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Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2019

Felipe Benítez Reyes: «Mi manera de interpretar el mundo es a través de la escritura»

El escritor presentó ayer «El intruso honorífico», un diccionario de autor, divertida suma de intereses literarios

Felipe Benítez Reyes en un céntrico hotel sevillano Vanessa Gómez

Jesús Morillo

Felipe Benítez Reyes ha dado a la imprenta uno de los libros que mejor pueden condensar a un autor que pasa por ser uno de los más reconocidos poetas andaluces actuales y un novelista con una desbordante capacidad para crear personajes delirantes y carismáticos —el ya clásico Walter Arias —, en narraciones dominadas por la ironía y el humor .

Se trata de «El intruso honorífico» ( Fundación José Manuel Lara ), un diccionarios de autor que se presentó ayer en la Fundación Cajasol y que se hizo con el último premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos , en el que erudición y comicidad van de la mano en entradas sobre algunos de los autores favoritos del gaditano, pero con lugar también para la prosa poética, el aforismo, la greguería o el microrrelato .

Valgan como ejemplo del tono de un libro que condensa la personalidad literaria de Benítez Reyes parte del texto que dedica al poeta inglés W. H. Auden , «Ludópata estilístico, a costa tal vez de muchas cosas, incluido su propio sosiego estilístico», o la entrada sobre la novela coral, «Segun me dice por teléfono Juan Bonilla , toda obra de ficción que tiene más personajes que lectores».

No sé si un cierto humorismo o una irónica erudición son el fundamento de este libro. Hasta en el prólogo se ríe de una cita de Kierkegaard.

Este libro o se hace con humor o no se hace. Hay un trasfondo general paródico, porque se supone que tanto un diccionario enciclopédico como una enciclopedia son métodos acogidos a la seriedad y el rigor científico. No he querido renunciar al rigor científico cuando doy algún dato, pero sí hay ese afán de convertir la información en literatura. Sería como una enciclopedia personal. Y también hay un afán fríamente documental porque a veces resuelvo una entrada con un simple dato, que puede valer por todo un artículo. Por ejemplo, la entrada de William Faulkner en la que digo: «Si hubiera nacido en el norte, ¿qué?».

«Este libro se hace con humor o no se hace, y tiene ese afán de convertir la información en literatura»

En las entradas de autores, siguiendo en ese terreno, las hay tan breves como la de Faulkner y otras mucho más prolijas, como la que escribe sobre Lord Byron, ¿cómo lo modula?

No tengo una medición de cada cosa. Cuando ves que algo, por muy breve que sea, da en el clavo, pues no lo toco más, lo dejo ahí. Que veo que admite un desarrollo, pues se desarrolla un poco más, aunque siempre dentro de la brevedad. La mayoría de entradas son breves, sintéticas, pero el propósito fundamental era convertir toda esa información en literatura, que se pudiera leer como tal. Hay greguerías, aforismos, incluso, microrrelatos…

Hay, incluso, prosa poética, que en el caso de la entrada de Cádiz me recuerda a las divagaciones de autores como Romero Murube.

La idea era hacer un gran batiburrillo de cosas, con tratamientos muy diversos. Es un libro hecho a lo largo de muchos años, que tiene su germen hace veinticinco años o más.

¿Y cómo lo ha ido desarrollando?

A lo mejor cogía un dato que me interesaba y lo iba apuntando, y ya llegó un momento en que dije, aquí hay un libro. Este libro podría ser infinito, como la enciclopedia Larousse. Así que lo ordené, lo armonicé un poco, suprimí cosas y añadí otras que pensé fundamentales. Pero me quedan muchas otras. Por ejemplo, me quedan muchos autores. Es un libro que muy a la larga, si tengo salud y un poquito de lucidez, tendrá una prolongación.

Como afirma en el prólogo, ¿el origen de todo esto está en cuando adquirió la «Enciclopedia», de Novalis, siendo un adolescente y la pretensión de cuando estudiaba Filología de parodiar todas las figuras retóricas?

Tal cual.

¿La retórica sirve realmente para algo, especialmente, para usted que es escritor?

Por la preceptiva literaria yo pasé un poco de puntillas, porque a mí me interesaba era escribir, no aprenderme todas esas historias que es algo que viene después de la escritura. Yo realmente me hacía un lío con las figuras retóricas, porque las definiciones eran confusas, al menos para mí, los nombres pintorescos, bonitos porque la mayoría eran de raíz griega. Lo convertí en una visión irónica de todo aquello. Y ahí, en gran parte, arranca también este prontuario.

«Queramos o no queramos, incluso cuando hacemos ficción pura, lo que escribimos nos define»

Al final un diccionario de autor habla de muchas cosas pero sobre todo de quien lo escribe.

Queramos o no queramos, incluso cuando hacemos ficción pura, lo que escribimos nos define. La literatura es una traducción de la mirada que tiene un autor sobre el mundo. En este caso, siendo un libro muy impersonal en el método, es un libro muy personal en el desarrollo. Procuro no opinar mucho, porque uno de los grandes temores que tengo en esta vida es sentirme con el derecho de decirle a la gente lo que tiene que hacer, sentir, pensar, dar por bueno o dar por malo… Los que tenemos más o menos una tribuna pública, aunque sea modesta, corremos el riesgo de subirnos al púlpito o, peor aún, de subirnos a un pedestal.

Usted escribe novela, poesía, ensayo, artículos de opinión… ¿cuál es su método de trabajo?

Voy con todo a la vez. La literatura se mueve al fin y al cabo por pequeñas ocurrencias. Tienes una ocurrencia y, de pronto, la tienes que desarrollar. A nadie se le ocurre de pronto una novela entera ni un poema entero ni un relato concreto, se te ocurre una idea y sabes que de ahí puedes empezar a trabajar. Cuando tienes una ocurrencia y practicas varios géneros, la única guía que tienes, como casi todo en literatura, es el instinto.

¿Cuándo ve, entonces, que tiene un poemario o una novela, focaliza toda su atención sobre ella?

Pero cuando estoy metido con una novela, como los poemas tienen muy mala leche, de pronto se te ocurre uno y tienes que interrumpir aquello para darle salida a esto. Estás siempre, no sé, con muchos platos chinos en el aire.

A usted le escuché una vez que se dio cuenta de que era escritor cuando se le ocurre una idea a las tres de la mañana y se levanta para la cama para escribirla.

Todas las profesiones van creando una deformación. Mi manera de ver el mundo y de interpretar la realidad y a las personas es a través de la escritura y de la interpretación literaria. Pienso a través de lo que escribo, si no lo escribiese tendría un pensamiento más en nebulosa, que posiblemente será más cómodo. La literatura a fin de cuentas es una sistematización del pensamiento, una manera de sistematizar un caos, perceptivo e intelectual, y los caos de conciencia y emocionales, intentar darles un cauce, una forma y una apariencia racional.

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