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Feria del Libro de Sevilla 2019

Gonçalo M. Tavares: «El trabajo político del escritor es multiplicar la lucidez de los lectores»

El autor, de los más traducidos de la literatura portuguesa actual, presentó este viernes «El reino»

Gonçalo M. Tavares este viernes en Sevilla Rocío Ruz

Jesús Morillo

Gonçalo M. Tavares es un escritor que si tiene una idea muy clara para un cuento, la desecha. «Para mí escribir es un proceso de investigación . No escribo porque tenga una historia, sino para descubrirla. Escribo para descubrir lo que voy a escribir», afirma este autor portugués cuyo método de trabajo es aislarse cuatro o cinco horas al día en un «bunker» sin internet y sin móvil para «escribir como un loco a partir de dos o tres ideas».

El resultado son narraciones, algunas más novelescas, otras más híbridadas, que van construyendo ciclos como «El barrio» , de carácter lúdico y en el que crea un distrito habitado por algunos de sus escritors favoritos, como Paul Valéry o Robert Walser ; «Enciclopedia» , que define como «una mezcla de ensayo y ficción»; y «El reino» , «muy duro» y «muy político», a vueltas con el mal y Europa .

«A mí me gusta pensar un libro como un ladrillo con el que construir, con la idea de que hay como un sendero que un libro va empezando y otro lo va siguiendo. Cada uno de esos mundos, “El barrio” o “El reino”, va haciendo como un dibujo , que no se sabe cuál es y que será el resultado de muchas líneas».

Gonçalo M. Tavares, uno de los escritores portugueses actuales más reconocidos, traducidos y premiados, acudió ayer a la Feria del Libro de Sevilla 2019 , precisamente, para presentar este último ciclo, prologado en su versión española por Enrique Vila-Matas y compuesto por cuatro novelas con personajes que pasan de una a otra y que tienen temas comunes. «A mí me interesaba en esta cuatro novelas estudiar el mal , entenderlo en general».

Las dos primeras, «Un hombre: Klaus Klump» y «La máquina de Robert Walser» , abordan la guerra, pero también diferentes actitudes sobre ella, porque el protagonista de la primera «quiere cambiar las cosas», mientras que el de la segunda es «alguien que no quiere actuar».

La siguiente, «Jerusalén» , «tiene mucho que ver con la idea de la locura y de cómo la sociedad recibe a los que ha pasado por el hospicio»; y cierra con «Aprender a rezar en la era de la técnica» , que enlaza con el «fascismo» , encarnado en la un médico muy eficaz y sin empatía alguna con sus pacientes que entra en política para practicar una «operación quirúrgica» a la sociedad.

Estas cuatro novelas conforman una tetralogía que es una reflexión sobre Europa , a la que hacen solo alusión los nombres centroeuropeos de sus protagonistas, en una narración que tiende a la abstracción y en la que no hay ni referencias temporales ni geográficas explícitas.

«Los nombres tienen mucha importancia. Para mí estaba claro que no podía escribir esto con nombres portugueses o españoles. Hay un ambiente de Europa central muy claro , pero estas novelas no son necesariamente sobre el siglo XX, por eso no hablo de ninguna ciudad específica.Tiene que ver más con la idea de Europa».

Una Europa en la que el mal se relaciona con la racionalidad y la técnica , con resultados tan aterradores como los campos de exterminio . «Las grandes matanzas de la historia no están provocadas por locos, son muy racionales . Por ejemplo, la fábrica de muerte es un término muy claro. La fábrica ha sido un progreso del hombre, porque permite producir una mesa o un bolígrafo rápidamente y a precios muy bajos. Tiene mucho que ver con la democracia, porque si estuviéramos en la época de los artesanos, solo tendrían ordenador los grandes millonarios».

Por ello, continúa, «es terrible cuando en el siglo XX surge la fábrica de muerte, para producir más rápido y a menor precio la muerte .Eso ha sido un momento muy terrible, por lo que es muy importante reflexionar sobre la racionalidad de la tecnología, porque nunca se ha matado más rápido».

Una visión, la que aportan las novelas de «El reino», reconoce este autor portugués, «muy política», que anima todos su libros «no en términos partidarios, que eso me aburre mucho», sino en el sentido de « pensar en la ciudad , la idea de protestar y estar atento».

«Intento que en los libros la gente pueda mirar hacia el lenguaje o la técnica de una forma distinta después de leerlos. El trabajo político del escritor es multiplicar la lucidez de los lectores , que no hay ciudadano sin pensamiento. La literatura debe contribuir a poner a los ciudadanos atentos».

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