista, cantante, escritor, «feliciólogo»... ¿hay algo que no sepa hacer?

Sí. No sé pilotar aviones, pero cualquier cosa que no sepa hacer si me lo propongo yo creo que aprendería. Eso es algo de lo que todo el mundo debe convencerse, las cosas que no sabes si te apetece lo puedes aprender.

Me has definido con muchas palabras pero yo soy principalmente un comunicador, siempre he buscado hacer feliz a los que me rodeaban porque soy un poco un camaleón de las emociones, si tú estás triste yo estoy triste, si yo te veo alegre me pongo alegre.

¿Qué es un «feliciólogo»?

Es un científico que investiga la «feliciología», que es una ciencia que se encarga de encontrar y conservar la felicidad. El término surge un día en uno de mis talleres cuando una chica mexicana, lo cuento en el libro, me dice que ella es una persona muy feliz y que en su familia la llaman la «felicióloga» y me encantó el término y le pedí que me lo dejase. Pensé que si había «feliciólogos» tenía que haber una «feliciología», que es la ciencia y empiezo a darle vueltas a la manera de construirla.

Creo que no soy el único, hay un chico en Cataluña que al parecer se le ocurrió la misma idea y dice las mismas cosas que yo, no se si porque me ha oído o porque al él se le ha ocurrido, porque esto no es patrimonio de uno solo, me encantaría que hubiera millones de «feliciólogos». Si todo le mundo pensara en la felicidad del prójimo el mundo sería feliz.

¿Tan falto está el mundo felicidad que se decide a crear una ciencia para estudiarla y enseñarla?

Sí. Es un mal mucho peor que cualquier otro. La gente muere de tristeza, vive en la oscuridad.. Hay mucha gente que está triste y sola, que necesita encontrar sobre todo las claves y lo más preocupante es que la gente piensa que la felicidad está fuera, pero está en ti, tú decides que es para ti la felicidad. Nos han vendido que la felicidad es que siempre esté todo perfecto, no, siempre hay algo que cambia, que evoluciona, que no funciona. Hay que entender que la felicidad reside donde tu quieras.

¿Qué busca mover con «El pequeño libro de la felicidad»?

Me gustaría que la gente se lo aprendiera de memoria y lo compartiera. Creo que lo que se cuenta en este libro, que es lo que yo he aprendido de otros libros, otras personas y de la vida misma es muy válido, no es un libro en el que tengas que volverte de ninguna forma para entenderlo. Son pequeños conceptos, pequeñas cosas en un lenguaje cercano, divertido y que muestra a la gente que tienes que ser feliz con lo que tu quieras y sobre todo tienes que entender que no hay un estado único de felicidad, y te van a pasar muchas cosas en la vida que tienes que disfrutar mientras te pasen.

¿Todo el que lea el libro se convierte en «feliciólogo»?

Yo creo que sí. Yo tengo además un espectáculo que es «El Feliciólogo» (con el que espera venir a Sevilla en otoño), y el libro surge de que el editor va a ver el espectáculo y ve que de ahí puede salir un libro. Dentro del espectáculo digo que todos somos «feliciólogos» porque estoy convencido de que todos queremos hacer feliz a otra persona, pero sin olvidar que a la primera persona que tienes que hacer feliz es a ti mismo. Esto se consigue aceptando lo que me pasa, no con resignación, pero lo acepto, no era lo que esperaba pero lo acepto.

Hay gente que piensa que el dinero o el amor dan la felicidad, pero, ¿qué da la felicidad?

Todo forma parte de un mismo plan. El dinero no da la felicidad porque conocemos a mucha gente con mucho dinero que son unos desgraciados y el dinero pudre mucho. Te puede dar momentos de satisfacción, pero es como una droga te sumerge en un mundo de cuando tienes más, quieres más.

«Estoy cansado de ver gente que no tiene nada y es más feliz que gente que lo tiene todo»

El amor sí, es algo distinto, no solo el amor de pareja, hace que tu tengas la capacidad de entregar. Es algo que crece cuando se comparte. ¿Que es lo que realmente da la felicidad? Lo que tu decidas. Hay gente que piensa que no puede ser feliz sin una pareja, hay gente que piensa que aunque tenga pareja no tiene dinero en el banco, dos casas, dos coches y lleva a los niños a la mejor universidad, no va a ser feliz, y eso no es verdad, porque estoy cansado de ver gente que no tiene nada y es más feliz que gente que lo tiene todo.

¿Cuál cree que es el gran mal de la sociedad actual?

La pereza, hay gente que se instala en la zona de inconfort, en «me conformo con lo que tengo» y no tiene un poco de ambición, y la ambición es buena, hace que crezcamos. El mal que genera el mundo de siempre es esa pereza, esa pasividad de unos ante la maldad de otros. La gente tiene poca actitud para cambiar las cosas. Ahora que hay elecciones, por ejemplo, da igual lo que haga la gente pero que haga algo, que haga lo que sienta. No te puedes quedar impasible, estar ahí solamente criticando con eso solo pierdes energía.

¿Estar en el momento presente ayuda a ser felices?

Efectivamente. Yo digo mucho no tengo ni pasado ni futuro. El pasado no existe y el futuro yo que sé, ahora el día de hoy sí. Tengo un futuro a corto plazo, se lo que voy a hacer hoy y mañana. El vivir en el momento actual es lo que te da la capacidad de no tener ni ansiedad, ni depresión, la ansiedad es exceso de futuro y la depresión el exceso de pasado, solamente estamos bien cuando estamos en el presente. Es complicado, sí. La teoría es muy fácil, y es difícil llevarla a la práctica, pero es verdad, si la gente fuese capaz de vivir el momento actual, de disfrutar de cada cosa no existiría esa tensión de lo que va a pasar, del futuro, pero nos han enseñado a tener la vida premeditada, a ir cumpliendo una serie de planes que cuando cambian te rompe los esquemas. Hay que ir descubriendo, hay que desaprender para volver a aprender.

No es el primero al que oigo hablar de la zona de confort, ¿por qué hay que salir de ella si es donde se está bien?

No hay que salir de allí cuando se esté bien, es que la gente se queda allí aunque esté mal. Cuando estás bien, disfrútala, pero si algo falla, no tengas miedo en salir de ahí.

¿Se puede confundir el tener buen humor con el ser feliz?

Es un síntoma, las personas que tenemos buen humor es más fácil que estemos felices, no creo en el ser creo más en el estar, para mi la felicidad es una actitud, un estado constante de felicidad es absurdo. En las emociones no puedes quedarte estancado en ninguna, hay que estar a lo que estás, si tienes un momento de alegría pues estás alegre, si es de tristeza pues triste, de repente estás más enojado pues te enfadas, no pasa nada por enfadarse, antes se decía en el mundo del gurú que no podías enfadarte y era un estrés, porque tu cuerpo y tu alma te pide de vez en cuando enfadarte y es bueno, porque cuando te enfadas generas una endorfina que te avisa para parar ante los abusos.

El buen humor lo que hace es que a todo lo que nos pase le demos un clave o le demos un bálsamo cualquier cosa con humor parece menos.

¿Deberían enseñar en los colegios a gestionar las emociones?

Por supuesto. Creo que debería ser asignatura obligatoria, pero no de examinarse si vivirla. Es increíble la reacción de los niños cuando les doy una charla (Tiene un programa para escolares que se llama el «Gimnasio de las emociones») porque de repente les das una visión diferente, alguien que les dice que lo que importa no es que sepas hacer una raíz cuadrada sino que sepas como relacionarte con tus compañeros, que sepas como hacer frente a una sustitución de bullying o de posesividad, que respetes a los demás, y sobre todo pasa por el quiérete mucho y respétate mucho, porque si tu no te respetas, nadie te va a querer, ni te va a respetar. Eso se lo tenemos que dar a los críos desde el principio para poder cambiar la sociedad, la inteligencia emocional debe ser ya parte integrada de la educación de los jóvenes. Y esto lo tienen que entender los que hacen las leyes.

¿Cree que la falta de enseñanza de la inteligencia emocional o la gestión de emociones es la causante del aumento de casos de violencia de género adolescente?

Por supuesto, y de hijos que pegan a sus padres. Esto es impresionante y no puedo entenderlo, ni por un lado ni por el otro, y eso es porque no se está educando bien. No se está educando en el respeto, yo tengo dos hijas que jamás me han alzado la voz porque me he preocupado en educarlas con respeto e inculcarle unos valores, porque es lo que realmente me interesa que sean buenas personas.

Ese maltrato entre adolescentes, esas relaciones entre los jóvenes en las que hay posesividad, «tu eres mía yo soy tuyo», es terrorífico, es porque alguien no les está enseñando lo que deben enseñarles.

Los raperos como Nach o el Chojin, hacen mucho por los jóvenes. Tienen letras divinas y están enseñando a la gente, y sin embargo no los escuchas en ninguna parte, están como ninguneados. Y en cambio están potenciando el «perreo» que es una cultura nefasta, vale para divertirse, pero ya está. No podemos educar a nuestros hijos pensando que eso es lo que vale y el para qué vamos a estudiar si luego está Gran Hermano. Que está muy bien pero no como meta, tienes que tener aspiraciones buenas.

¿Cree que ha habido un cambio en la forma de educar de los padres?

Claro. Antes los padres trabajaban en la calle y las madres se quedaban en casa. Era otra forma de entender la vida, y llegó un momento en el que la prosperidad en nuestro país llevó a otro modelo de familia, en el que ambos padres están trabajando para conseguir esa casa y ese coche tan buenos y a poder ser tener otro coche más y una casa en el campo, cuando lo importante debería ser que tus hijos se críen bien y da igual si tienen una casa más pequeñita. Ese ansia por poseer cosas lleva a que ambos padres estén trabajando y los niños se estén educado en los colegios y luego en casa, ahora te entretengo con la videoconsola o con el ordenador o lo que sea y los hemos dejado a un lado, por eso surge esta pérdida de respeto, se inculca el «tu eres mi padre y estás obligado a darme», se pierde algo esencial. Hay que llegar a un punto medio entre la educación a palos y la permisividad actual.

¿Por qué es tan importante la inteligencia emocional?

Porque es la manera de gestionar las emociones. Todo lo que hacemos, lo que nos mueve son emociones, entusiasmo, tristeza, alegría, etc si no sabes gestionarlas las confundes, cuando tienes que aplicar una aplicas otra o te quedas estancado en la que no debes.

¿Cree usted en el «si te pasa es porque te conviene»?

Sí. Es un pensamiento budista y es muy bueno. Es real como la vida misma, lo que ha pasado es lo que tenia que pasar, la mente siempre tiende al «y si» pero eso no ha pasado. Te ha pasado esto, vive con esto, no sirve de nada que pienses que podría haber sido de otra manera, no vale para nada. Ese pensamiento budista, es de los que más me gustan.

¿Todo tiene un para qué?

Exactamente. Nos empeñamos en hablar de los porqués y a lo mejor no hay un porqué porque no te lo mereces. Tienes que buscar el para qué, y esto te lo da el tiempo, la paciencia te dice que al final tu vida cambia y se va a ubicar y encuentras un para qué, no quiere decir que te haya pasado eso sea obligatoriamente para que suceda otra cosa, pero si que una vez que te ha pasado ya aparece el para qué.

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